Educación ambiental
para comunidades costeras
Ficha bibliográfica:
González Ruiz, Marleny; Guillermo García Montero
y Maida Montolio Fernández. Educación ambiental para comunidades costeras.La Habana: Acuario Nacional de Cuba, 2003. 80 p. |
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El Acuario Nacional de Cuba asumió desde 1997 un proyecto de educación ambiental
en tres comunidades costeras del occidente cubano. La experiencia se nos presenta
ahora en un libro útil que exhibe la capacidad autogestora de niños, jóvenes y demás actores sociales de esas comunidades en la solución de sus propios problemas ambientales, marinos y costeros.
Educación ambiental para comunidades costeras se presenta primariamente como una herramienta para maestros y profesores de la enseñanza general, quienes podrán adecuar el contenido de forma creadora en los programas educativos oficiales. También puede emplearse como complemento de otras actividades fuera de la docencia o para introducir
o motivar temas de interés no contemplados en estos programas, como es el caso de las temáticas referidas al mar.
El proyecto, en su primera fase, constata la parca inclusión de los temas costeros marinos en el currículo educativo. Por eso los autores del libro –Marleny González Ruiz, Guillermo García Montero y Maida Montolio Fernández– incluyeron el programa asumido con sus indicaciones metodológicas, actividades prácticas, juegos didácticos, modelos de encuestas y otros materiales que ayudarán al docente a familiarizarse con la temática marina.
La impresión de la obra fue asumida por el Acuario Nacional de Cuba y la organización británica Save the Children. Este proyecto se ejecutó durante tres años en Surgidero de Batabanó, Boca de Jaruco y Cojímar. Sus actividades involucraron a niños y jóvenes como actores sociales principales y los iniciaron en la solución de problemas ambientales,
y paulatinamente se fueron insertando responsables administrativos, políticos y de organizaciones sociales.
La experiencia demostró la validez de priorizar la participación de todos los que puedan y quieran experimentar sus potencialidades. Esta relación entre querer y poder se logró con la creación de un ambiente de apoyo, aprecio y respeto hacia las personas y su entorno.
Uno de los autores, Guillermo García, quien a su vez dirige el Acuario Nacional, logra captar la génesis y utilidad de la obra: «¡Qué gran paradoja! En plena comunidad de pescadores, eternos y envidiables conocedores de su entorno, sus pobladores –niños, jóvenes, adultos y ancianos– ardían en deseos de conocer, de preguntar, de intruirse sobre aquello que, sin embargo, les había proporcionado el sustento propio y el de su familia durante toda la vida (...). Y luego, como consecuencia lógica, surgió la necesidad de plasmar en un texto entendible y aplicable los «por qué», «cómo» y «con qué» necesarios para que educadores y/o activistas puedan desarrollar su acción educativa y ambientalista en sus comunidades costeras». (A. Montecinos).
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