La energía de la biomasa
Manuel Antonio Fernández Domínguez
Licenciado en Ciencias Biológicas.
Máster en Educación Ambiental.
Coordinador del Taller de Educación Ambiental
de la Universidad de Santiago de Compostela.
Tel. (981) 563100.
e-mail: manuelantoniof55@yahoo.es
Mario Alberto Arrastía Ávila
Licenciado en Educación, Especialidad
de Física y Astronomía,
Jefe de la Cátedra de Educación Energética
y Medioambiental, del Instituto Superior Pedagógico Enrique José Varona (ISPEJV). Tel. (537) 2092144.
e-mail:hcf@infomed.sld.cu
Hacia el Sol se erigen los árboles
como gratitud por la energía cedida. |
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Las plantas transforman la energía solar en energía potencial química y la almacenan
en los carbohidratos a través de la fotosíntesis. La biomasa fue la primera fuente de energía utilizada por el ser humano. Con el descubrimiento del fuego, nuestros antepasados dieron un gran paso de avance en el aprovechamiento de la energía. Pero con esto, también iniciaron paralelamente la destrucción de las masas forestales que cubrían gran parte
de la superficie del planeta, fenómeno que continúa en la actualidad con la quema y la tala indiscriminada de bosques y selvas.
Las plantas toman el agua y los nutrientes del suelo, a través de las raíces, y el CO2
del aire a través de las hojas. De las plantas la energía solar pasa a los animales a través de la cadena alimentaria, y luego se almacena en todos los residuos derivados
de la actividad de los seres vivos. Por eso, se suelen considerar tres tipos de biomasa:
la vegetal o primaria, la animal o secundaria y la residual o terciaria.
La variedad de materiales incluidos en el concepto de biomasa hace que existan diversos métodos para su tratamiento, así como técnicas y aplicaciones, en dependencia de si la usamos en estado sólido, líquido o gaseoso. Los procesos para el aprovechamiento de la biomasa pueden ser químicos, biológicos, mecánicos y térmicos, siendo este último el más simple de todos.
En dependencia de la cantidad de oxígeno presente en el procesamiento térmico, se habla de combustión, gasificación o pirólisis. La energía térmica desprendida sirve para formar vapor de agua, el cual moverá una turbina y permitirá la generación de electricidad.
Este procedimiento deberá realizarse con los residuos combustibles de las industrias, como la papelera, azucarera y maderera, pues si se aplica a la biomasa leñosa forestal deja de ser un sistema energético renovable al ocasionar la destrucción de los ecosistemas arbóreos. |
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El Sol nutre los árboles,
que a su vez comparten
la savia generosa. |
La biomasa cañera es la forma más difundida en Cuba de obtener electricidad a partir del Sol. A escala mundial, la biomasa es responsable de 6 % de la generación de electricidad. Para 2020 se espera que la biomasa cubrirá hasta 20 % de la demanda global de energía eléctrica.
Los biocombustibles son combustibles líquidos provenientes de distintas transformaciones de la biomasa y representan un aprovechamiento de gran proyección futura. Pueden ser utilizados para impulsar los vehículos en sustitución de los derivados de los combustibles fósiles empleados en la actualidad. El etanol, obtenido a partir de la fermentación alcohólica de los monosacáridos contenidos en los jugos azucarados de la caña o la remolacha, es ampliamente utilizado en Brasil para el transporte automotor.
En el mundo comienza a utilizarse el biodiesel, un combustible constituido entre 80 y 90 % de aceite vegetal, y entre 10 y 20 % de alcohol, es otra alternativa. Existen vehículos propulsados por aceite de soya o girasol. Los defensores de esta vía alegan sus ventajas en relación con la protección del medio ambiente, pero no piensan en el hambre que existe en el mundo y en la necesidad del aceite comestible como alimento y protector de enfermedades, como la polineuritis. Sin duda, emplear aceites comestibles como cumbustible, o utilizar tierras fértiles para producir cualquier tipo de aceite para tal fin,
es una de las características de las sociedades neoliberales, consumistas e insensibles.
Mención aparte requiere el aprovechamiento energético de los residuos sólidos urbanos.
Esta biomasa terciaria se quema en las plantas incineradoras para producir energía térmica o electricidad. Si bien la eliminación de las cantidades cada vez mayores
de basura que generan las grandes ciudades, ha animado a adoptar estos sistemas, existe una intensa polémica sobre la contaminación atmosférica que generan estas plantas,
al emitir productos muy tóxicos como las dioxinas y los furanos, pues emplean un combustible muy heterogéneo y de difícil control.
La digestión anaeróbica es el procesamiento más cómodo cuando se posee una biomasa de alto contenido de agua. De ella se puede obtener el biogás, del cual existen diversas aplicaciones en Cuba. Pero aquí vamos a terminar, pues al biogás le dedicaremos un trabajo futuro.
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