Algo más sobre el diseño bioclimático




Por
Dania González Couret*

¿Hacia dónde evolucionan los términos relacionados con la arquitectura y el medio ambiente?

 

El término diseño bioclimático es sólo una forma de denominar al diseño arquitectónico y urbano, que optimiza las relaciones entre las personas que usan los espacios y el clima exterior.

 

La adecuación de las soluciones arquitectónicas y urbanas a las condiciones climáticas del medio reporta beneficios en cuanto al ahorro en el consumo energético de las edificaciones (fundamentalmente en los casos en que se utilizan medios de climatización artificial) y también con respecto al bienestar térmico de las personas en los espacios interiores. A este último aspecto se le concede a veces menor importancia en países en desarrollo, donde lo benigno del clima permite prescindir de los sistemas de climatización artificial y, por tanto, el diseño bioclimático no se revierte en un beneficio económico directo. Tal es el caso de Cuba.

Sin embargo, está demostrado que la exposición sistemática de las personas a condiciones climáticas desfavorables,
aun cuando no reporten consecuencias trágicas en el caso de Cuba, sí producen afectaciones en las capacidades de trabajo mental y físico para disfrutar, descansar y dormir, e incluso aumenta la ocurrencia de ciertas enfermedades que implican consecuencias económicas indirectas.

Los primeros clásicos
Los primeros en emplear este término fueron los hermanos Olgyay (que aún hoy constituyen clásicos del tema), quienes por primera vez dieron un enfoque científico al diseño arquitectónico como respuesta a las condiciones del clima circundante.
Otros autores internacionales, entre los que se destacan Givony, Szokolay, Koenigsberger, Serra, Martin Evans, Fanger, Puppo y los latinoamericanos Rivero y Aroztegui, continuaron estudiando el tema e intentaron descifrar las sensaciones percibidas por los seres humanos ante diferentes combinaciones de parámetros climáticos, así como el rol de la arquitectura y los elementos de diseño en la modulación del ambiente térmico en los espacios interiores. Múltiples han sido los diagramas de confort propuestos a partir de la Carta bioclimática de Olgyay y los métodos (inicialmente analíticos y gráficos, y hoy automatizados) desarrollados para evaluar la influencia de las soluciones de diseño en el confort térmico humano.

Otros términos relacionados
Han existido otros términos relacionados con el diseño bioclimático que han sido indistintamente empleados por diferentes autores. El término arquitectura solar, por ejemplo, surgió y se desarrolló en países con climas templados y fríos, donde un principio fundamental de la adecuación de la arquitectura al medio ambiente consiste en el aprovechamiento directo de la radiación solar para lograr un ambiente térmico adecuado en los espacios interiores y reducir el consumo energético convencional. Sin embargo, el arquitecto griego Alexander Tombazis ha dicho recientemente que toda la arquitectura, desde el momento en que se encuentra en la superficie del planeta, es solar, pues está expuesta al Sol.


Casa Solar de Tucson, Arizona, 1945

El aprovechamiento de la energía solar (captación, almacenaje y utilización) se puede producir, básicamente, de dos formas: pasiva y activa. Aunque en la definición de estos términos existen pequeñas contradicciones entre diversos autores, en general el primero se utiliza cuando la captación y almacenaje se produce mediante la propia arquitectura y sus elementos de diseño (paredes, cubiertas u otros espacios diseñados para estos fines, como los invernaderos), pero que en todos los casos forman parte integral de la propia edificación.

Por el contrario, generalmente se denominan activos los sistemas que emplean para el aprovechamiento de la energía solar elementos tecnológicos que se adicionan a la construcción (colectores solares de diversos tipos); en ocasiones también se usa el término para aquellos sistemas de circulación forzada que utilizan una fuente de energía adicional (bombas o extractores, entre otros).

Otros autores incorporaron hace algunas décadas otras clasificaciones, como la arquitectura solarizada, referida a aquellos casos donde los elementos del sistema han sido superpuestos a la envoltura arquitectónica, sin una adecuación formal coherente.
Podrían citarse otros conceptos sobre el tema enunciados por diversos autores, pero más importante que eso es reconocer que el término arquitectura solar se refiere solamente a un aspecto parcial dentro del problema general y que tal como está planteado es válido para determinados tipos de climas que excluyen el caso de Cuba, donde la energía solar no puede ser captada de forma directa para el acondicionamiento ambiental de los espacios interiores, sino que, por el contrario, la edificación debe protegerse de ella y a la vez aprovecharla para otros usos energéticos.

Tendencias más recientes plantean enfoques más amplios del problema que abarcan no sólo el medio y el clima, sino la ecología en su sentido más general, en los que se esbozan los conceptos de ecotécnicas y ecodiseño, que consideran también la utilización de los recursos naturales y las fuentes renovables de energía, así como la incorporación al ambiente natural de los residuos, desechos u otros materiales producidos por la sociedad, lo que establece cadenas y procesos de ciclo cerrado que propician su aprovechamiento y evitan la contaminación del medio.

De la arquitectura bioclimática a la ecología urbana
A partir de la crisis ecológica de finales del siglo XX, el término arquitectura bioclimática comenzó a resultar estrecho por referirse sólo a una parte del medio ambiente: el clima. Surgieron así nuevos conceptos, como arquitectura bioecológica, ecoarquitectura, arquitectura verde o arquitectura sustentable, que no sólo consideraban su relación con el clima y el uso de las fuentes renovables de energía, sino que incorporaban el aprovechamiento de otros recursos renovables, los análisis del ciclo de vida, el reuso y reciclaje de desechos, los materiales y técnicas de construcción, la producción de alimentos y otras ecotécnicas.

A pesar de la incorporación de todas estas temáticas, la escala de la arquitectura también resultaba reducida ante problemas que tenían una dimensión regional y planetaria. Se impuso entonces la necesaria consideración de la arquitectura, no como elemento aislado sino inmersa en su contexto, que como consecuencia del proceso de urbanización que ha vivido el mundo durante las últimas décadas (fundamentalmente el Tercer Mundo) se trata mayoritariamente de un contexto urbano.

Cobró auge así el estudio de la ciudad como fenómeno físico, y en materia de diseño bioclimático se iniciaron las investigaciones encaminadas a una mejor comprensión de la influencia del contexto urbano en las condiciones térmicas que rodean la vida del hombre urbano.


Comunidad sustentable en Güines, 2002.
Estudiante: Cecilia Calero. Tutora: Dania González.


No obstante, los estudios del clima urbano son hoy sólo una parte de las ciencias que se dedican al estudio de los asentamientos humanos como organismos vivos, con un enfoque sustentable. Los conceptos de ecosistema urbano y metabolismo urbano son parte de los nuevos términos que se manejan hoy en la ecología urbana.

La bio-arquitectura y la bio-construcción
Estos términos pueden parecer, para algunos, muy similares a los anteriores. Sin embargo, mientras que la eco-arquitectura pone el énfasis en el medio ambiente, la bio-arquitectura se centra en el ser humano. Así, tanto la bio-arquitectura como la bio-construcción estudian, fundamentalmente, los efectos que los materiales y elementos de construcción pueden producir en la salud de las personas.

Se sabe, por ejemplo, que determinados materiales emiten radiaciones, gases o vapores que pueden ser dañinos. En este sentido son siempre preferibles los materiales naturales que los artificiales o sintéticos.

Términos y esencia
Los términos y conceptos evolucionan y los enfoques son cada vez más amplios, incluyentes e integradores, y por tanto complejos. Más importante que los términos, que siempre pueden ser discutibles, es actuar en consecuencia, de manera que el ambiente construido sea cada vez más favorable al medio y a las personas que lo habitan, en una proyección hacia el futuro.


* Arquitecta. Doctora en Ciencias Técnicas.
Vicedecana de la Facultad de Arquitectura
del Instituto Superior Politécnico José Antonio Echeverría.
Miembro de la Junta Directiva de CUBASOLAR.
e-mail: dania@arquitectur
a.cujae.edu.cu