A
primera vista (Segunda parte: Para gusto
se han hecho colores )
Ileana
Vicente
Cuando abrimos
los ojos en una habitación oscura nos rodean bultos más
o menos indiferenciados. Si tuviéramos que vestirnos para
ir a un teatro muy probablemente saldríamos con zapatos de
colores diferentes, sin contar que una blusa o camisa roja no le
vendría bien al pantalón verde.
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Y es
que los seres humanos videntes, quiéranlo o no, se mueven en el
mundo que perciben gracias a los colores; sólo casos muy aislados
presentan cierto tipo de ceguera a los colores y viven como en la televisión
en blanco y negro.

Aristóteles
fue el primer investigador que intentó definir el color, del cual
dijo que dependía de la cantidad de luz y de la oscuridad del objeto;
mientras, de manera práctica, en la India se practicaba la influencia
de los colores circundantes en el acto de amar, así en el Kama
Sutra se dan una serie de consejos acerca del entorno en cuanto a luces
y colores.
Posteriormente y sobre la base de los estudios de Newton, Maxwell, Gardner
y otros se comenzaron a definir términos y se les llamó
colores primarios a aquellos tres que, combinando dos de ellos con cierta
cantidad de luz, diesen todos los colores del espectro visible. De esta
forma quedan definidos (aunque le parezca excesivo) siete (7) colores
primarios: negro, blanco, rojo, amarillo, verde, azul y ámbar.
Lo más curioso es que el color no es energía radiante. Su
espacio es multidimensional, pero al tener que ser estudiado por medio
del hombre como receptor, sólo puede emplearse un máximo
de tres estímulos y de esta forma queda definido un espacio tridimensional
del color.
Entre sus atributos los más estudiados son la intensidad, relacionada
con la aparente cantidad de blanco que contiene y es lo que clasificamos
como "claro" u "oscuro"; el tono, que se refiere al
color puro más próximo, y así tenemos el violeta,
el amarillo o las combinaciones, como pueden ser azul verdoso o rojo púrpura;
la pureza o saturación se refiere a la cantidad del color puro
correspondiente y los adjetivos que se acostumbran usar son vivo (por
ejemplo, un amarillo claro que refleje 60 % de la luz) o profundo
o intenso (un rojo oscuro que refleje poca brillantez). En este conjunto
de indecisiones, aquellos que quieran ver un "blanco puro";
o sea, que refleje toda la luz (100 % de reflactancia), pueden
observar una placa de óxido de magnesio aglomerado, como patrón
blanco reconocido por los constructores de equipos para medir color.
1.
Amarillo sobre negro
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627
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2.
Blanco sobre azul
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563
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3.
Negro sobre naranja
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556
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4.
Negro sobre amarillo
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532
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5.
Naranja sobre blanco
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455
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6.
Blanco sobre negro
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428
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7.
Blanco sobre rojo
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417
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8.
Rojo sobre amarillo
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327
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9.
Verde sobre blanco
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294
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10.
Naranja sobre blanco
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218
|
11.
Rojo sobre verde
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135
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Vivimos
en un mundo formado por colores, y estos ejercen una gran influencia sobre
nuestra conciencia. Todos hemos oído hablar de la psicología
del color; es decir, cómo relacionamos los estados emocionales
con las diferentes tonalidades, y por eso se dice "lo vio todo rojo",
"se puso verde de vergüenza", "es un soñador,
todo lo ve color de rosa", "no hay solución, está
gris con pespuntes negros", etc.

Los seres
humanos videntes se mueven en el mundo
que conocen gracias a los colores.
Resulta
asombroso que en el curso de la historia de la humanidad los colores sean
capaces de despertar las emociones, y por acumulación de leyendas,
impresiones, costumbres e historia se les hayan asignado las siguientes
asociaciones:
Rojo: es el color del fuego, de la sangre y por tanto de la vida,
la actividad. Es inseparable de la pasión, la ira y la guerra.
Estimulante y excitante cuando se emplea en superficies pequeñas,
puede llegar a ser agotador si se emplea en exceso.
Azul: es el color del centro de un bloque de hielo. Se asocia al
espacio, al infinito; es un estímulo intelectual. Simboliza la
verdad y es el resultado de la calma y la reflexión; es sedante
y tranquilo. Si se va haciendo oscuro, puede considerarse amenazador pues
se asocia al mar profundo o al cielo de noche.
Amarillo: es el color del Sol y del oro; por ello se asocia al
esplendor y la riqueza. Es alegre y estimulante, pero no llega a ser agresivo
como el rojo.
Verde: es el color de la naturaleza, del campo, de los brotes de las semillas;
por ello sugiere serenidad, tranquilidad confianza y renacimiento. Es
el símbolo de la esperanza.
Violeta: se asocia a la realeza y la autoridad. Se considera frío
y melancólico con una influencia tranquilizadora.
Estas influencias y asociaciones han demostrado su eficiencia, por eso
cuando se pinta un área de trabajo tanto el gusto personal como
las tendencias de la moda deben supeditarse a las necesidades de las actividades
a realizar, facilitando la visión, y conjugarse con el sistema
de iluminación para suavizar contrastes desfavorables. Si la mezcla
no es armónica, el continuo reajuste de los músculos del
ojo en la búsqueda del equilibrio al pasar de un tono a otro provoca
fatiga. Cuando se quieren notas discordantes éstas deben ser tan
eficientemente planificadas que es mejor olvidarnos de ellas y no introducirlas
en nuestro entorno.
Esta influencia sobre el ánimo, el sentimiento y los sentidos ha
hecho que se emplee racionalmente para advertir áreas peligrosas,
ofrecer información, reducir el consumo de energía eléctrica
y mejorar las condiciones de trabajo.

Influencia de la iluminación en la apreciación de los colores.
Como
ejemplo tenemos una fundición en la que el ambiente es naturalmente
caluroso y se observan llamas u hornos al rojo vivo. En este caso el empleo
de colores verdes y azules en grandes zonas ayudan a disminuir la sensación
de calor con la consiguiente fatiga. Por el contrario, en una fábrica
de espejos, donde los reflejos y las tonalidades del vidrio dan sensación
de frío, son convenientes los colores cálidos en las paredes,
como el beige o el canela. El rojo en grúas móviles, el
amarillo en vigas de hierro y el verde y el rojo en las maquinarias, dan
tonos variados y llamativos en una nave de reparaciones mecánicas
donde se someten a diversas operaciones piezas o elementos de acero o
hierro.
La combinación de colores para destacar información debe
ser también cuidadosamente seleccionada; no basta escribir las
letras o signos sobre un fondo del color complementario, pues difícilmente
se distinguen las letras rojas sobre verde ni las advertencias en negro
sobre fondo rojo, tan habituales en nuestro entorno. Claro está
que los tamaños, distancias y estilos ejercen una gran influencia.

Diferentes relaciones de tonalidades, intensidad,
saturación y pureza.
En una
encuesta realizada empleando once parejas de colores en carteles de tamaño
uniforme y con la misma iluminación, se calificó su visibilidad
de manera arbitraria sobre un máximo de mil puntos y se obtuvieron
los siguientes resultados que aparecen en la tabla de la página
29. La primera de estas combinaciones se emplea en señales de protección,
especialmente para apreciar distancias y señalar puntos salientes
como pueden ser vigas a baja altura, escalones, desniveles; en general
quiere decir "vaya con cuidado".
El color naranja es más directo que el amarillo; sugiere atención;
con él se pintan las partes peligrosas de las maquinarias como
cuchillos y tenazas. El rojo es el más "gritón",
se usa en los extintores y su mensaje es: protección contra el
fuego. El verde, por ser la confianza y la seguridad, debe identificar
lugares de socorro y botiquines. El blanco representa la limpieza y el
orden, por eso se emplea para marcar la circulación de vehículos
en la calle.
La luz permite ver los colores, y al mismo tiempo hace variar sus apariencias.
En la actualidad se dispone en establecimientos comerciales de al menos
tres tipos de bombillos fluorescentes (los de mayor energía, y
paradójicamente llamados de "luz fría"). Las marcas
comerciales de menor categoría no tienen especificaciones y dice
solamente fluorescent bulb, pero a veces tienen un segundo letrero: white
light o day light, y esto hace que las superficies iluminadas presenten
diferentes tonos según usemos uno u otro tipo de bombillo.
Otro adjetivo empleado por los pintores se refiere a su temperatura; así,
a los colores rojo, naranja, amarillo y tonos derivados como son crema,
marrón, siena, etc., se les dice cálidos; el verde, azul,
blanco y negro son fríos; y el gris es neutro. Nada más
lejos de la realidad si nos referimos al experimento del "cuerpo
negro": aquella cajita hipotética que nos empeñamos
en derretir a fuerza de aumentarle la temperatura logrando que cambie
de color según aumenta ésta. La secuencia observada será:
rojo pasa a anaranjado, pasa a amarillo, verde, azul y blanco; por supuesto,
no se le ocurra tocarla cuando la vea de colores fríos pues perderá
la piel, ya que éstos requieren de mayor energía.
Hace años se publicó un artículo acerca de una mujer
invidente que distinguía los colores con las manos. En ese momento
se habló de habilidades psíquicas y extrasensoriales; sin
embargo, ahora que conocemos las diferencias de energía entre uno
u otro color ya no es tan extraordinaria esta capacidad.
Tal vez, si todos pudiésemos desarrollara nos vestiríamos
con la ropa y los zapatos adecuados aun en medio del apagón.
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