Junto
al Cemí
de Gran Tierra
Enrico
Turrini
Pensador y científico
nacido en Italia.
Autor de los libros
El camino del Sol
y Energía y democracia,
entre otros títulos
y artículos.
Miembro de Honor
de CUBASOLAR.
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Discurso pronunciado
en el acto de entrega del Cemí de Gran Tierra, otorgado a los esposos
Enrico y Gabriela Turrini, por la Asamblea Provincial del Poder Popular
de Guantánamo.
Queridos hermanos
y hermanas guantanameros:
Hoy, 19 de abril de 2003, no puede faltar un pensamiento con referencia
al aniversario 42 de la victoria de Playa Girón, una victoria que
llega hasta estos días. Podríamos decir, junto al escritor
mozambiqueño Mia Cauto, en carta abierta al presidente Bush: «Ustedes,
los poderosos, tienen armas de destrucción masiva; nosotros, los
cubanos, pueblo de un país pequeño, tenemos un arma de construcción
de masa: la capacidad de pensar».
Breves palabras expresaré, las cuales en realidad salen de dos
corazones: de Gabriela y Enrico. Nos sentimos muy agradecidos de la Asamblea
Provincial del Poder Popular de Guantánamo, del Partido y de todo
el pueblo por el galardón El Cemí de Gran Tierra. Para los
antiguos habitantes taínos de esta región el cemí
era «el que hace llover y hace que haya Sol», y ahora es,
desde 1997, símbolo oficial de la provincia, porque ustedes comprenden
bien que el agua y el Sol generan y mantienen la vida en nuestro planeta.
Desgraciadamente el imperio, corrompido por el poder y el dinero, tiene
dificultades para comprender eso. Él prefiere como símbolo
el petróleo, que se encuentra en las profundidades oscuras de la
Tierra y, como pudimos darnos cuenta en la Cumbre de Johannesburgo del
pasado año y en el Fórum de Kyoto en el presente (declarado
Año Internacional del Agua), pone obstáculos a los proyectos
para resolver el grave problema de la falta de agua limpia en el mundo:
hoy un hombre de cada cuatro no la tiene y más de dos millones
mueren anualmente por esta causa, y las previsiones son que en el año
2020 no dispondrán de agua limpia cuatro mil millones de personas.
No hubiéramos podido recibir regalo más lindo en este mes
de abril cuando Gabriela y yo cumplimos cuarenta años de vida juntos;
un verdadero aliento para adelantar con ustedes en el camino de la maravillosa
Revolución Cubana, que pudimos apreciar directamente desde 1993
cuando conocimos por primera vez a Cuba. Ahora tengo que explicar un poco
más mi alegría por este encuentro conmovedor y nuestro agradecimiento
a ustedes. Hace falta ante todo subrayar que nos parece demasiado un reconocimiento
tan grande como este galardón. Todos ustedes, eso sí, merecen
un reconocimiento particular, pues son ustedes los maestros que nos permitieron
comprender, no sólo con las palabras sino con el ejemplo, es decir,
con vuestras vidas, que «otro mundo mejor es posible», un
mundo con justicia y amor, solidaridad y dignidad, un mundo con democracia
y socialismo verdaderos. Así nuestra vida cambió y nos sentimos
felices mucho más que antes. Ahora somos más viejitos, pero
felices con todos los hermanos, hijos, sobrinos y nietos que tenemos en
Cuba. Además, Guantánamo es una de las provincias más
revolucionarias, donde más se desarrollan las fuentes de energía
solar (40 % de los consumos energéticos provienen de fuentes renovables),
y pensamos con mucha alegría en el mes de abril del próximo
año, cuando se celebre aquí el sexto Taller Internacional
de CUBASOLAR.
Pensamos en todas las obras que se están realizando, los campismos
para jóvenes, verdaderos centros de «batallas de ideas»,
la solarización de escuelas, hospitales y casas del Médico
de la Familia, centrales hidroeléctricas, la transición,
debido a la caída del precio del azúcar, de los monocultivos
de caña a cultivos diversificados y biológicos, etcétera.
Entonces, no tenemos palabras para expresarles las gracias a ustedes;
nos sentimos siempre menos europeos y siempre más cubanos, siempre
menos italianos y siempre más guantanameros y masoenses (desde
1995 somos hijos del municipio El Salvador, y desde 2001 hijos del municipio
Bartolomé Masó). Ustedes pueden sentirse orgullosos de vuestra
capacidad para convencer a las personas que siempre vivieron en el mundo
del neoliberalismo, totalmente loco e injusto, que vive sobre la muerte
del Sur, sobre el sufrimiento de millones de hombres y de la naturaleza.

Gabriela y Enrico Turrini muestran orgullosos la réplica del Cemí
de Gran Tierra y el diploma acreditativo,
otorgados por la Asamblea Provincial del Poder Popular de Guantánamo.
Si ustedes quieren
encontrar un mérito en Gabriela y Enrico deberían limitarse
a lo siguiente: no nos gusta pararnos, queremos caminar adelante; si encontramos
en la vida a alguien (como ustedes) que nos permite comprender que estamos
equivocados, no cerramos los ojos para no ver y las orejas para no entender,
sino que estamos listos para cambiar la vida y consideramos locura seguir
como antes. Entonces, hoy es un día de fiesta, un día inolvidable
para todos los presentes, para ustedes, pues se pueden dar cuenta de ser
la señal de la esperanza y la acción para quien un poco
desesperado (como nosotros) busque algo imposible de encontrar en el mundo
del neoliberalismo, que ahora con la guerra contra Irak, una lluvia de
bombas y mentiras, y el inicio de un plan llamado PNAC (Project for New
American Century) para poner poco a poco todo el planeta a sus pies, ha
mostrado su verdadera cara feroz y cruel; un día inolvidable para
nosotros, pues con ese gesto podemos comprender todavía más
el valor de ustedes los revolucionarios cubanos, que son capaces de poner
en estado de igual dignidad a los que dan con gratitud la ayuda (ustedes)
y los que aceptan recibirla (Gabriela y yo).
Hay así las condiciones de una hermandad verdadera y profunda,
de ideas, que permite entregarse siempre más todos juntos para
la construcción de un mundo nuevo, propuesto por Martí,
el Che, Fidel, los cinco héroes prisioneros del imperio..., para
que Cuba, y en particular Guantánamo, sea un ejemplo de revolución
socialista que se desarrolla mediante una revolución solar, y así
lograr que los pueblos vivan felices en una naturaleza sana. Podemos,
en el año del aniversario 150 del natalicio de José Martí,
decir con él y tener como proyecto de vida las palabras «venimos
del Sol y al Sol vamos».
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