Código de ética de los miembros de CUBASOLAR |
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Los miembros de CUBASOLAR adoptamos como nuestro Código de Ética el documento confeccionado por la Comisión Central de Cuadros del Consejo de Estado, que contiene
en cada precepto pensamientos de José Martí. (Las citas martianas han sido extraídas de la edición de sus Obras Completas, Editorial de Ciencias Sociales, 1975).
I. Ser sincero, no ocultar ni tergiversar jamás la verdad. Luchar contra la mentira,
el engaño, la demagogia y el fraude
Ni con la lisonja, ni con la mentira, ni con el alboroto se ayuda verdaderamente a una obra justa. («La Revolución», en Patria. New York, 16 de marzo de 1894. t. 3, p. 75).
Preferible es no ser –a no ser sincero–. («Cuaderno de apuntes». t. 21, p. 143).
Si se ha de deber el triunfo a ocultaciones, a compraventas de decoro, a retaceos de la justicia, a compadrazgos y comadrerías –sienta mejor a un hombre grandioso el honor
de la derrota que los regocijos del triunfo. («Gambetta, Jules Simon y Freycinet»,
en La Opinión Nacional. New York, 17 de febrero de 1882. t. 14, p. 387).
II. Cultivar la vergüenza,el honor y la dignidad
...no sé de recompensa mayor para quien trata de obrar bien que ver su trabajo estimado por los hombres de juicio independiente y buena voluntad. («A Elías de Losada». New York, 17 de noviembre de 1890. t. 28, p. 385).
En el mundo ha de haber cierta cantidad de decoro, como ha de haber cierta cantidad de luz. Cuando hay muchos hombres sin decoro, hay siempre otros que tienen en sí el decoro de muchos hombres. («Tres Héroes», en La Edad de Oro. Julio de 1889. t. 18, p. 305).
La gloria no cede a los amantes bruscos que corren tras ella y la fatigan, sino a los amantes dignos, que la respetan e intentan ganarse su afecto por sus altas obras. («Caída de Gambetta», en La Opinión Nacional. New York, 4 de febrero de 1882. t. 14, p. 363).
…es bello que el pueblo tenga absoluto y pleno concepto de su dignidad y de su honra. (En Revista Universal. México, 7 de mayo de 1875. t. 6, p. 197).
El exceso de soberbia daña: pero el exceso de humildad lastima y deshonra. (En Revista Universa. México, 15 de julio de 1875. t. 6, p. 273).
Pone la honra vallas que ningún código salva. He aquí la ley suprema, legislador de legisladores, y juez de jueces: –la conciencia humana. («Escenas norteamericanas»,
en La Opinión Nacional. Venezuela, 20 de agosto de 1881. t. 9, p. 26).
…jamás saldrá de mi corazón obra sin piedad y sin limpieza. («A la madre». Montecristi, 25 de marzo de 1895. t. 20, p. 475).
III. Fomentar y cumplir la disciplina, el respeto y la lealtad conscientes al Partido,
a la Constitución y demás leyes
...yo quiero que la ley primera de nuestra república sea el culto de los cubanos a la dignidad plena del hombre. («Discurso en el Liceo Cubano, Tampa». Estados Unidos,
26 de noviembre de 1891. t. 4, p. 270).
El honor humano es imperecedero e irreductible, y nada lo desintegra ni amengua,
y cuando de un lado se logra oprimirlo y desvanecerlo, salta inflamado y poderoso de otro. («Juan Carlos Gómez», en La América. New York, julio de 1884. t. 8, p. 190).
La justicia, la igualdad del mérito, el trato respetuoso del hombre, la igualdad plena del derecho: eso es la revolución. («Los cubanos de Jamaica y los revolucionarios de Haití», en Patria. New York, 31 de marzo de 1894. t. 3, p. 105).
O la república tiene por base el carácter entero de cada uno de sus hijos, el hábito de trabajar con sus manos y pensar por sí propio, el ejercicio íntegro de sí y el respeto, como honor de familia, al ejercicio íntegro de los demás; la pasión, en fin, por el decoro del hombre, –o la república no vale una lágrima de nuestras mujeres ni una sola gota de sangre de nuestros bravos. («Discurso en el Liceo Cubano, Tampa». Estados Unidos,
26 de noviembre de 1891. t. 4, p. 270).
…para mi tierra vivo, –vivo. Y para mantener la honradez y la verdad –vivo. («A José Dolores Poyo». Abril de 1892. t. 20, p. 502).
IV. Educar y practicar la exigencia y el respeto consigo mismo y con los demás
El que respeta se honra tanto como el respetado… («A la colonia», en Revista Universal. México, 27 de mayo de 1875. t. 1, p. 128).
El que degrada a los demás se degrada a sí mismo. («La América Central. Guatemala».
t. 19, p. 83).
Decir es hacer, cuando se dice a tiempo. («A los cubanos». 9 de septiembre de 1890.
t. 1, p. 262).
…los fuertes nunca injurian. (En La Opinión Nacional. Caracas, 22 de abril de 1882.
t. 14, p. 368).
Ni pueblos ni hombres respetan a quien no se hace respetar. («La protesta de Thomasville», en Patria. New York, 27 de enero de 1894. t. 3, p. 62).
Al venir a la tierra, todo hombre tiene derecho a que se le eduque, y después, en pago,
el deber de contribuir a la educación de los demás. («Educación popular». t. 19, p. 375).
V. Ser estricto cumplidor de los compromisos y de la palabra empeñada
Tengo fe en el cariño que me impulsa, y en la tenacidad de mi carácter, –téngala usted
en mi palabra ardiente, en la sinceridad que me capta amigos, en la solidez de mi conducta, en esta fuerza extraña con que suelo conmover y entusiasmar… («A Francisco Zayas Bazán». 28 de febrero de 1877. t. 20, p. 260).
…la pureza y la lealtad son la dicha única. («A Carmen Mantilla». 2 de febrero de 1895.
t. 20, p. 233).
No hay en la tierra más vía, honrada, que la que uno se abre con sus propios brazos. («Guatemala». México, 1878. t. 7, p. 138).
…sacrifica más quien pierde la honra que quien pierde la vida… (Discurso escrito en Nueva York en la década de los ochenta. t. 28, p. 331).
VI. Combatir la apatía, la indolencia, el pesimismo, el hipercriticismo y el derrotismo
…mientras haya obra que hacer, un hombre entero no tiene derecho a reposar.
(«A la madre». 15 de mayo de 1894. t. 20, p. 458).
…la indolencia en el trabajo es natural consecuencia de la indolencia en el espíritu...
(En Revista Universal. México, 28 de julio de 1875. t. 6, p. 283).
VII. Ser honrado y practicar consecuentemente la crítica y la autocrítica
Las palabras deshonran cuando no llevan detrás un corazón limpio y entero. Las palabras están de más, cuando no fundan, cuando no esclarecen, cuando no atraen, cuando no añaden. (Discurso en conmemoración del 10 de octubre de 1868, Hardman Hall. New York, 10 de octubre de 1890. t. 4, p. 248).
Medida de la honra propia, en diarios y en hombres, es el respeto en que se tiene la honra ajena. El que no respeta la honra ajena, no respetará la propia. («Al Diario de la Marina», en Patria. 10 de noviembre de 1894. t. 3, p. 356).
Se tiene el talento para honrarse con él, no para deshonrar a los demás. (En Revista Universal. México, 21 de octubre de 1875. t. 6, p. 350).
Libertad es el derecho que todo hombre tiene a ser honrado, y a pensar y a hablar
sin hipocresía. («Tres Héroes», en La Edad de Oro. Julio de 1889. t. 18, p. 304).
Las almas nacidas para la honradez no tienen conveniencia, ni viven tranquilas, fuera
de la honradez. Ancho campo hay en el mundo para vivir con decoro… («A Gonzalo
de Quesada». Nuestra América. New York, 16 de noviembre de 1889. t. 6, p. 122).
VIII. Considerar como actitud dañina el espíritu justificativo, la inacción frente
a las dificultades y errores, y la ausencia de iniciativas
…no hay delito más imperdonable que el delito de cansar, y no ha de querer cometerlo quien tanto ha menester de la indulgencia y la bondad de todos. («Romeo y Julieta», en Revista Universal. México, 16 de abril de 1875. t. 15, p. 51).
El trabajo nutre. La pereza encoleriza y enloquece. («Escenas norteamericanas»,
en La Opinión Nacional. Caracas, 1882, tomo 9, p. 307).
…las virtudes que el trabajo nutre, bastan a compensar en las horas solemnes la falta
de aquellas que se debilitan con el egoísmo. («Escenas norteamericanas», en La Nación. Buenos Aires, 27 de abril de 1888. t. 11, p. 422).
Yo, tengo en mí algo de caballo árabe y de águila: –con la inquietud fogosa de uno, volaré con las alas de la otra. («A Manuel Mercado». 11 de febrero de 1877. t. 20, p. 25).
IX. Saber rectificar buscando soluciones nuevas para problemas nuevos y viejos
Vence el que insiste. («Escenas norteamericanas», en La Nación. Buenos Aires,
24 de febrero de 1889. t. 12, p. 122).
X. Vincularse con los trabajadores y el pueblo, demostrar respeto y confianza en ellos y sensibilidad para percibir sus sentimientos, necesidades y opiniones
¡Póngase el hombre de alfombra de su pueblo! (Discurso en Hardman Hall. Estados Unidos, 17 de febrero de 1892. t. 4, p. 295).
XI. Basar las relaciones de amistad en la coincidencia de los principios y en la moral revolucionaria
…no hay cosa que aflija más que ver rostros de envidiosos. Tienen el ojo encendido del sediento, y la color enfermiza de los enanos. («La recepción de Sully Prudhomme en la Academia», en La Opinión Nacional. Caracas, 1882. t. 15, p. 265).
Yo no busco mis hermanos entre la pompa y la recompensa. Yo sé dónde están mis hermanos. («A Juan Bonilla». 15 de agosto de 1889. t. 20, p. 352).
Todos los pícaros son tontos. Los buenos son los que ganan a la larga. («Meñique»,
en La Edad de Oro. Julio de 1889. t. 18, p. 324).
El ser bueno da gusto, y lo hace a uno fuerte y feliz. («Músicos, poetas y pintores»,
en La Edad de Oro. Agosto de 1889. t. 18, p. 391).
Sea usted bueno, y todo el mundo le cae encima: aunque yo no sé que haya gusto mayor que servir de algo a los demás. («A Federico Edelmann». 1891. t. 20, p. 386).
XII. Mantener una correcta administración de los recursos
…emplear en nuestro beneficio exclusivo lo que no es nuestro es un robo. («La campaña electoral en los Estados Unidos», en La Nación. Buenos Aires, 11 de octubre de 1888.
t. 12, p. 43-44).
XIII. Utilizar las prerrogativas y facultades inherentes a su cargo o responsabilidad,
así como los medios y recursos conferidos, sólo para los requerimientos
del trabajo
Son algunos los vendidos y muchos los venales; pero de un bufido del honor puede echarse atrás a los que, por hábito de rebaño, o el apetito de las lentejas, se salen de las filas en cuanto oyen el látigo que los convoca, o ven el plato puesto. («Carta a Gonzalo
de Quesada», 16 de noviembre de 1889. t. 5, p. 122).
XIV. Entregarse con amor al desempeño cabal de la responsabilidad encomendada
Esa arrogancia, ese ceño, esa pelea por la autoridad o la fama, que son cosas que en lo grande del mundo caben en un grano de anís o en la cuenca de una pluma de ruiseñor que se lleva el viento: esas ridiculeces femíneas; esos celos de aldea, indignos de mentes ilustres y corazones levantados, han de desaparecer de nuestra tierra, ¡si han asomado
en ella la cabeza! («Fragmentos». t. 22, p. 194).
¿No me conoce bastante para saber que un hombre como yo no cede un átomo a su honor por ningún beneficio humano? («A Vicente G. Quesada». 1891. t. 20, p. 496).
¡Da dolor, ver a grandes almas ir por sendas pequeñas! Eso acontece cuando se olvida el bien ajeno, y se piensa en el propio. Para deslucirse, no hay más que amarse. («Gambetta y Vitilio», en La Opinión Nacional. Caracas, 23 de enero de 1882. t. 14, p. 318).
La ley del talento, como la de la dicha verdadera, es el desinterés. («En los Estados Unidos», en La Nación. Buenos Aires, 24 de diciembre de 1890. t. 12, p. 473).
XV. Observar en su actividad laboral y social un estilo de vida que le haga acreedor al respeto y la confianza de los demás
Por el desinterés son bellos los hombres: y feos, y aun abominables, por el interés excesivo… («El entierro de Francisco Sánchez Betancourt», en Patria. New York,
15 de septiembre de 1894. t. 4, p. 478).
Las cosas buenas se deben hacer sin llamar al universo para que lo vea a uno pasar.
Se es bueno porque sí; y porque allá adentro se siente como un gusto cuando se ha hecho un bien, o se ha dicho algo útil a los demás. Eso es mejor que ser príncipe: ser útil.
(«La última página», en La Edad de Oro. Septiembre de 1889. t. 18, p. 455).
XVI. La corrupción denigra tanto a quien incurre en ella como a quien la tolera
Es criminal quien sonríe al crimen; quien lo ve y no lo ataca; quien se sienta a su mesa; quien se sienta a la mesa de los que se codean con él o le sacan el sombrero interesado; quienes reciben de él el permiso de vivir. («Un español», en Patria. New York, 16 de abril de 1892. t. 4, p. 390).
El que vive de la infamia, o la codear en paz, es un infame. Abstenerse de ella no basta:
se ha de pelear contra ella. Ver en calma un crimen, es cometerlo. («Heredia». Discurso pronunciado en Hardman Hall. New York, 30 de noviembre de 1889. t. 5, p. 168).
No se ha de permitir el embellecimiento del delito, porque es como convidar a cometerlo. (En La Nación. Buenos Aires, 13 de mayo de 1883. t. 13, p. 248).
XVII. Apoyarse en el razonamiento colectivo y en la capacidad personal para tomar decisiones
La única autoridad legítima y definitiva para el establecimiento de la verdad es la razón. («La Revista Norteamericana», en La América. New York, abril de 1884. t. 13, p. 440).
…no hay gusto sino donde todos lo tienen, y cada cual es creador y condueño de sí,
y ve crecer sus frutos en abundancia y orden. Del trabajo continuo y numeroso nace la única dicha, porque es la sal de las demás venturas, sin la que todas las demás cansan
o no lo parecen: ni tiene la libertad de todos más que una raíz, y es el trabajo de todos. («Cartas de verano. La universidad de los pobres», en La Nación. Buenos Aires, 22 de octubre de 1890. t.12, p. 433).
Pena es que el hombre no salte de su asiento al ver que vive sin poder sacar la verdad
a los labios... («La guerra», en Patria. New York, 9 de julio de 1892. t.2, p. 63).
Antes de impugnar, debe amarse al que nos dice rudamente la verdad. («El artículo de Gostkowski», en Revista Universal. México, 21 de septiembre de 1875. t. 6, p. 331).
No es la inteligencia, recibida y casual lo que da al hombre honor: sino el modo con que
la usa y la salva. («A José M. Vargas Vila». 14 de marzo de 1894. t. 20, p. 449).
XVIII. Decidir, dentro de las facultades que le corresponden, sin aguardar por orientaciones superiores innecesarias y sin temor a las consecuencias de un eventual error personal
La honradez y la independencia de carácter me han traído adonde estoy, y con ellas me
he de mantener, y he de caer con ellas; porque no vale conservarse el puesto donde no
se puede estar sin prescindir de ellas. («Cuaderno de apuntes». [1894]. t. 21, p. 407).
XIX. Desarrollar la disposición al diálogo y a la comunicación eficaz con el colectivo
La idea que penetra vale más que la palabra ostentosa. («A Fermín Valdés Domínguez». Abril de [1887]. t. 20, p. 326).
XX. Ser discreto y viabilizar la información pública
El que exagera pierde lo que de otros exagera. Para ser útil hay que ser exacto. Para ser fuerte hay que comprometerse con la verdad. Al principio puede perderse alguna batalla, pero se ha de ganar la decisiva. (En The Sun. Estados Unidos, 30 de octubre de 1881.
t. 28, p.144).
…la verdad no es más que una, y quien la dice cuando los demás tienen miedo de decirla, impera. («Escenas norteamericanas», en La Nación. Buenos Aires, 30 de junio de 1888.
t. 11, p. 456).
Manda el que dice a tiempo la verdad. La verdad bien dicha, dicha a tiempo, disipa, como si fuesen humo, a sus enemigos. («Escenas norteamericanas», en La Nación. Buenos Aires, 30 de junio de 1888. t. 11, p. 457).
No ha de temerse la sinceridad; sólo es tremendo lo oculto. («Las fiestas de la Constitución en Filadelfia», en La Nación. Buenos Aires, 13 de noviembre de 1887. t. 13,
p. 319).
Y digo esto sin miedo de que cualquier inactivo, por celos de mi actividad, me llame demagogo. El que nada quiere para sí, dirá la verdad siempre. («Fragmentos». Estados Unidos, t. 22, p. 223).
La opinión enérgica es tan poderosa como la lanza penetrante: quien esconde por miedo su opinión y como un crimen la oculta en el fondo del pecho y con su ocultación favorece
a sus tiranos, es tan cobarde, como el que en lo recio del combate vuelve grupas y abandona la lanza al enemigo. (Discurso escrito en Nueva York en la década de los ochenta, Estados Unidos. t. 28, p. 332).
XXI. Fomentar una política de cuadros sobre las bases del mérito y la capacidad
¡Allí veremos porque sean quienes deban, y los mejores, los que ocupen los puestos de servicio, y porque el mérito se los asegure en vez del favor, y no entre en la sangre de la república la peste de los burócratas! (En Patria, New York, 21 de enero de 1893. t. 5, p. 405).
La gloria y el triunfo no son más que un estímulo al cumplimiento del deber. («La República Española ante la Revolución Cubana». Madrid, 15 de febrero de 1873. t. 1, p. 89).
El elogio oportuno fomenta el mérito; y la falta de elogio oportuno lo desanima. («Sobre los oficios de la alabanza», en Patria. New York, 3 de abril de 1892. t. 1, p. 369).
La adulación es vil, y es necesario la alabanza. («Sobre los oficios de la alabanza»,
en Patria. New York, 3 de abril de 1892. t. 1, p. 369).
XXII. Mostrarse solícito ante los problemas de sus compañeros
…el respeto al derecho ajeno es la garantía del propio. («Intereses de los conservadores», en Revista Universal. México, 2 de julio de 1875. t. 6, p. 255).
XXIII. Considerar la competencia profesional, la integridad moral y el mejor derecho del trabajadorsobre la base de la idoneidad y la capacidad real probada
Para ser recompensado, se necesita ser útil. («Escuela de electricidad», en La América. Estados Unidos, noviembre de 1883. t. 8, p. 283).
La alabanza justa regocija al hombre bueno, y molesta al envidioso. La alabanza injusta daña a quien la recibe: daña más a quien la hace. La alabanza excesiva repugna con razón al ánimo viril. Los que desean toda la alabanza para sí, se enojan de ver repartida la alabanza entre los demás. («Sobre los oficios de la alabanza», en Patria. New York, 3 de abril de 1892. t. 1, p. 369).
El premio aviva el celo, obliga al que lo recibe y enciende un ardor nuevo al que lo desea. (En La Opinión Nacional. Caracas, 1882. t. 14, p. 369).
XXIV. Asumir la autoridad otorgada como un honor y un compromiso, nunca como una ventaja personal
Viene bien que el que ejerza el poder sepa que lo tiene por merced y por encargo de
su pueblo, como una honra que se le tributa y no como un derecho de que goza. (En La Opinión Nacional. Caracas, 22 de febrero de 1882. t. 14, p. 369).
Sin honor no hay hombre. Cada cual viva de su sudor, o no viva. («A Fermín Valdés Domínguez». 2 de julio de 1894. t. 28, p. 442).
XXV. Asumir y contribuir, conscientemente desde sus funciones, a defender, preservar y ser fiel a los principios que entrañan la Patria, la Revolución y el Socialismo
De altar se ha de tomar a Cuba, para ofrendarle nuestra vida, y no de pedestal, para levantarnos sobre ella. (Discurso en Liceo Cubano, Tampa. 26 de noviembre de 1891.
t. 4, p. 269).
Cuanto me amenaza a la patria me pone a temblar; y sólo gozo con lo que la honra
y asegura. («A Fernando Figueredo». 9 de febrero de 1892. t. 1, p. 303).
Para mí la patria, no será nunca triunfo, sino agonía y deber. («A Federico Henríquez
y Carvajal». Montecristi, 25 de marzo de 1895. t. 4, p. 111). |