Situación mundial de los recursos hídricos

Introducción



El agua es la maestra natural del reciclado, la autoconversión y la autopurificación, mediante los procesos de evaporación, condensación y transpiración.

 

En cada uno se establecen las bases para que los diversos ecosistemas –acuáticos o terrestres– tengan posibilidades de vida, pues para ello se requiere de flujos energéticos
y ciclos de nutrientes esenciales, los que son provistos por el agua gracias a su capacidad de disolverlos y transportarlos, y a su perspectiva global e integradora.

«La sangre de la naturaleza» llamó Leonardo da Vinci al agua, y cuando esta fluye útil
y sana la naturaleza emana energía vital.

Pese a lo antes señalado, el mundo y sobre todo los países del Sur observan cómo crece diariamente la crisis del agua, al aumentar su escasez y también la Crisis «La conciencia global del papel que el agua desempeña en el desarrollo sostenible es un aspecto de vital importancia. Los pueblos del mundo deben mejorar sus conocimientos sobre el ciclo del agua e incrementar de este modo la capacidad para utilizar de la mejor manera posible este escaso recurso. Un objetivo que puede alcanzarse sacando del pozo de la sabiduría humana lo necesario para desarrollar y fomentar una cultura de conservación y una revolución azul».
Kofi Annan

Hoy se habla de la crisis mundial del agua porque 35 % de la población vive en precarias condiciones de abasto de agua y medidas de saneamiento, y se prevé que para 2025 esta cifra se duplicará.

A lo imparcial de la naturaleza, que dispone el agua con marcadas diferencias espacio-temporal (40 % del agua disponible se concentra en seis países, mientras otros que ocupan 40 % de la superficie terrestre sólo disponen de 2 % del total del agua), hay que añadirle las marcadas diferencias existentes en los recursos financieros, humanos, tecnológicos y culturales dedicados a la administración, manejo y uso del agua en los diferentes países del mundo, lo que trae consigo sobre utilización del agua o subutilización de ella, incrementos en su demanda, reducción de la oferta y aumento
de la contaminación.

El abastecimiento no adecuado del agua es un obstáculo para el crecimiento, el desarrollo y la eficiencia de cualquier proceso vivo, y cualquier animal o planta muere si este insuficiente abastecimiento no es corregido; por ello, en la mayoría de los cuarenta capítulos de la Agenda 21 la referencia al agua es permanente.

Fenómenos como la desertización, la salinización, las pérdidas de suelo y de la biodiversidad animal y vegetal, la sequía, el aumento de la temperatura, la inseguridad alimentaria, la pobreza, las enfermedades y la muerte, entre otros, son asociados a la falta cuanti y cualitativa de agua. De un total de 254 millones de personas que fueron afectadas por desastres naturales en 2003 (180 % más que en 1990), más de 65 %
(166 millones) se afectaron debido a inundaciones, y más de 70 millones (28 %) fueron afectadas por la sequía. Es por ello que un abasto adecuado de agua resulta un proceso vital para que la naturaleza y la raza humana transiten y avancen hacia el desarrollo sostenible, paradigma supremo de los nuevos tiempos.

Desafíos de la industria mundial del agua
«Ninguna medida haría más por reducir las enfermedades y salvar vidas en los países en desarrollo que facilitar un acceso general al agua potable y al servicio de saneamiento».
Kofi Annan

La situación mundial del agua es aún más deplorable y con matices mucho más catastróficos que la energética, pues hoy el volumen de agua disponible es menos
de 50 % del que existía al principio del siglo XX.

La crisis del agua se duplicará en 2025 debido a varios factores:

–Creciente demanda de agua por la agricultura, la industria y el consumo humano.
–Uso dispendioso del agua y con baja eficiencia.
–Incremento sostenido de la contaminación.

Sólo en los países del Sur la situación antes descrita es hoy responsable de 80 % de las dolencias, 70 % de las consultas médicas, 65 % de los internamientos en los hospitales, la muerte de un niño cada diez segundos y de diez millones de personas cada año (la mitad con menos de 18 años de edad). Casi todas estas dolencias serían evitadas si el agua fuera tratada.

Los problemas resultantes de la deficiencia en el suministro de agua (la oferta hídrica mundial sólo satisface 66 % de la demanda), sumados a un incremento sostenido de la contaminación ambiental, son obstáculos reales para cumplir las metas que se trazó la Agenda 21. Por ello, la comunidad internacional exige cambios transcendentales en este sector, para hacer valedero un pensamiento de Antoine de Saint-Exupéry, en su inmortal obra El pequeño príncipe: «Agua, tú no eres necesaria para la vida: tú eres la vida»; y con ello olvidar el pensamiento de Samuel T. Coleridge, en su The Ancient: «Agua, agua por doquier, pero ni una gota que beber».

Hacia el 2015
Desde la Conferencia de Mar del Plata celebrada en 1977, hasta la Cumbre de Desarrollo Sostenible de Johannesburgo en 2002, los temas del agua han sido motivo de profundas reflexiones por parte de los representantes de las agencias especializadas, de la comunidad científica internacional y de autoridades gubernamentales de todas las latitudes.

En estos veinticinco años transcurridos, de todos los foros internacionales y regionales celebrados sobre el tema han salido declaraciones, resoluciones, recomendaciones, propuestas de acciones y compromisos encaminados a resolver, en el ámbito planetario, la conservación, la preservación y el aprovechamiento racional y sostenible de un recurso natural limitado del que depende la subsistencia humana y que resulta cada vez más escaso y agredido por la propia acción del hombre, y a tratar de resolver el drama de los millones de hombres, mujeres y niños que en el mundo carecen de acceso al agua potable y al saneamiento, requisitos básicos para la dignidad y el desarrollo humanos.

Sin embargo, en el Informe de 2003 sobre el Desarrollo de los Recursos Hídricos se reconoció lo siguiente: «no se ha alcanzado prácticamente ninguno de los objetivos establecidos para mejorar la gestión de los recursos hídricos (...). Los problemas de actitudes y conductas son un componente esencial de la crisis, y la inercia de los dirigentes, así como la falta de plena conciencia sobre la magnitud del problema por parte de la población mundial explican que no se hayan adoptado a tiempo las oportunas medidas correctivas que se necesitan».

El llamado para reducir en 2015 a la mitad la población mundial que no cuenta actualmente con agua segura y saneamiento adecuado, implica la movilización anual de recursos adicionales estimados conservadoramente en cien millones de dólares, de los cuales la mayor parte ha de ser aportada por países cuyo ingreso bruto per cápita anual es menor de quinientos dólares, en un escenario global en que los fondos de cooperación se reducen cada año y donde sólo excepcionalmente se cumple el compromiso de los países desarrollados de aportar 0,7 % de su PIB como ayuda oficial al desarrollo, y donde la inversión privada se retrae y los bancos no aprueban créditos a largo plazo.

¿Cómo podrá ser posible vencer todos estos obstáculos en el plazo propuesto si antes no se modifica el injusto orden económico internacional impuesto; si no se establece un clima de paz y respeto entre naciones y pueblos; si no se renuncia a la concentración de la riqueza en manos de unos pocos, a expensas del hambre y la muerte de muchos; si no se entiende que de ello depende la subsistencia de la humanidad?

Abogamos y continuaremos trabajando por eliminar las injusticias e incrementar la paz y la solidaridad, único camino viable que puede conducir al mundo a cumplir la meta deseada por todos del desarrollo sostenible, que tiene una alta dependencia de los recursos hídricos. Hay que evitar que no se cumpla la aseveración de Ismael Serageldin: «(...) la historia de relación entre el hombre y el agua es una historia de conflictos de poder por su acceso, y su utilización ha estado asociada a múltiples guerras a lo largo del tiempo. Así como las guerras en el siglo XX fueron por el petróleo, las guerras del siglo XXI serán en lucha por el agua».