Sustentabilidad urbana

 

Por Dra. Arq. Dania González Couret
e-mail: dania@arquitectura.cujae.edu.cu

Desarrollar asentamientos humanos más sustentables en un mundo en urbanización fue un objetivo esencial de la Conferencia Cumbre Habitat II.

 

El medio ambiente construido desempeña un importante rol en el logro del desarrollo sustentable, especialmente el medio ambiente urbano, en los que la demanda de recursos y la generación de desechos que provoca la población concentrada supera la capacidad de carga de su «hinterland» o región de apoyo.

El mundo como un organismo vivo
El nuevo modelo de desarrollo sustentable implica el abandono de las teorías y dogmas newtonianas y cartesianas que han dominado el crecimiento durante tres siglos (cantidad, repetitividad, serialización), por nuevas teorías donde predominan conceptos como estética, calidad, tiempo, diversidad y complejidad.

El modelo sustentable reconoce que el complejo sistema de la tierra constituye un tipo de biosfera único en el cual todos los organismos, desde la más pequeña bacteria, son regulados por una compleja organización de relaciones e interrelaciones en un intercambio de materia y energía. Cada organismo tiene las propiedades autónomas de una totalidad y las dependientes de las partes.

El enfoque del mundo como un organismo vivo es el resultado del reconocimiento de la superioridad de los modelos de la naturaleza en relación con los técnicos y organizativos desarrollados por los seres humanos. Por ello, se recomienda observar los modelos que la naturaleza ha desarrollado, su flexibilidad y apertura al cambio, su simbiosis, su adaptabilidad y su economía, en aras de encontrar principios de diseño más eficaces:

–Cada elemento existente está ahí por una razón.
–Cada problema contiene su propia solución.
–Cada elemento cumple diferentes funciones y cada función debe ser satisfecha por muchos elementos.
–Restaurar los procesos cíclicos de producción y descomposición de la natura-
leza.
–Apertura y flexibilidad.

De la preocupación ecológica a un enfoque más integral
El concepto «sustainable development» surgió con un enfoque ecológico, como respuesta sin alternativa a los graves problemas del poblamiento, el medio ambiente y el desarrollo, que han hecho crisis en el mundo de hoy. La preocupación por la sustentabilidad ecológica se había centrado inicialmente en el medio natural, pero ha ido evolucionando desde una posición hasta cierto punto reduccionista y biologicista, hacia una concepción más amplia y compleja del medio ambiente.


Como base para el análisis de la sustentabilidad del medio ambiente construido se asumen principios básicos formulados por Herman Daly para un desarrollo sostenible en un mundo finito:

–No consumir una fuente de recursos renovables a mayor velocidad que su renovación natural.
–No consumir una fuente no renovable sin dedicar la parte necesaria de la «energía resultante» para desarrollar una «fuente» que, agotada la primera, permita continuar disfrutando de las mismas prestaciones.
–No generar más cantidad de un residuo que aquel que el sumidero sea capaz de absorber e inertizar de forma natural.

En estos principios está implícito el análisis del ciclo de la vida, que constituye hoy un requisito indispensable para evaluar la sustentabilidad del medio ambiente construido a cualquier escala: materiales, elementos, componentes, sistemas, edificios, obras de infraestructura e, incluso, asentamientos.

El máximo aprovechamiento y protección de los recursos disponibles constituye un aspecto esencial. En algunos sectores de los países desarrollados se ha puesto un creciente énfasis en la reducción de la cantidad de recursos que se consumen, así como en la vigilancia respecto a su calidad ambiental. Además, se estimula el consumo de recursos naturales, sanos, no contaminantes, renovables, reciclables, reciclados y disponibles localmente.

Entre los principales recursos que se deben proteger y aprovechar al máximo, además de las materias primas empleadas en la producción de materiales y elementos de construcción, se encuentran el suelo urbano, el verde urbano, el relieve, la topografía y el agua.

El planeamiento urbano sustentable resulta decisivo en el logro de estos objetivos, particularmente los procesos de gestión y participación, y debe ser esencialmente holístico, descentralizado y participativo, para que las nuevas prácticas y soluciones no sólo queden en el nivel técnico, sino que puedan alcanzar el nivel social y ético.
Entre las principales tendencias en la búsqueda de soluciones urbanas más sustentables se pueden mencionar las siguientes:

–El incremento de las densidades para lograr un mejor uso del suelo. Con esto no sólo se consigue reducir el consumo de ese recurso no renovable, sino que también se disminuye el crecimiento de las ciudades, con los correspondientes beneficios que esto significa en términos de redes técnicas, viales, así como de recursos y tiempo que se ha de invertir en transportación.
–La producción sustentable de alimentos aplicando conceptos de permacultura mediante la agricultura urbana.
–Alternativas para reducir los requerimientos de transportación, a la vez que se incrementa la capacidad de carga de los medios de transporte disponibles, se buscan fuentes de energía que sustituyan a los combustibles fósiles y se mejora la seguridad del tráfico urbano, así como de los sistemas de señalización e información.
–El reciclaje de recursos, que incluye el agua, los residuales líquidos y sólidos, tanto orgánicos como inorgánicos, los materiales y elementos de construcción, y hasta los edificios y las ciudades (rehabilitación arquitectónica y urbana).
–La adecuación climática de las soluciones arquitectónicas y urbanas, que permite mejorar la calidad de la vida, incrementar la durabilidad de las edificaciones y, a la vez, reducir los costos de mantenimiento y el consumo energético durante la vida útil de la edificación.
–La reducción del consumo de energía convencional proveniente de los combustibles fósiles. En ello, el diseño bioclimático, la eficiencia energética y el aprovechamiento de fuentes renovables de energía resultan esenciales.

Experiencias de proyecto
Algunas propuestas de proyecto desarrolladas con participación de la autora en la Facultad de Arquitectura del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría (ISPJAE), durante las dos últimas décadas –aunque no han sido implementadas–, permiten mostrar posibles formas prácticas de materializar los conceptos y principios expuestos.

Vivienda bioclimática solar, 1982-1985
Esta experiencia de «prototipos experimentales demostrativos» pretendió demostrar que una vivienda social económica podía ser bioclimática, aprovechar las energías renovables, reciclar y reusar recursos como el agua, y estar a su vez construida con recursos locales de bajo costo. También demostraba que las soluciones no debían necesariamente asociarse con una forma predeterminada y podían asimilar las tradiciones arquitectónicas cubanas. Estos conceptos y algunas de las soluciones fueron posteriormente aplicados en otros proyectos de soluciones arquitectónicas aisladas en contextos predominantemente rurales, como «Casa solar de visita en la montaña» (1987), «Viviendas ganadoras del Primer Premio en el Concurso Nacional Tres diseños para mejorar las condiciones de vida en la montaña» (1989), «Puesto de guardabosques en la Ciénaga de Zapata» (1991), «Vivienda turística en Cayo Media Luna» (1992) y «Vivienda solar en San Antonio del Sur» (1997).

Conjunto ecológico en el centro histórico de Moa, 1991
Realizado por solicitud del Gobierno de Moa a la Comisión Nacional de Energía, en este proyecto trabajaron estudiantes de quinto año de la Facultad, quienes propusieron una parcelación que permitía el desarrollo de la agricultura urbana con aprovechamiento del agua pluvial y reciclaje de residuos. Se formularon edificios multifamiliares de vivienda de mediana altura, para elevar la densidad de uso del suelo y mantener a la vez la privacidad tradicional de las viviendas del lugar. Las viviendas serían progresivas, para lo cual las mayores se ubicaban en las plantas bajas y las menores en las superiores; el volumen se escalonaba y podría transformarse con el crecimiento progresivo, fundamentalmente hacia el interior de las manzanas. Se incluyeron recursos como el diseño bioclimático, la colección del agua pluvial y el aprovechamiento de la energía solar mediante el empleo de secadores de ropa.

Ideas para transformaciones sustentables en Pogolotti, 1993
Proyecto desarrollado por cuatro estudiantes de la Facultad, que resultó premiado en el Concurso Internacional de Estudiantes convocado por la UIA en Chicago, en 1993, por su «esfuerzo imaginativo al introducir los elementos clave de la sostenibilidad», según la opinión del Jurado. Partiendo de la necesaria interacción entre lo global y lo local, el enfoque conceptual del trabajo transita por diferentes escalas, desde la mundial, regional y nacional, pasando por la ciudad de La Habana, la región del Parque Metropolitano y el barrio Pogolotti (seleccionado como objeto de estudio), hasta llegar, incluso, a cada una de las zonas tipológicas que se pueden identificar con propuestas específicas para cada tipo de vivienda.

La Habana se reestructuró en unidades territoriales interrelacionadas (que pueden ser los municipios o barrios), pero con un mayor grado de autonomía y autosuficiencia. Se presenta un estudio de la región del Parque Metropolitano de La Habana, en cuyo borde se ubica el barrio Pogolotti, que incluye un inventario de los recursos locales disponibles, los desechos reciclables y su posible uso, así como los desechos contaminantes y las soluciones para reducir su impacto ambiental.

Las soluciones propuestas se conciben para un desarrollo evolutivo por etapas, donde predominan al inicio los factores técnicos, mientras que los éticos desempeñan un papel predominante al final. Se muestra cómo se puede producir una transformación paulatina para el mejoramiento de la calidad del hábitat, con la participación de la población y el empleo de tecnologías y recursos disponibles, y de bajo impacto ambiental. Las propuestas incluyen el mejoramiento ambiental a escala urbana y arquitectónica, el cultivo intensivo de alimentos, el reciclaje de los residuales y el aprovechamiento de fuentes renovables de energía, entre otros recursos.

Comunidad sustentable para trabajadores del ISPJAE, Marianao, 1996
Además de la concepción de nuevas viviendas, este proyecto incluía acciones de mejoramiento de la solución ambiental urbana en el conjunto de edificios de cuatro y cinco plantas actualmente existentes. Se propuso ubicar un biodigestor en la zona más baja del terreno para aprovechar la gravedad en la recolección y tratamiento de los residuales líquidos y los sólidos orgánicos de las viviendas, así como las excretas de los cerdos, cuya cría por parte de la comunidad se incluía por su aporte alimentario y energético. El biodigestor suministraría 50 % del combustible necesario para la cocción de alimentos, con lo cual el costo de estas instalaciones se amortizaría en dos años. Adicionalmente se ubicó un estanque con jacintos de agua hacia donde serían conducidos los residuales líquidos provenientes del biodigestor (los sólidos serían directamente usados como abono), y donde también podrían cultivarse microalgas y peces. El agua tratada del estanque se emplearía para el regadío de cultivos, y el jacinto de agua se usaría como alimento de los cerdos.

Para el bombeo de estas aguas residuales se propuso un molino de viento marca Taíno, cuyo costo también se amortizaría en veinte años de vida útil, con beneficios adicionales, entre ellos 20 m3 diarios de agua que se reciclarían. La producción de alimentos, como elemento esencial de la sustentabilidad urbana, se resolvió a diferentes escalas, incluido su vínculo con la arquitectura, con el beneficio adicional de la protección climática y el embellecimiento de la vivienda. Para el suministro energético, y con un objetivo experimental demostrativo, se propuso un sistema híbrido eólico-fotovoltaico que complementara la demanda máxima en el horario pico. Otra forma de aprovechamiento de las fuentes renovables de energía consistía en el uso de calentadores solares compactos marca Rensol (vida útil de quince años y amortización en siete) y cabinas solares para el secado de ropa.


El modelo urbano se adecuaba a la topografía del terreno y a la orientación más favorable para la protección solar y la ventilación natural de las edificaciones. La separación entre calles permitía la subdivisión del terreno en parcelas de hasta 30 m de profundidad para la producción de alimentos. Una circulación peatonal entre ambas calles paralelas permitiría el acceso secundario a las viviendas en planta baja a través de los patios. Los edificios de hasta tres plantas de viviendas medianeras, ubicadas en lotes estrechos de hasta 7,20 m de ancho, permitían un óptimo aprovechamiento del suelo.

Estas soluciones serían posibles por el empleo de algunos recursos no convencionales de diseño bioclimático, como es el caso de los conductos de luz. Los elementos constructivos para la ejecución de las viviendas se producirían localmente en un taller, lo que permitiría la creación de empleos y una fuente de ingresos para la comunidad, así como el completamiento evolutivo de las viviendas, su mantenimiento y reparación. Finalmente, en este trabajo se propuso un modelo de gestión y participación social para el desarrollo del proyecto, basado en la cogestión.

Estrategia para el desarrollo sustentable de la Ciudad Escolar Camilo Cienfuegos, 1997
Esta Ciudad Escolar, concebida sobre la base de un enfoque sustentable bastante avanzado para su época y planeada para veinte mil estudiantes, incluía 42 industrias, 105 campos deportivos con piscinas y un gran estadio, un parque zoológico, un hospital, un teatro y hasta un aeropuerto para recibir a los turistas que visitaran ese macizo montañoso. Aunque el principal error de este plan (a la luz del desarrollo sustentable como se entiende hoy) era su gran escala, intentaba garantizar la autosuficiencia en relación con el suministro de los recursos materiales requeridos para su funcionamiento.

Se desarrolló una estrategia que incluía propuestas para la sustentabilidad económica sobre la base de la explotación del turismo –fundamentalmente el ecoturismo, ya que se encuentra muy cerca de una gran reserva de la biosfera–, el rescate de las industrias existentes y la producción de alimentos mediante el empleo de técnicas de permacultura, en lo cual los politécnicos agropecuarios que radican en el territorio deberían desempeñar un rol decisivo.

La sustentabilidad ecológica consideraba la preservación de los recursos naturales, que incluían el ahorro de agua, su reciclaje y la colección pluvial; la reforestación del territorio, que contemplaba la creación y renovación de bosques energéticos y bosques maderables; el tratamiento no convencional de residuales y su reciclaje en el territorio mediante biodigestores en las zonas ganaderas, la producción de composta y la lombricultura.

La sustentabilidad ecológica abordaba los aspectos energéticos, relacionados tanto con la eficiencia (cocinas eficientes de biomasa), como con el uso de fuentes renovables de energía (la central hidroeléctrica que abastece la ciudad y el reemplazo de los calentadores solares originales) y con el diseño bioclimático en el reciclaje de los edificios existentes y la recuperación de los relojes solares incorporados a la arquitectura. Especial atención merecieron los aspectos sociales de la sustentabilidad, con propuestas para el reciclaje y mantenimiento de las viviendas existentes, la ejecución de viviendas nuevas y el desarrollo de los servicios.

La Lisa: municipio verde, 1999
Esta experiencia corresponde a una propuesta desarrollada para presentar al Concurso Internacional In Between, convocado en 1999. Se escogió el municipio de La Lisa por su carácter limítrofe y sus potencialidades para una mayor sustentabilidad. Se partió de un diagnóstico de los principales problemas vinculados con el transporte; la evacuación y tratamiento de residuales; el suministro de agua, alimentos y energía; los servicios, concentrados e insuficientes; la producción local que no beneficiaba al territorio; las viviendas, casi la mitad de las cuales eran precarias, estaban en regular o mal estado o eran inhabitables; y la fuerza laboral (32 % del potencial estaba desocupado).


Las soluciones para el transporte pretendían crear un sistema alternativo mediante ciclos (incluye ciclo-taxis) y tracción animal, cuyo trazado ayudaba a mejorar la comunicación de las zonas de peor accesibilidad y contribuía a descongestionar la avenida 51. En los encuentros de vías de este sistema se producirían plazas de intercambio para el alquiler de ciclos, ciclo-taxis y coches, como nuevos centros sociales a escala local.

Se propuso rescatar la línea del tren como importante vía de comunicación interna y externa, y desplazarla más al Sur del municipio para mejorar la accesibilidad en esa zona, y minimizar el número de rutas de transporte público con un trazado más eficiente para balancear la accesibilidad en todo el territorio. Se pretendía reparar las vías existentes mediante el reciclaje del pavimento con un equipo que podía ser construido en los talleres mecánicos existentes en el municipio, con un alto porcentaje de los componentes y materiales reciclados.

Al reubicar los huertos de autoconsumo se reduciría aún más la demanda de transporte. Con las soluciones propuestas se producirían en el territorio gran cantidad de los productos alimenticios y a la vez se reciclaría casi la totalidad de los residuos. Por tanto, los flujos de entrada y salida se reducirían. Se propuso establecer un sistema de recogida clasificada de los residuales inorgánicos domésticos, lo cual requeriría de un trabajo de educación y persuasión de la población, y permitiría ofrecer empleo a parte de la población laboral desocupada. Se pretendía aprovechar el biogás producido en los digestores instalados en las zonas de cría de animales para cocinar en las viviendas cercanas, e instalar aerobombas para bombear el agua de los pozos para el regadío de cultivos.

El agua destilada que se emplea en los laboratorios de los centros de investigación podría obtenerse en destiladores solares incorporados a la edificación, para lo cual se destinarían parte de los ingresos de estos centros. Algo similar podría suceder cuando el costo de la energía fotovoltaica permitiera instalar sistemas que posibilitaran no solo el autoabastecimiento, sino también su aporte a la red nacional. Se proyectó destinar terrenos disponibles en La Coronela para establecer negocios inmobiliarios que permitieran un financiamiento cruzado del gobierno local para la vivienda social.

También se sugirió que todas las industrias de materiales y elementos de construcción radicadas en el municipio vendieran parte de su producción a la población, lo cual pudiera significar una forma de «pago en especies» por el uso del suelo urbano. Además, se propuso establecer talleres para la producción local de materiales con participación de la comunidad, lo cual pudiera significar una fuente de ingreso y empleo.

La ayuda estatal en la provisión de viviendas debería manifestarse mediante la infraestructura urbana y el «soporte» que pudiera posteriormente ser completado y mejorado por la población a partir del esfuerzo propio (individual y colectivo). Además del diagnóstico y la propuesta de estrategia general, de forma demostrativa se concretaron soluciones para el barrio San Agustín y, particularmente, para el «foco» insalubre de Las Conejeras.

Vivienda ecológica en Marianao, 2003
Esta solución fue desarrollada para un concurso internacional de estudiantes convocado por la Universidad de Oxford, donde la Facultad obtuvo premio por la enseñanza del ecodiseño. Se trata de una vivienda dúplex localizada dentro de un conjunto en la zona donde se encuentran los edificios que hoy habitan los trabajadores del ISPJAE. En la planta baja se ubican los espacios sociales de la vivienda y en la planta superior los dormitorios.

La volumetría favorece la protección solar, la colección pluvial, la ventilación cruzada y la convectiva, reforzada, además, por una chimenea solar. El concepto de «casa sombrilla» se materializa en una doble cubierta de paneles fotovoltaicos (de capa delgada) móviles, que protegen del Sol en verano y pueden permitir la incidencia parcial del Sol (si se desea) en invierno. El proyecto emplea, además, un sistema solar de calentamiento de agua, un secador solar de ropa, un sistema de colección pluvial, así como aprovechamiento de los residuales orgánicos para el cultivo de alimentos en el patio y el jardín.

Vivienda ecológica en Altahabana, 2004
Este es un proyecto actualmente en desarrollo para una familia vinculada a la agricultura urbana. La vivienda se desarrolla en dos niveles para lograr un buen aprovechamiento del terreno, se aprovecha la ventilación cruzada y la iluminación natural bilateral, con máxima protección solar de los espacios interiores. La producción de alimentos se incorpora a la arquitectura mediante muros cultivables. Se trata de un proyecto sencillo pero real, que recoge la experiencia acumulada hasta el presente y posiblemente sea el primero que se ejecute.

Reflexiones finales
La definición del conocido arquitecto Richard Rogers sobre una ciudad sustentable parece resumir la amplitud e integridad del término:

–Una ciudad justa, donde casa, instrucción, salud, trabajo y esperanza se distribuyen equitativamente..., y donde todos participan en la administración.
–Una ciudad diversificada pero compacta, que protege el campo y permite a la gente vivir relativamente cerca del lugar de trabajo.
–Una ciudad de comunicación y contacto fácil.
–Una ciudad ecológica, que es eficiente en el uso de la energía.
–Una ciudad creativa, donde la imaginación prospera.
–Una ciudad bella, que estimula la imaginación y solicita el espíritu.

Los ejemplos expuestos pretenden demostrar que las vías para acercarse a soluciones urbanas más sustentables son múltiples y posibles, pero deben partir siempre de enfoques integrales que eviten las simplificaciones y que con ellos reduzcan las posibilidades de cometer errores. Esta visión holística conduce necesariamente hacia el trabajo en equipos multidisciplinarios y deberá estar presente desde el inicio mismo del proceso. Las soluciones y procesos sustentables deberán ser siempre específicos y participativos, desarrollarse «de adentro hacia afuera» y «de abajo hacia arriba».