Condensador solar
Alejandro Montecinos Larrosa
Escritor y periodista. Ingeniero Mecánico y Máster en Ciencias.
Director de la Editorial CUBASOLAR y la revista Energía y tú.
Tel.: (537) 2059949. e-mail: editora@cubasolar.cu
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Los kazajos tienen un axioma: «donde hay arena, hay agua». Y tienen razón, porque
la arena caliente del desierto también constituye una fuente de agua.
Como la arena nunca está absolutamente seca, su humedad puede ser extraída con
ayuda del Sol, una fina película de plástico transparente y un poco de ingenio, mediante
el denominado condensador solar.
El principio de funcionamiento es sencillo: con el plástico se cubre un orificio a una
altura entre 50 y 60 cm. Sus extremos se sujetan con arena o tierra para obtener mayor hermeticidad. Los rayos solares, al pasar por la membrana transparente, absorben la humedad del suelo, la cual se evapora y se condensa en la superficie interior de la película
La forma cónica se obtiene colocando un pequeño peso en el centro para que las gotas caigan en el recipiente. Sin deshacer la instalación, el agua se puede obtener con ayuda de alguna manguerita.
Cada día este condensador solar puede aportar hasta un litro y medio de agua. Para aumentar su productividad el orificio debe rellenarse hasta la mitad con ramas frescas
y retoños.
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