La energética sustentable en el siglo XXI


Por
Luis Bérriz Pérez*

¿Es el uso de las fuentes
renovables de energía
una condición necesaria
y suficiente desde el punto
de vista energético para lograr
el desarrollo sostenible?

Definamos primero, de la forma más sencilla posible, el concepto de «desarrollo sostenible»: Es la satisfacción continua, en tiempo y espacio, de las necesidades crecientes de la humanidad. En la definición aparecen los conceptos: «tiempo», «espacio», «necesidades crecientes» y «humanidad».

 


Tiempo. Supongamos que logremos en todo el mundo un desarrollo económico, e inclusive social «sostenido» durante uno o muchos años, a costa de la sobreexplotación y agotamiento de los recursos naturales. Pudiéramos vivir mejor dos, cinco, diez generaciones, pero no más. Este podrá ser un desarrollo temporal, largo o corto, pero nunca sostenible.

Espacio. Vamos a suponer que logremos en Cuba y en otros países un modelo ideal de desarrollo —con la consecuente protección del medio ambiente y con el uso de las fuentes renovables de energía— con todas las necesidades económicas de la población satisfechas, pero que la mayoría de los países sigan contaminando la atmósfera, los mares y los ríos; envenenando y desertificando las tierras; sigan agotando los recursos naturales del planeta.

Desgraciadamente, todos vamos a morir por igual porque vivimos en un mismo planeta.
Un desarrollo aislado y local podrá ser solo desarrollo local o territorial, pero no sostenible.
Necesidades crecientes. No se puede entender como necesidades crecientes los malos hábitos del consumismo desenfrenado, con todos los ejemplos que pudiéramos poner aquí, típicos de una sociedad capitalista imperial neoliberal. Las costumbres del consumismo y el despilfarro conducen, con mayor rapidez, a la destrucción del mundo y nunca a un desarrollo sostenible. Estos gustos son manifestaciones de egoísmo, individualismo, insensibilidad y de pobreza mental no compatibles con una sociedad que luche por un mundo mejor. Es una necesidad creciente la salud para todos y el mejoramiento continuo de su calidad, la alimentación cada vez más sana y nutritiva, la educación cada día con mayor calidad y adaptándose continuamente a los nuevos tiempos, la cultura general integral en perpetuo enriquecimiento con el aporte de los pueblos, el mejoramiento de las condiciones de trabajo, vivienda, vestido, transporte, comunicaciones, etc. Estas necesidades las tenemos y las tendremos todos, sin excepción.

Humanidad. El desarrollo económico de unos basado en el hambre y la miseria de otros podrá ser para los primeros «desarrollo», pero nunca sostenible, pues llegará el momento en que los pueblos tomen conciencia del gran peligro que entraña para todos el modelo neoliberal impuesto por el capitalismo imperial, y más temprano que tarde se alzarán unidos y harán cumplir el postulado de que ningún imperio ha sido ni será eterno. Desarrollo sostenible conlleva el desarrollo social de todos los pueblos del mundo y no
sólo de unos pocos.

Tanto para la supervivencia como para el desarrollo, uno de los recursos más importantes es la energía. El desarrollo sostenible tiene que estar basado en una energética que sea también sustentable. No es imaginable un desarrollo sostenible basado en los hidrocarburos o en reactivos nucleares; en primer lugar, porque se acaban, pero lo más importante, si no se agotaran, acabarían con el mundo.

Además, si existen otras posibilidades reales inagotables de abastecimiento energético, como las fuentes renovables de energía, no es correcto quemar uno de los recursos más valiosos que nos da la naturaleza como resultado de la evolución de millones de años y que pudiera ser tan útil como materia prima para las actuales y futuras generaciones.
El uso de la energía solar o de otras fuentes renovables de energía ha aumentado en estos tiempos por tres factores principales:

• Mayor conciencia social sobre las consecuencias del uso de los combustibles fósiles
en el cambio climático.
• Aumento de los precios de los combustibles tradicionales, especialmente el petróleo.
• Mayor conocimiento del agotamiento real de las reservas de los combustibles fósiles.

El primer factor ha influido, pero todavía muy poco, mucho menos que lo que debería.
Pero ya se oyen cada día más las voces de científicos, representantes de movimientos ecologistas y políticos honestos, en defensa de la protección del medio ambiente.
Desgraciadamente, se oyen también representantes del capitalismo imperial, inclusive presidentes, defendiendo co-mo salvadores del mundo, demagógicamente, el uso de las fuentes renovables de energía y, como siempre, engañando a los pueblos.

Mucho más han influido los otros dos factores en el aumento del uso de las fuentes renovables de energía, y es lógico: el dinero y el poder. Mientras más caro esté el petróleo, más ganancias puede tener la industria de las fuentes renovables de energía. Y no hay que ser inteligente ni economista para saber que el precio del petróleo, aunque puede fluctuar, su valor medio tiende a subir.

Por otro lado, si los combustibles fósiles se agotan y hay que ir obligatoriamente al uso de las fuentes renovables de energía, el imperialismo tiene que tener el dominio de todas las patentes y tecnologías, para de esta manera seguir dominando el mundo.

De aquí se desprende que las fuentes renovables de energía se utilizarán cada día más, inclusive en un régimen capitalista imperial de producción, independientemente del detrimento que esto pueda causar a muchos pueblos de nuestro único mundo, por la forma en que se haga.

El uso de la energía solar o de las fuentes renovables de energía es una condición necesaria, pero no suficiente para lograr un desarrollo sostenible.
A veces se identifica a la energética sustentable con la que está basada en el uso de las fuentes renovables de energía y, desgraciadamente, no en pocos casos su uso también conspira contra del desarrollo sostenible.

Y pongamos algunos ejemplos: El caso más conocido es el agotamiento de los bosques por el uso indiscriminado de la leña. Claro, la devastación de los bosques ha sido provocada principalmente por las industrias madereras con fines de exportación. Es un caso típico de la desigualdad y la explotación capitalista neoliberal de los países más pobres.

Una energética sustentable conlleva, obligatoriamente, si no al progreso, por lo menos
al mantenimiento de la fuente renovable.

Pero hay otros ejemplos que no son tan evidentes.

Téngase un sistema de transporte donde cada uno tenga un auto y no se use el transporte colectivo. Alúmbrense las casas con bombillos incandescentes y utilícense equipos ineficientes, aunque sean muy lujosos. Pónganse lámparas y aparatos de aire acondicionado, donde se pudiera utilizar la luz y la ventilación naturales. Síganse publicando periódicos diarios de cuarenta páginas que no lee nadie, porque ni siquiera hay tiempo para ello, con la consecuente devastación de los bosques. Bótese todo lo que pudiera ser reciclable. Sígase, en fin, el camino del consumismo y el despilfarro. Pero a la vez, abastézcase todo este sistema de vida con fuentes renovables de energía. Esto no tiene nada que ver con la energética sustentable, que tiene que estar basada en el ahorro
y la eficiencia. Y cuando nos referimos al ahorro, no estamos diciendo solamente que apaguemos una luz innecesaria o un televisor que no estemos viendo. Nos referimos también al máximo aprovechamiento de todos los productos y recursos que también consumieron energía en su fabricación y traslado.

Otro aspecto que se debe considerar es el siguiente. Imagínense que un país pudiera importar todos los equipos necesarios para abastecer todas sus necesidades energéticas con fuentes renovables de energía: paneles solares, generadores eólicos, calentadores
y secadores solares, generadores de electricidad que funcionen con biomasa o hidrógeno, grandes turbinas hidráulicas para producir electricidad, etc. Pero que ese país no desarrolle la ciencia y la tecnología. En este caso, seguirá siendo siempre dependiente de las importaciones a las grandes transnacionales que dominan las tecnologías y, por lo tanto, este aparente desarrollo no tiene nada que ver con la energética sustentable, pues no conduce a la independencia energética.

La energética sustentable tiene que estar basada en la proliferación del conocimiento
y no en su monopolio; también en la divulgación de las tecnologías y de los adelantos científicos para que estén al alcance de todos los pueblos. El uso de las fuentes renovables de energía debe tener, en primer lugar, un fin noble y estar basado en una
ética altamente humanista.

¡Qué noble es llenar todo el país de escuelas, consultorios médicos, policlínicas, hospitales, círculos sociales, etcétera, y electrificarlos todos, y en aquellos casos donde no llegue la electricidad, utilizar sistemas fotovoltaicos! Además, electrificar hasta la última vivienda campesina, independientemente de dónde esté, con paneles fotovoltaicos si fuera necesario. Pero hay gigantes proyectos europeos para el uso del desierto de Sahara para llenarlo de paneles fotovoltaicos, para producir electricidad destinada a Europa. Así, mientras más grande sea el desierto, mejor, más electricidad para los europeos. No importa que mueran millones de africanos por falta de agua y alimentos. ¿No es ésta una aberración? ¡Qué objetivo más noble es el procesamiento de los residuales para acabar con los focos de contaminación y, a la vez, producir biofertilizantes y biogás para la cocción de alimentos o producción de electricidad en lugares de difícil acceso!


Pero ya hay funcionando en algunos países instalaciones que producen biogás a partir
de la leche en polvo que sobra por sobreproducciones, para que no disminuya el precio
del producto. No importa que haya millones de niños en el mundo que mueran porque ni siquiera tengan leche para alimentarse. ¿No es ésta una aberración? ¡Qué objetivo más hermoso es el de la voluntad hidráulica, donde además de regularse los caudales de los ríos para evitar grandes inundaciones, se acumula agua para consumo humano, agrícola
e industrial, evitando que se vaya a los mares sin su utilización y se pueda producir electricidad distribuidamente en miles de pequeñas, mini y microhidroléctricas, favoreciendo de esta manera a cientos de miles de personas y protegiendo el medio ambiente!

Pero en varios países existen y en otros se construyen las megacentrales hidroeléctricas, con presas gigantes que inundaron o inundarán miles de kilómetros cuadrados de tierras fértiles y áreas de selvas y bosques, reservas de la biosfera, desplazando a cientos de miles de habitantes nativos y acabando con la biodiversidad. Pero lo peor del caso es que lo que aparentemente es una producción segura y barata de electricidad, pues no depende del petróleo, es muy sensible a accidentes catastróficos tanto de índole natural o por guerras imperialistas, pudiendo matar a millones de habitantes por inundaciones aguas abajo. ¿No es ésta una aberración? ¡Qué objetivo más noble es producir azúcar y con ésta otros alimentos, tanto para el país como para otros pueblos, tan necesarios para combatir el hambre, pero además, producir distribuidamente electricidad, alcohol, cera, tablas, papel, proteínas para alimento animal y otros derivados de la caña de azúcar!
¡Qué noble es luchar contra la desertificación y la sequía y mejorar suelos improductivos para volver a sembrar cultivos que garanticen la alimentación de los pueblos mediante la siembra de plantas, como el piñón de botija (Jatropha curcas), que puede, además, aportar materia prima para producir pienso y otros productos, y de su aceite no comestible producir biodiésel para la solución, principalmente, de problemas locales en el transporte
y la producción de electricidad!

Pero existen grandes proyectos de utilizar cientos de miles de hectáreas de tierras fértiles e, inclusive, de zonas que son reservas de la biosfera, para la producción de biocombustibles (alcohol y biodiésel) a partir de la caña de azúcar, el maíz, la remolacha, el trigo, la soja, el girasol y otros productos. Y esto, para satisfacer la demanda insaciable de combustibles de países del mal llamado «primer mundo». No importa que escaseen y suban los precios de los alimentos. No importa que se produzca la mayor hambruna que haya conocido la humanidad y mueran, como consecuencia, millones de habitantes.
Sólo importa que no se paren los automóviles de los Estados Unidos y Europa. ¿No es ésta una aberración?

Pudiéramos, entonces, a partir de la definición de desarrollo sostenible acercarnos a una definición del concepto de «energética sustentable»:
Energética sustentable es la que, basada en el uso de las fuentes renovables de energía, esté al servicio de los pueblos y, con independencia de factores externos, garantice, desde el punto de vista energético, el desarrollo sostenible.Después de estas reflexiones pudiéramos concluir que es imposible lograr una energética sustentable, y mucho menos un desarrollo sostenible, en un sistema capitalista imperial neoliberal. No se le puede pedir peras al olmo. Una ética humanista, solidaria, revolucionaria y socialista es también imprescindible.

Esto es lo que siempre nos ha enseñado Fidel, desde su alegato conocido como La historia me absolverá, hasta el presente.

* Doctor en Ciencias Técnicas. Presidente de CUBASOLAR.
e-mail:berriz@cubaenergia.cu