Mis sueños realizados
Por
Reinaldo Rodríguez Predraza*
Con satisfacción, Energía y tú
publica el testimonio de un innovador enamorado de los arietes hidráulicos.
El 7 de septiembre de 1987 me encontraba festejando mi cumpleaños 25 y, al mismo tiempo, realizaba mis funciones de mantenimiento en la Despulpadora de Café San Blas, en el Escambray cienfueguero.
Allí se me acercó un campesino, que noté muy angustiado. Venía montado en su inseparable mulo; se desmontó y al acercarse percibí que traía en sus manos
un artefacto pequeño y pesado.
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Me dijo que le reparara un «zapatico» que tenía su equipo en el interior del tanque.
Le pregunté qué era aquel objeto y cuál era su uso.
El modesto campesino me contó que aquello era un ariete hidráulico, de construcción americana, que hacía varias décadas que su familia se servía de él para elevar el agua desde un cierre que habían construido en unos manantiales y que hacía alrededor de diez años había dejado de prestar servicios, por lo que tenía que acarrear el agua a mano y en ocasiones con mulos por una cuesta abrupta y peligrosa. Me dio trabajo realizar aquella faena debido a que el equipo tenía muy oxidadas sus partes y piezas; además, yo no tenía conocimiento siquiera de lo que estaba realizando, puesto que nunca antes lo había visto ni en fotografías, por lo que tampoco conocía su principio de funcionamiento. Realicé aquel trabajo y el campesino se marchó agradecido a su batey.
Aquel artefacto me impresionó tanto que decidí construir uno similar. El propio campesino me ayudó a montarlo en su instalación hidráulica, y mi mayor sorpresa fue cuando lo pusimos a funcionar y notamos que aquel objeto raro bombeaba el agua hasta el depósito que había situado en el bohío. Así comenzó mi historia con los arietes hidráulicos; por supuesto, aquellos primeros años fueron muy difíciles, pues no tenía la documentación necesaria que me permitiera al menos conocer su principio de funcionamiento, la relación entre cargas, las curvas de trabajo, etcétera.
Ese propio año logré construir tres arietes a la familia de mi cuñada, que aún vive en ese macizo montañoso, y todavía al cabo de varios años continúan prestando su modesto servicio. Al año siguiente fui un poco más atrevido al salir de mi ambiente familiar y como iniciativa propia fui hasta El Mamey, una comunidad que ya es bien conocida. Allí instalé un ariete hidráulico con el objetivo de darle servicio de agua a veintidós viviendas campesinas, con setenta y cinco habitantes, una bodega y una panadería, que hasta ese momento carecían del preciado líquido, pues su acarreo era manual y en ocasiones con bueyes.
Fue así que las condiciones de vida de este asentamiento cambiaron, porque a partir de ese momento y hasta la fecha las bondades del ariete hidráulico les ha permitido una estancia más amena en esas montañas. La aceptación y su impacto fue extraordinario, y hoy en día existen diecinueve arietes hidráulicos montados en ese asentamiento.
Posteriormente, continué construyendo de forma artesanal varios artefactos para diversos cursos de agua. Con uno de ellos se logró despulpar café a partir del año 1993, en un momento en que fuimos golpeados severamente por el «período especial», que nos obligó a acelerar la construcción de estos equipos, con el objetivo de darle respuesta a disímiles calamidades. Hasta que un buen día se creó CUBASOLAR y descubrió mi trabajo,
que hasta ese momento se encontraba en el anonimato. En esa ocasión contaba con
47 arietes construidos, 16 para abasto de agua y 31 para riego de diferentes cultivos.

Entonces comencé a obtener literatura sobre los arietes hidráulicos, que gentilmente me facilitaron los compañeros del Centro Integrado de Tecnología Apropiada (CITA). Desde ese momento se estrechó la colaboración, se ha intercambiado información y hemos participado en proyectos conjuntos. Mi trabajo prosiguió con las nuevas adaptaciones que se le introdujeron a los equipos. Apareció el multiariete, poderoso no sólo como multiimpulsor, sino como multicámara, capaz de sustituir baterías de arietes, con resultados probados y muy alentadores, que han logrado regar cultivos con siete surtidores y una entrega de 3,5 L/s (302,4 m3/día).
Los arietes hidráulicos también se encuentran instalados en vaquerías y trasladan el agua a más de 800 m de distancia, con alturas de cargas muy halagüeñas. Cumanayagua cuenta con 3,5 caballerías de arroz beneficiadas con el agua bombeada con arietes, su rendimiento es de 900 quintales por caballería y un promedio de 2,5 cosechas al año. También se riegan 4,7 caballerías de cultivos varios, se realiza el abasto a más de mil personas en diferentes comunidades, pequeños asentamientos rurales de montañas, campesinos aislados, consultorios médicos, 840 cabezas de ganado, cochiqueras, etcétera.
Hasta la fecha hemos construido 102 arietes, de forma artesanal. Soñé hace varios años con llegar a tener cien arietes montados y hoy es una realidad, con gran aceptación por parte de los usuarios. Además, he contribuido con mi modesto esfuerzo en la ejecución de varios equipos en otros municipios y provincias vecinas, y sobre todas las cosas estoy en la mejor disposición de colaborar en las provincias que lo necesiten, así como en los proyectos de CUBASOLAR.
Siempre agradezco el apoyo recibido de diferentes organismos e instituciones que de una forma u otra han contribuido a la generalización de este proyecto y a hacer realidad mi sueño, que he compartido en varios eventos municipales, provinciales y nacionales, como en el Premio Nacional ESCUANIR 2005, el XV Fórum Nacional de Ciencia y Técnica, y en los dos últimos talleres internacionales de CUBASOLAR, en el 2004 en Guantánamo, y en el 2006 en Villa Clara y Cienfuegos.
* Especialista en arietes hidráulicos. Cumanayagua, Cienfuegos.
tel.: 4343235
e-mail: tortolo@eptl.co.cu
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