Alí
Wattwatt y las construcciones acristaladas
Bruno Henríquez
En las zonas
turísticas cercanas a la casa de Alí crecen los nuevos
edificios. A lo lejos se ven sus brillantes superficies acristaladas
que dan la sensación de modernidad y civilización.
En ellos se refleja el Sol por la mañana y por la tarde,
molestando a peatones y choferes.
Alí se pregunta cada día si esa moda de copiar construcciones
ajenas al clima de su país consume energía en exceso
o si por el contrario ayuda a ahorrarla.
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En uno
de los hoteles de su ciudad, el Majagua Libre, vio cerrarse sus balcones
con vidrios, para aumentar el área habitable de los cuartos. Antes
de cerrar el balcón los rayos directos del Sol sólo daban
sobre los vidrios de la puerta del balcón al atardecer, sin producir
molestias por la carga térmica, pero después de cerrado
el balcón se convirtió en un invernadero que además
de calentar el balcón calienta el aire de la habitación,
que no se refresca con el aire acondicionado, ya que el aire es transparente
a la radiación y no sirve para sacar el calor que se produce por
el efecto invernadero.
Al hotel hubo que cambiarle el sistema de aire acondicionado por uno mayor,
pues las habitaciones, antes frescas, ahora son como saunas y la climatización
no las mejora hasta por la noche cuando ya el Sol se ha ido.
El consumo energético del hotel aumentó casi al doble y
quienes se alojan en él se quejan de la falta de comodidad.
En otras partes de la ciudad se han sustituido las puertas enrollables
metálicas, ya muy viejas, por paredes de aluminio y vidrio que
permiten la visibilidad al exterior, pero crean condiciones de calor excesivo
en los locales, antes ventilados naturalmente y muy típicos en
la tropical ciudad donde vive Alí.
Por otra parte, han proliferado unas cabinas donde funcionan los teléfonos
públicos a los que se les da el nombre de locutorios y que son
unas cajas rectangulares con paredes de vidrio, aire acondicionado y unas
cortinas de persianas internas. Estos pequeños invernaderos se
sitúan en cualquier lugar de la ciudad y raras veces debajo de
un árbol o en una acera donde haya sombra la mayor parte del día.
Son grandes consumidores de energía debido al calor generado por
el efecto invernadero, la alta radiación en su interior y la necesidad
de tener encendido constantemente el acondicionador de aire sin que su
resultado sea el esperado.
Alí recorre su ciudad sorprendido de la proliferación de
tanta pared de vidrio donde incide el Sol directamente, sin protección
para la radiación y la indolencia ante el consumo excesivo de energía.
Ante la duda de por qué nadie propone otra solución o le
sale al paso a este derroche se acercó a donde unos obreros instalaban
vidrios en una cafetería en proceso de remodelación.
Preguntó al jefe de la obra por qué ponían vidrios
y este le respondió que eran más estéticos, que la
instalación debía cerrarse herméticamente para poner
el aire acondicionado, por ser mejor y constituir un signo de desarrollo.
- ¿No será mejor hacer algo que se pueda abrir al aire libre
cuando no se ponga el aire acondicionado, o que permita cambiar el aire
y ventilar para ahorrar electricidad o prever la ventilación natural
cuando fallé la electricidad -preguntó Alí.
- No, hombre, no, aquí no va a faltar la electricidad y no va a
hacer falta abrirlo al aire libre. El aire acondicionado es mejor, y mientras
más frío, más saludable; así uno no sufre
con el calor.
- Pero el comfort no es pasar frío, y uno se siente muy bien con
el aire fresco y no encerrado como en una pecera.
- Oiga, se gasta lo mismo si pone aire acondicionado que si se pone un
ventilador.
Además, esta cafetería paga la electricidad en divisa, así
que puede poner lo que quiera.
Alí comprendió que discutir era inútil si no llevaba
una respuesta concreta con los datos, cálculos y ejemplos adecuados.
Alí, como siempre que tiene alguna duda, visitó a uno de
sus amigos que trabaja en el tema que le preocupa. En este caso vio al
especialista Manuel Álvarez, que tiene mucha experiencia en la
energía solar térmica. Manuel le explicó que no siempre
el efecto en las construcciones acristaladas es negativo, por ejemplo,
cuando la fachada que tiene los cristales está al norte, por lo
menos en la latitud donde vive Alí y más al Norte, por ella
entra la luz difusa de la bóveda celeste y no los rayos directos
del Sol, con eso los cristales ayudan a la iluminación natural.
Para evitar el efecto negativo en las fachadas soleadas se recomienda
el uso de toldos, aleros y quitasoles que son elementos de sombra externos,
con lo que se evita que los rayos directos del Sol penetren en la habitación
y produzcan el calor no deseado.
Pero
no siempre la entrada de los rayos directos del Sol a través de
los cristales es negativa. Con los vidrios y gracias al efecto invernadero
se hacen los calentadores solares de agua y de aire, los secadores solares
que sirven para secar diversos productos como madera, frutas y plantas
medicinales; también se hacen las cocinas solares y los destiladores
de agua.
Manuel Álvarez, además, le explicó cómo funciona
el veranero, una instalación acristalada que tiene su techo formado
por un estanque con el fondo transparente y lleno de un líquido
coloreado que deja pasar sólo los colores de la luz que utilizan
las plantas que están en su interior, lo que brinda la posibilidad
de una buena iluminación sin calor excesivo.
Cuando vuelva a ver una construcción con muchos cristales mírela
bien y recuerde que además de tener belleza según use esos
vidrios, puede causar el derroche de energía y la pérdida
de comfort. Si está en sus manos modificar o hacer una construcción
antes de poner los vidrios, analícelo con los especialistas y verá
cómo una buena distribución de los cristales en las fachadas
puede producir una mejor iluminación, mejorar el aspecto de su
edificio, ahorrar energía y disminuir el calor y las molestias
de tantas construcciones que abundan en nuestras ciudades del trópico.
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