No hay que saberlo todo…
Por Humberto Pomares Ayala*
A propósito del Catálogo de Tecnologías Apropiadas para el Desarrollo Local.
La naturaleza, ingeniosamente, nos da claves de cómo ahorrar energía a través de la comunicación. «El animal puede pasar de la advertencia comunicativa a la acción agresiva para alejar el intruso. En este sentido, la comunicación aparece en el ámbito biológico como una alternativa a la agresión», como expresara el español Manuel Martín Serrano. |
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Un ejemplo singular es el de muchos mamíferos, que marcan su territorio con la orina, evitando así desde el mínimo esfuerzo de un simple gruñido, hasta la confrontación con sus semejantes y su enorme derroche de energía vital.
Acortar distancias, tender puentes y crear enlaces entre quienes necesitan acceder a «dialogar y compartir» conocimientos, para construir las soluciones más apropiadas en cada contexto, se puede lograr también a través de la comunicación, para ahorrar la energía y el tiempo de la búsqueda por separado, y evitar la duplicación de esfuerzos para alcanzar resultados similares.
En el campo de las tecnologías ocurre que cada día son aplicadas con éxito un gran número de ellas a escala local, tanto en Cuba como en otros países. Buena parte de ellas son resultados de investigaciones de nuestras instituciones científicas y académicas. Otras son producto de la creatividad y sabiduría popular. Sin embargo, la mayoría es «desconocida» por quienes las necesitan y están en condiciones de asumir y decidir su «apropiación» o «transferencia».
El Catálogo de Tecnologías Apropiadas para el Desarrollo Local, elaborado por el Grupo de Desarrollo Local del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA), pretende poner en contacto a los gobiernos municipales y otros actores locales con el qué, quién y dónde de estas tecnologías en el país, potenciando la gestión de información y conocimientos que cada uno de ellos necesite, según sus estrategias municipales.
En este artículo se intenta ilustrar elementos que hacen que un catálogo de este tipo sea posible, necesario e importante en la dinámica del desarrollo local en Cuba.
El recurso más importante para el desarrollo con que cuenta nuestro país es el recurso humano formado por la Revolución. El nuestro es un pueblo instruido y culto que necesita aprender a optimizar la gestión de sus conocimientos y convertirlos en sabiduría, con el fin de dar respuestas efectivas y particulares a los problemas de la vida cotidiana.
En el mundo actual crece el consenso de que el tema de la gestión del conocimiento ha cobrado importancia estratégica, tanto para el crecimiento de las empresas, ya que se considera que es un instrumento básico para la gestión empresarial, como para el desarrollo sostenible a escala global y local. Esto se debe a que comienza a generalizarse el criterio de que el conocimiento es un recurso vital para el desarrollo y es preciso gestionarlo, articularlo e integrarlo adecuadamente de forma que sea realmente útil a toda la sociedad y no solo a los sectores donde fue originado.
Si el desarrollo está cada vez más centrado en el conocimiento, la sociedad local en desarrollo deberá ser, entre otras cosas, una red de comunidades de aprendizaje que construyan saberes en interacción y que, sin abandonar los modos tradicionales de superación, se entrenen en prácticas reflexivas, pensándose a sí mismas y proyectándose hacia el futuro. «En efecto, una sociedad del conocimiento es una sociedad que aprende (leaning society), y ello no significa una sociedad de personas que estudian a lo largo de toda la vida, sino una sociedad organizada de manera tal que efectivamente aprenda en ese encuentro de saberes científico-técnicos y prácticos, generales y específicos que se operan en un espacio de generación de estrategias para la transformación de la propia realidad», según Jorge Luis Coragio. En Cuba también comienza a surgir una toma de conciencia de la importancia en estos temas, indicada por el interés mostrado por un grupo de gobiernos municipales hacia la elaboración de estrategias y proyectos de desarrollo, con la participación de todos los actores locales.
En el mundo empresarial una de las definiciones más comunes de gestión del conocimiento es la que dice que «es el proceso constante de identificar, encontrar, clasificar, proyectar, presentar y usar de un modo más eficiente el conocimiento y la experiencia del negocio, acumulada en la organización, de forma que mejore el alcance del empleado para conseguir ventajas competitivas», como expresan las investigadoras Yadira Nieves Lahaba y Magda León Santos.
En el Evento sobre Desarrollo Local celebrado en Santiago de Cuba, en agosto de 2004, se acordó referirnos a la gestión del conocimiento a escala local como el «proceso complejo de generación, proveimiento, administración y circulación de las informaciones, datos, saberes y valores necesarios para garantizar la toma de decisiones a nivel local, con el objetivo de promover la elevación de la calidad de vida de la población sobre la base del desarrollo sustentable equitativo y caracterizado por una creciente participación ciudadana».
De igual forma, en el Evento de Santiago también se acordó nombrar las tecnologías apropiadas como el «conjunto de conocimientos y procedimientos articulados y adecuados a contextos particulares para la implementación de objetos y/o procesos físicos, sociales, económicos, ecológicos, culturales y otros, que contribuyan al desarrollo local sostenible».
Dicho de otra forma, para nosotros son aquellas tecnologías cuyas características, como factibilidad económica, técnica y ambiental, permiten a los actores locales valorar y decidir su apropiación, como conocimiento en una primera etapa, como instrumento de desarrollo sostenible en una segunda y como cultura del lugar en una tercera, todo esto en procesos de desarrollo desde los territorios.
El sostenido desarrollo científico-técnico que ha tenido Cuba desde sus instituciones de investigación, los numerosos resultados destacados en los Fórum de Ciencia y Técnica celebrados durante años, y las creativas soluciones exitosas aplicadas desde el saber popular son fuentes importantes de tecnologías apropiadas de que disponemos.

De la misma forma en que el país cuenta con fuentes de tecnologías, dispone a escala local de estructuras e instituciones de gestión, producción y capacitación, preparadas para recibir y generar conocimientos, como especialistas en su realidad local. Además, son potencialidades identificadas en los municipios cubanos que favorecen los procesos de desarrollo local, específicamente para la apropiación y gestión de conocimientos, «la generalizada existencia de recursos humanos con nivel de instrucción adecuado, y la conexión viable con centros de investigación y universidades como portadores de innovación tecnológica», como señala Ada Guzón Camporredondo. Éstas garantizan la capacidad de absorción, transferencia y apropiación de tecnologías alternativas desde el momento en que se encuentren disponibles en cada territorio.
Al mismo tiempo, las barreras ya conocidas para la gestión e integración de actores locales matizan los estilos de trabajo por sectores en los municipios, que al parecer también han influido en que no exista un sistema de información integral municipal, en el que pudieran evidenciarse las principales necesidades, disponibilidades y acceso en el tema de las tecnologías, tal y como hemos podido comprobar en la práctica.
Como resultado se observa cómo se desconoce a escala local la inmensa mayoría de los resultados obtenidos en la aplicación de soluciones exitosas en diversos lugares del país, según expone la citada Ada Guzón: «Contrasta la existencia en universidades, centros de investigación y otras organizaciones de tecnologías alternativas que cubre un amplio espectro de áreas y el nivel de desconocimiento que se tiene en la escala local de esas tecnologías alternativas, por lo que las soluciones que se plantean allí en muchos casos están marcadas por enfoques que no incluyen el aprovechamiento de los potenciales locales ni promueven la innovación…».
La experiencia acumulada por el equipo de desarrollo local del CIPS a través de años de trabajo en el Proyecto Cauto, desarrollado en los municipios Mella y Contramaestre, y más recientemente en las estrategias y proyectos de desarrollo en la provincia de Sancti Spíritus, corrobora la necesidad de que los gobiernos municipales y otros actores locales dispongan de información integral sobre tecnologías apropiadas, de bajo costo, aplicadas con éxito, localizables en el país y transferibles a escala local. Esto abrevia la brecha existente entre el conocimiento aplicable disponible en el país y las realidades locales, y potencia el uso y desarrollo de estas tecnologías en todos los municipios.
Dentro de la gestión del conocimiento generada en la dinámica del desarrollo local, en el caso de las tecnologías apropiadas, el Catálogo será el instrumento básico de gestión de la información que le permitirá iniciar cualquier acercamiento y comunicación con las diversas fuentes de tecnologías. Pensado como un «paquete tecnológico de construcción progresiva», está compuesto por fichas sencillas que incluyen el título de la tecnología, una breve sinopsis de su utilidad, una o dos imágenes, ejemplos exitosos de su aplicación y los datos de contacto de las instituciones o autores. Las áreas del desarrollo local que se incluyen son, entre otras: tecnologías de gestión y participación, producción de bienes y servicios, agricultura, producción animal, construcción, energía, cultura local, manejo de recursos naturales como agua, bosques y suelos, y manejo integral de residuos.
Lo novedoso del Catálogo de Tecnologías Apropiadas para el Desarrollo Local está en su nueva forma de agrupar, filtrar y presentar una información ya existente por sectores, para ponerla en manos de los gobiernos municipales, los que conocen de forma integral la problemática de sus territorios y tienen la capacidad de decidir.
Como «lista ordenada», que es el significado de Catálogo en cualquier diccionario, será ya un resultado su elaboración, distribución y actualización. Pero el trabajo de concertación que se espera realizar con todos los involucrados estará encaminado hacia el diálogo entre los implicados, como «el encuentro que solidariza la reflexión y la acción de sus sujetos encauzados hacia el mundo que debe ser transformado y humanizado», que «no puede reducirse a un mero acto de depositar ideas consumadas por sus permutantes», como precisa Pablo Freire.
No podemos pasar por alto el hecho de que a partir de esa información los gobiernos municipales estarán conectados a una red de conocimiento que de hecho significa una propuesta de cambio en las formas de hacer, de subvertir formas de hacer, por otras nuevas.
Cuando nos referimos a la transferencia o apropiación de tecnologías estamos proponiendo una forma de producción de conocimiento diferente a la tradicional, desde «los que saben a los que no saben». Porque para ser apropiada a un contexto, la tecnología y el contexto tienen que ser repensados por todos los involucrados, creando mediante el diálogo un conocimiento nuevo, específico y particular. «Solo existe el saber
en la invención, en la reinvención, en la búsqueda inquieta, impaciente, permanente que los hombres realizan en el mundo, con el mundo y con los otros. Búsqueda que es también esperanzada», como sostiene Pablo Freire.
El Catálogo se distribuirá en los gobiernos municipales y sus responsables estarán al tanto de su actualización en coordinación con el Grupo de Desarrollo Local del CIPS y de las tecnologías e innovaciones que se producen en sus territorios. De esta forma cada gobierno municipal será un nodo de una red humana en el tema de tecnologías, incluyéndose como temática priorizada en la red de desarrollo local, que actualmente está en construcción.
La disposición de una gran cantidad de instituciones para incluir sus tecnologías en el Catálogo nos da la medida de su utilidad y pertinencia. Hasta el momento todas las instituciones o personas que producen tecnologías y han conocido de este proyecto han aportado los datos necesarios para la elaboración de las fichas correspondientes a sus tecnologías.
No hay que saberlo todo…
Casi todo el mundo recuerda cómo en la universidad aprendimos aquello de que «el buen profesional no es el que lo sabe todo, sino el que sabe dónde encontrarlo», o entre estudiantes lo de «no hay que saberlo todo, sino tener el teléfono del que sabe». Y ahora el Catálogo se nos presenta como un instrumento de comunicación de alta utilidad para «poner en común» a quienes hacen esfuerzos en la misma dirección y crear enlaces de trabajo.
Pensamos que el conocimiento se crea en todas partes a partir de los referentes culturales de cada lugar, y en cualquier lugar podemos encontrar experiencias útiles para todos; «así, pues, el respeto al saber popular implica necesariamente el respeto al contexto cultural», según Pablo Freire. Por lo tanto, al poner en contacto a actores locales con instituciones científicas, partimos de que hablamos de un encuentro de saberes.
No se trata de decirles a los actores locales «aquí están los conocimientos y la gente que sabe», sino «aquí está la gente que trabaja tal tema y con las que se puede dialogar y obtener soluciones propias», y además, necesitamos que se incorporen al intercambio del Catálogo, aportando las tecnologías surgidas a escala local que pueden ser útiles en otros puntos del país.
El hecho de socializar los resultados de la investigación en todos los rincones del país y mantener la información actualizada en manos de quienes encabezan procesos de transformación es un hecho científico de alta significación social. Antonio Gramsci afirmó al respecto: «Crear una nueva cultura no significa solo hacer individualmente descubrimientos “originales”; significa también, y especialmente, difundir verdades ya descubiertas, “socializarlas”, por así decir, convertirlas en base de acciones vitales, en elementos de coordinación y de orden intelectual y moral. Que una masa de hombres sea llevada a pensar coherentemente y de forma unitaria la realidad presente es un hecho filosófico mucho más importante y original que el hallazgo, por parte de un “genio” filosófico, de una nueva verdad que sea patrimonio de pequeños grupos de intelectuales».
El trabajo que realizará el Grupo de Desarrollo Local del CIPS con el Catálogo, intencionará la articulación de instituciones científicas y académicas a las transformaciones que están ocurriendo en los municipios cubanos en pos de su desarrollo y potenciar el trabajo de todas las partes en la búsqueda de soluciones.
No hay que saberlo todo, por suerte. Porque aprendemos lo útil que resulta dialogar con gente y saberes diversos para crear espacios de gestión del conocimiento en aras del desarrollo humano de nuestro país.
Esperemos que, además, el Catálogo de Tecnologías Apropiadas para el Desarrollo Local sea un catalizador de diálogos que permita aprovechar al máximo el talento, la creatividad y sabiduría que hay en nuestro pueblo.
No hay que saberlo todo…, para eso están los catálogos.
* Especialista del Grupo de Desarrollo Local del Centro de Investigaciones Psicológicas y Sociológicas (CIPS), del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente (CITMA). |