Abejas,
alimentación y salud
La abeja, en su eterno vuelo, ejerce la magia de la persistencia
para ofrecernos la miel, la jalea real, el polen y los propóleos.
Madelaine
Vázquez Gálvez
Ingeniera tecnóloga. Especialista en tecnología y
organización de la alimentación social.
Autora del libro Cocina ecológica en Cuba.
Dirige y asesora el Eco-Restorán El Bambú,
del Jardín Botánico Nacional. Miembro
de CUBASOLAR. Tel. (537) 547278
E-mail: hajb@ceniai.inf.cu
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Resulta
fascinante que en la naturaleza existan seres tan pequeños que
traigan al hombre grandes beneficios. Las abejas representan el paradigma
de la laboriosidad y el empeño, protagonistas de un interesante
y organizado modo de vida, que sólo con paciente estudio ha logrado
salir a la luz y maravillar a todos. Del resultado de su encomiable esfuerzo
se deriva la obtención de un sinnúmero de sustancias de
alto valor nutricional y medicinal, que el ser humano ha procurado utilizar
para su provecho.
Vale destacar que las abejas en su ajetreo diario utilizan el néctar
de las flores y la ligamaza (líquido viscoso producido por afidios
y cochinillas) como materia prima básica para la producción
de la miel. Cada kilogramo de miel exige unos cincuenta mil viajes; es
decir, en cada trayecto una abeja transporta a la celda el néctar
suficiente para obtener dos centigramos de miel. Otros elementos como
la jalea real, el polen y los propóleos complementan la enorme
riqueza que nos proporcionan estos dorados insectos.
Jalea real
En toda colmena existe una reina, hembra de mayor tamaño que las
demás, y que se distingue de las abejas obreras por su fecundidad.
En cantidad muy limitada existen también los llamados zánganos,
abejas del sexo masculino cuya única función en la vida
es la de fecundar a la reina virgen. La inmensa mayoría restante
de veinte a sesenta mil son las obreras, hembras estériles
que cumplen junto a otras funciones con la producción de miel,
cera y una sustancia especial, de color blanquecino, olor peculiar y sabor
acre: la leche de abejas o jalea real. Las abejas obreras producen la
jalea real para alimentar a las larvas comunes tan sólo los tres
primeros días de vida y a las larvas seleccionadas por todo el
tiempo, que son las que finalmente se convertirán en reinas.
La jalea real resulta de la secreción de determinadas glándulas
de las abejas obreras jóvenes denominadas nodrizas
que se especializan en este trabajo. La larva puede ser más
de una alimentada con jalea real llega a ser adulta en sólo
dieciséis días, mientras que sus hermanas requieren de veinticuatro
días para ello.

Entre las abejas de miel, o abejas melíferas, la reina es
la única hembrasexualmente productiva en la comunidad y,
por tanto, la madre de todos los zánganos, obreras y futuras
reinas.
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Tan
solo por la diferencia de la alimentación, la abeja reina
en plena madurez tendrá el doble de peso y tamaño
que las demás abejas. De igual modo, será una extraordinaria
longeva con una existencia que se prolongará de cinco a ocho
años, mientras que las obreras vivirán de dos a tres
meses solamente. La reina será fecunda toda la vida, durante
la cual depositará diariamente su peso en huevecillos (cerca
de dos mil).
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La jalea
real está compuesta por 66 % de agua, 14 % de azúcares
especiales, 10 % de proteínas, 6 % de grasas, además
de las vitaminas, más de quince minerales, hormonas y sustancias
antibióticas. Hoy día se desconoce su formulación
exacta: cerca de 3 % de su composición permanece incierta.
Al parecer, este porcentaje parece ser tan importante como el resto y
tal vez sea una de las causas de sus prodigiosas propiedades. Lo cierto
es que posee una gran riqueza en vitaminas A, C y E, así como del
complejo B. Se distingue fundamentalmente por la presencia de ácido
pantoténico y es considerada como una de las fuentes naturales
más ricas de esta sustancia. La jalea real es la única fuente
natural del ácido graso menos común: el ácido 10-hidroxi-2-decenoico,
que al parecer posee una notable actividad anticancerígena. Por
su riqueza nutricional, la jalea real resulta un importante complemento
alimenticio que puede ser consumido por todos.
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La
acción benéfica de sus componentes le confiere notables
virtudes medicinales. Algunos investigadores la recomiendan para el
tratamiento de ciertos grados de anemia, agotamiento físico
y mental, hepatitis, arteriosclerosis, várices, eczemas, menopausia
y hemorroides.En general se considera que la leche de abejas produce
un estado general de bienestar, una mejoría en el ánimo
y un sueño más reparador, con sólo una advertencia:
debe utilizarse jalea real fresca o liofilizada (la liofilización
consiste en desecar un producto de delicada conservación a
muy bajas temperaturas para asegurar la preservación de sus
componentes). |
Existen
grandes expectativas con relación a sus propiedades de contribuir
a prolongar la vida. También se ha demostrado que posee un notable
poder antibiótico y que, al entrar en contacto con ella, muchos
gérmenes patógenos perecen rápidamente. Ante toda
esta variedad de efectos favorables, vale la pena su consumo, que se recomienda
en muy pequeñas dosis y que sin duda puede ser un complemento perfecto
para una vida más sana.
Polen
Considerado por los antiguos griegos como símbolo de vida, constituye
uno de los medios de reproducción de las plantas superiores; nada
menos que el elemento masculino que al fecundar a los óvulos da
origen a las semillas. El polen disponible en la floresta es también
un alimento para variadas especies de animales como abejas, abejorros,
mariposas, escarabajos, pájaros, murciélagos, ratones campestres
y ardillas.
La producción de polen en cada planta es muy grande: abarca desde
algunos miles hasta más de cincuenta millones de granos por temporada.
Toneladas de este alimento de primera calidad se aprovechan, gracias a
la diligencia de las abejas. Estas son las encargadas de polinizar (es
decir, fecundar) cerca de 80 % de las plantas fanerógamas
comestibles. Cuando en los apiarios se desea obtener polen, se instalan
unas trampas especiales en la entrada, las cuales despojan de su carga
de polen adherida a las patas posteriores a cada abeja que
va llegando.
El néctar de las flores es rico en carbohidratos pero pobre en
proteínas, que son necesarias para reponer el desgaste diario.
Las proteínas al igual que las vitaminas y los minerales
que faltan, los proporciona el polen. De manera que al utilizar el polen
como alimento de sus larvas, las abejas, indirectamente, ayudan a complementar
nuestra alimentación.
La proteína de polen es completa; es decir, contiene los ocho aminoácidos
esenciales para la nutrición humana. De esta manera se convierte
en una de las proteínas de más alto valor biológico,
superior incluso al de la carne y comparable con el de la leche. Los carbohidratos
del polen son fácilmente asimilables, contienen glucosa, fructosa
y sacarosa, junto a otras sustancias menos comunes como la refinosa, la
dextrina, la polenina y la lactosa (esta última, jamás hallada
en otra parte del reino vegetal).
Al
igual que la jalea real, los secretos de la poderosa acción
revitalizante del polen aún no han sido del todo develados.
Se sabe que contiene más de treinta nutrientes distintos, pero
una fracción ascendente a 2,5 % ha resistido todos los
intentos del análisis químico. Se trata de factores
desconocidos que obran como vigorizantes, los cuales proporcionan
al polen muchas de sus cualidades como tónico y reconstituyente.
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La única función de los zánganos es aparearse
con las nuevas abejas reinas. Una vez consumado el apareamiento,
que siempre tiene lugar durante el vuelo a cielo abierto, el zángano
muere de forma inmediata.
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El polen
entomófilo, que es el que recogen los insectos, ha sido utilizado
con excelentes resultados para las personas que padecen de asma y ciertos
tipos de alergia.
El polen de las flores se recomienda para las personas con exceso de trabajo
o con agotamiento físico y mental, a quienes estén convalecientes
de una larga enfermedad y a los ancianos. La dosis de consumo para un
adulto es de una cucharada sopera colmada (28 g) en el día.
Para los niños media cucharada y para los ancianos y enfermos hasta
dos cucharadas. El polen en gránulos puede ingerirse solo, mezclado
con miel, con yogur, o bien disuelto en sopas.
El polen de flores tiene notables propiedades antibióticas que
resultan de gran utilidad en el tratamiento de algunas enfermedades infecciosas.
También ha sido utilizado en la dieta de los cosmonautas y de los
campeones olímpicos. Su aplicación es muy útil para
la curación de la úlcera gástrica y la regulación
de las funciones intestinales. Se recomienda para atenuar los síntomas
de la arteriosclerosis y para la reducción del colesterol.
Estudios
realizados recientemente en Estados Unidos señalan que ayuda
a disminuir la incidencia de tumores benignos en las mamas. Asimismo,apoya
la disminución de molestias y trastornos asociados a la menopausia
y actúa como sedante natural. En vista de todo esto, es el
polen una panacea vegetal que no debe desestimares si queremos descubrir
el secreto de la vida y la salud.
Propóleos
Se conocen con el nombre de propóleos a las sustancias resinosas
que recogen las abejas fundamentalmente de las yemas y pedúnculos
florales de ciertas plantas. Cuando se encuentran en la colmena son
de un color que varía del amarillo al rojizo oscuro. En tiempo
de frío los propóleos son duros y quebradizos, pero
con el calor se tornan más manuables. Es por ello que las abejas
generalmente los recolectan bien avanzada la mañana. Las abejas
los emplean para tapar las rendijas y grietas de la colmena; para
barnizar los panales, así como el piso, techo y paredes del
cajón, hasta dejarlos limpios y brillantes. |
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Según
experimentos realizados, cuando a la abeja reina se le elimina el
suministro de jalea real, suspende su producción de huevecillos;
si la carencia de esta sustancia se prolonga, entonces muere en
menos de seis meses.
En trabajos de laboratorio se ha demostrado que otras especies pueden
prolongar su vida ingiriendo jalea real. La mosca de la fruta aumenta
su período de vida hasta en 120 %, los ratones blancos
hasta en 110 % y los conejos 87 %.
Un grano de polen que no supera los 0,05 mm, es capaz de
dar origen a plantas que pueden medir más de 100 m
de altura y pesar decenas de toneladas.
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Los hombres
comenzaron a emplearlos desde épocas remotas. Los antiguos egipcios
usaban los propóleos, mezclados con otras sustancias, para embalsamar
cadáveres de personajes muy importantes, como las famosas momias
egipcias. En el Corán y en la Biblia aparecen mencionados como
una sustancia muy preciada por los antiguos por su notable efecto curativo.
La reina Cleopatra los utilizaba en su taller de cosmetología.
En los países de la zona del Caribe las abejas buscan con empeño
las resinas de poca consistencia, como las del ocuje, almácigo,
cítricos, eucaliptos, mango y aguacate.
Las abejas obtienen su carga de trozos de resina que aparecen sobre la
corteza de los árboles, tanto en el tronco como en las ramas. De
esta manera, se posan sobre la resina y con las mandíbulas rompen
y desprenden una hebra y la moldean en forma de una pelotilla de polen.
Esta operación se repite varias veces hasta que haya un trozo bastante
grande de propóleos adheridos a cada cestilla de polen. Las abejas
acopiadoras de propóleos entregan su carga a las abejas de la colmena,
que son las que la aplican con las piezas bucales en los lugares en donde
haga falta.

En cualquier zona templada del mundo, justo en la primavera el número
de abejas obreras varía entre 8 000 y 15 000, llegando a
80 000
a principios de verano.
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Los
propóleos se consideran un poderoso antiséptico, se
recomiendan para heridas y quemaduras y también como un excelente
antiparasitario. En la industria farmacéutica se elaboran como
caramelos para curar diversas dolencias.
Los propóleos poseen propiedades bactericidas, cicatrizantes,
fungicidas, anticolesterolémicas, antiparasitarias, antinflamatorias,
antitóxicas, antivirales, antiestresantes, analgésicas,
anestésicas y estimulantes de la inmunogénesis. Todo
este caudal de beneficios hace que esta farmacopea vegetal sea un
elemento indispensable para los seguidores de la medicina natural,
que nos abre nuevos horizontes para una vida mejor. |

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Recetas
melíferas
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Ensalada
color naranja a la miel
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Ingredientes
para 4 raciones
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Procedimiento:
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Calabaza
|
230
g
|
¼
unidad
|
1.
Rallar la calabaza y mezclarla con la miel y el jugo de limón.
2. Cortar el mango y la frutabomba a la Juliana fina.
3. Extraer las supremas de naranja para decorar.
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Miel
de abejas
|
28
g
|
1
cda
|
Jugo
de limón
|
25
mL
|
½
unidad
|
Mango
|
120
g
|
2
tajadas
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Frutabomba
|
160
g
|
1
taza
|
Naranja
|
100
g
|
1
unidad
|
Hinojo
|
1
g
|
3
ramitas
|
Ensalada
de piña, miel y ajonjolí
|
Ingredientes
para 3 raciones
|
Procedimiento:
|
Lechuga
|
120
g
|
2
tazas
|
1.
Lavar bien la lechuga y cortarla en tiras finas.
2. Cortar la piña en dados medianos.
3. Poner la lechuga en una ensala-dera y colocar encima los
dados de piña.
4. Unir el jugo de limón y la miel y verterlos sobre
la composición (se puede aflojar con un poco de jugo
de piña).
5. Espolvorear con el ajonjolí tostado.
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Piña
|
140
g
|
1
taza
|
Jugo
de limón
|
15
mL
|
1
cda
|
Miel
de abejas
|
56
g
|
2
cdas
|
Ajonjolí
(sésamo)
|
30
g
|
3
cdas
|
Salsa
de mango y miel
|
Ingredientes
para 2 tazas
|
Procedimiento:
|
Pulpa
de mango
|
260
g
|
1
taza
|
1.
Mezclar la pulpa de mago con el vinagre y la miel de abejas,
y dejar cocinar durante 2 minutos.
2. Dejar refrescar.
3. Mezclar la sal, la pimienta, la albahaca, el perejil, la
cebolla y el cebollino picados finamente, tipo brunoise.
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Vinagre
|
30
mL
|
1
cdas
|
Miel
de abejas
|
60
g
|
2
cdas
|
Sal
|
10
g
|
2
cdtas
|
Pimienta
molida
|
0,6
g
|
¼
cdta
|
Albahaca
seca
|
|
1
pizca
|
Perejil
picadito
|
30
g
|
½
taza
|
Cebolla
|
50
g
|
1
unidad
|
Cebollino
|
30
g
|
3
tallos
|
Turrón
de maní y miel
|
Ingredientes
para 690 g de turrón
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Procedimiento:
|
Maní
|
480
g
|
3
tazas
|
1.
Moler el maní sin tostar, con la cuchilla más
fina.
2. Hervir la leche con la miel de abejas y el azúcar.
3. Retirar la mezcla del fuego cuando haya hervido 2 minutos
comprobando si al tocarla se pega ligeramente a los dedos.
4. Añadir el maní molido revolviendo continuamente.
5. Batir hasta que se forme una pasta.
6. Verter en un molde de yagua o cartón, colocado sobre
un paño húmedo.
7. Aplastar bien y dejar enfriar.
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Leche
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125
mL
|
½
taza
|
Miel
de abejas
|
28
g
|
1
cda
|
Azúcar
refino
|
300
g
|
1½
tazas
|
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