Turismo de naturaleza
en Cuba
Por
Norman Medina Pérez*
y Jorge Santamarina Guerra**
Introducción al libro homónimo,
publicado por Ediciones Unión.
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Aunque marcado por una motivación económica de origen, Cuba ha asumido al turismo en todas sus implicaciones, culturales, sociales y hasta humanas. El turista no es en Cuba,
y no lo ve el hombre sencillo del pueblo, como un simple bolsillo a vaciar, sino como un ser humano que viene a Cuba, de una u otra forma, para enriquecer su vida, conocer al país, disfrutar de su clima y sus bondades geográficas, culturales, sus avances científico-sociales; para ver la realidad cubana, tan distorsionada a lo largo de las últimas décadas.
Viene a acercarse al pueblo cubano.
El prolongado hostigamiento y aislamiento al que se pretendió someter al país, reforzaron en el pueblo cubano, de por sí espontáneamente afable, hospitalario, solidario, su natural disposición a ver, en todo visitante, a un amigo. Y eso, indiscutiblemente, de una u otra forma lo experimentan y lo disfrutan los propios visitantes. Es un atributo inmedible en indicadores, invalorable en cifras, pero cierto, real, del turismo cubano.
El desarrollo del turismo en Cuba es hoy un hecho plenamente consolidado y a la par reconocido. El salto turístico de Cuba en la década de los noventa, en cualesquiera indicadores que se consideren, es impresionante, y no parece tener parangón en ningún otro país en igual período. En medio de las enormes dificultades económicas que afectaron a Cuba durante esos años, ese impetuoso desarrollo turístico será ponderado por la historia como una de las realizaciones más significativas del pueblo cubano en esa época reciente tan preñada de formidables escollos.
Vale la pena subrayar, con justeza, que en ese desarrollo la preservación de la calidad ambiental ha sido uno de los valores que más se han vigilado y atendido, al punto de que, consecuentemente, la salud de las instalaciones y sus en tornos es una de las principales fortalezas que caracterizan al turismo cubano. Ello es un hecho visible en todo el país.
Un valioso y muy sensible ejemplo concreto que refleja esa vocación ambiental del turismo cubano ha sido la cautela, a la par que la firmeza, con que el país ha asumido el Turismo de Naturaleza.
El turismo se inserta hoy plenamente en la realidad social de Cuba, y no para desfigurar su identidad, su cultura y su realidad social, sino para integrarse a ellas. La condición socialista de la sociedad cubana, con el alto grado de participación organizacional que ello significa, y el alto nivel de educación cultural, social y política de su población son formidables factores de seguridad, verdaderas palancas sociales, para asegurar sostenidamente en el tiempo esa correlación constructiva turismo-sociedad, con indudables beneficios para ambos.
En la concepción moderna, actual, del Turismo de Naturaleza, su historia resulta breve, aunque es conveniente adelantar que en pocos años esta modalidad turística ha dado un giro de 180 grados. Hace unas pocas décadas era el safari su manifestación principal, la victoria del arma de fuego sobre una pieza hermosa, abatir una gacela, un león, un búfalo, un tigre, y exhibir luego su cornamenta, su piel, y referir en adelante la anécdota de su muerte desigual como una experiencia más o menos aventurera.
Ese pasado del Turismo de Naturaleza, o mejor, del turismo contra la naturaleza, ha quedado definitivamente atrás, aunque aún sobrevive un llamado turismo cinegético que, revestido de un ropaje un tanto más conciliador con la conservación, todavía mantiene cierta prestancia comercial en algunas zonas, fundamentalmente del Tercer Mundo.
Esa cacería por placer está, empero, irremediablemente condenada a desaparecer más temprano que tarde en todo el planeta.

Afortunadamente, para la naturaleza y para nosotros mismos, comprendimos a tiempo que un león vivo vale más, mucho más, en términos de su atractivo como recurso turístico-comercial, que un león muerto. Es decir, que su valor como pieza viva, para su observación directa y disfrute, para su foto-grafía y filmación, es capaz de generar mayores ingresos que los que se obtendrían de su abatimiento. Ese disfrute sa-no, además, es repetitivo, mientras que el animal muerto es una acción siempre terminal y provoca un daño irreparable.
Es bien conocido que la pródiga, variada y bien conservada naturaleza cubana es uno de los atractivos principales del turismo en nuestro país. Junto con los valores del pueblo, su cultura y su historia, y las bondades del clima, constituye un verdadero pilar del destino turístico cubano.
La activa política de la Revolución Cubana en aras de proteger y preservar su valioso patrimonio natural, y sus reconocidos logros en esferas decisivas para ello, como son la reforestación, la creación de áreas protegidas, la concientización ambiental de la población, la educación ambiental en los sistemas de enseñanza, la legislación ambiental, la creación de instituciones especializadas y muchas otras acciones, propiciaron la conformación de una base real y confiable sobre la cual, y con la cual, el turismo ha podidocontar para su incorporación a los grandes atractivos del país utilizables con fines generadores de ingresos.
La naturaleza, es cierto, puede ser un factor incentivador de ingresos turísticos, pero lograr ese propósito sin causarle impactos negativos requiere de toda una estrategia global y de una operación cotidiana que aseguren el carácter sostenible de dicha utilización. Es decir, que la misma se realice de forma tal que no interfiera la dinámica perpetua de los procesos vitales de la naturaleza en el tiempo, en cada lugar dado.
Hace ya décadas que la ciencia estableció que la conservación de los espacios naturales no consiste únicamente en impedir que el hombre penetre en ellos, sino en asegurar que, cuando lo haga, se comporte responsablemente. Este es un concepto clave en el Turismo de Naturaleza, al punto de que a veces también se le denomina como turismo responsable. Cuando ello se logra, como en Cuba, los ingresos provenientes de ese turismo especializado contribuyen a la conservación de las propias áreas naturales, retroalimentación que define y sustenta el carácter responsable de su práctica.
Al cabo de estos pocos años de trabajo paciente, cuidadoso, científicamente sustentado, el Turismo de Naturaleza es ya hoy uno de los pilares del turismo cubano y, sobre todo, una de sus más promisorias potencialidades. Los estudios realizados para definir y proyectar el uso turístico responsable de las áreas, y las acciones conjuntas permanentes para realizarlo, permiten garantizar su sostenibilidad en el tiempo, así como tener la seguridad de poder tomar medidas cautelares, si resultaran necesarias, para impedir afectaciones irreversibles en cualquiera de ellas.
El Turismo de Naturaleza en Cuba es también un ejemplo concreto, práctico, del alto grado de coordinación interinstitucional y de articulación funcional que propician la estructura social cubana, y el Estado Revolucionario, en aras de alcanzar propósitos concurrentes a variados organismos y generarle beneficios a la sociedad en su conjunto.
En Cuba abrazamos el concepto esencial de que no hay sector económico con más motivos para promover el desarrollo sostenible, que el turismo, y que, dentro de éste, es en el Turismo de Naturaleza donde la sostenibilidad, más que un atributo, pasa a categorizarse como una condición indispensable.
Dentro de la gran dinámica que caracteriza al turismo de estos tiempos, también resalta la necesidad de adicionar atributos y ofertas al turismo tradicional de sol y playa, creando nuevos productos combinados y diversificados, en los cuales los paisajes naturales y la riqueza cultural sean complementos sustantivos.
* Arquitecto Urbanista. Doctor en Ciencias Técnicas y Profesor.
** Ingeniero Agrónomo, ecologista y escritor, con más de diez libros publicados.
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