Parchís ambiental

Por Leida Santamarina Valdés*

La relación que puede existir entre la educación ambiental y el juego merita un profundo análisis y una consideración particular, para poder determinar el lugar y el momento de interacción entre ambos.

Es indudable que un juego didáctico bien concebido y correctamente estructurado, aporta elementos para desarrollar el juego desde una perspectiva ambiental, siempre que estén dirigidos a ella.

 

En este caso el juego no sólo actúa como una herramienta de aprendizaje, sino que abre un espacio para la confianza de los jugadores y facilita sus acciones espontáneas, lo que abre espacios de unión y comprensión entre ellos.

Se puede elaborar, por ejemplo, un rompecabezas a base de papel reciclado, elaborado por los mismos implicados en el proceso y para la utilización de todos los interesados.
De esta manera el juego de mesa se convierte en un premio por lo aprendido y realizado en el proceso de elaboración del mismo.

Se debe destacar que en esta parte del proyecto los incluidos en él ya poseen una serie de elementos, conceptos, referencias y puntos de vista para con el medio ambiente y su conservación, lo que es de vital importancia para la realización y ejecución de otro juego: el parchís ambiental.

La confección del parchís está basada, al igual que el rompecabezas, en el papel reciclado que se obtiene de todo el trabajo anterior del proyecto. Para este juego también es muy necesaria la creatividad del realizador, ya que posee sus diferencias con el parchís tradicional.

El papel reciclado se corta en pedazos acorde al gusto del realizador o según su disponibilidad. Para la realización del juego se seguirán los pasos siguientes:

• Las casas de partidas o lugares donde se depositan inicialmente las fichas de los jugadores identifican diversos componentes del medio ambiente: agua, tierra, flora, aire, fauna, seres humanos, etcétera.
• Cada elemento tendrá su color característico, tanto en la casa de partida como en los espacios del tablero.
• Los espacios del tablero que tengan todos los colores juntos, serán los protegidos para todos los jugadores.
• En todos o casi todos los espacios del tablero se plasmarán aspectos ambientales favorables y adversos a cada elemento natural o al medio ambiente en general.
• En las casillas que sean contentivas de un factor ambientalmente adverso no será protegido el jugador de ese elemento, ni de ninguno otro. Pero si el factor es ambientalmente favorable, el elemento correspondiente resultará protegido en esa casilla, y si le sirve a algún otro elemento, también éste resultará protegido. Esto debe quedar a la decisión de los jugadores y, sobre todo, ello pone en evidencia los conocimientos ambientales de los jugadores.
• Debe haber la misma cantidad de factores favorables y desfavorables para cada jugador.
• Las casillas que tengan algún factor ambientalmente adverso y en el tablero halla otra casilla con la solución a ese problema ambiental, el jugador tendrá la opción de avanzar hasta ella si así lo desea.
• Los dados, fichas, regla del número cinco para comenzar el juego, etc., son a consideración del realizador del mismo.
En este juego se evidencia la posibilidad de actuar y dar solución a algún problema ambiental, y se toma conciencia de lo que le puede suceder al entorno si no se actúa adecuadamente según las características concretas de cada caso.

* Licenciada en Educación Laboral e Informática.