Energética sustentable:
tercera transición

 

Por
Julio Torres Martínez*

Necesidad, oportunidades
y vectores de un nuevo sistema energético mundial.

 

El sistema existente destinado a suministrar los portadores energéticos que el hombre necesita para respaldar su desarrollo socioeconómico, es insostenible de manera intrínseca porque:

 

• Está asociado con grandes inequidades que limitan el acceso al desarrollo de varios miles de millones de personas en todo el mundo.
• Depende mayoritariamente de portadores no renovables que comenzarán a escasear físicamente durante el presente siglo según los especialistas.
• Contamina el entorno.

Como ejemplo de una reciente propuesta para construir un nuevo sistema energético, a continuación se ofrecen algunos datos relevantes del estudio publicado a principios del pasado 2007 por el Consejo Europeo para las Fuentes Renovables de Energía y la organización ecologista Greenpeace International, titulado Revolución Energética, un pronóstico energético mundial sustentable: «Para alcanzar un crecimiento económicamente atractivo de las fuentes renovables de energía, resulta de máxima importancia movilizar de forma balanceada y oportuna todas las tecnologías para su aprovechamiento».

El escenario graficado en la figura 1 expone un resultado inesperado y muy interesante, porque los crecimientos en el consumo de fuentes primarias de energía a partir del 2010 tendrían lugar solo «a cuenta» de la elevación de la eficiencia energética, mientras las fuentes renovables de energía sustituyen parcialmente los combustibles fósiles y llegan a reducir su participación en el consumo mundial de fuentes primarias de energía en aproximadamente 50% hasta el año 2050 (comparado con el 2003), con lo que las fuentes renovables más la eficiencia alcanzan en este último año un peso superior a la mitad del consumo total de las ya mencionadas fuentes primarias en todo el mundo.

Como quiera que modificar la dependencia tecnológica y buscar otras fuentes de ingreso para los países exportadores de petróleo constituyen procesos complejos que exigen dilatados períodos de tiempo, parece lógico suponer que los profundos cambios que se deben realizar en el sistema energético mundial para implantar la energética sustentable (definida como aquélla basada en el ahorro, la eficiencia y las fuentes renovables de energía), necesitan una etapa de tránsito. Durante la misma se utilizarán todavía los fósiles y se vayan introduciendo con mayor o menor rapidez las sustituciones previstas y las nuevas tecnologías requeridas para las fuentes renovables —junto a otros ajustes probables no percibidos ahora—, por un cierto número de años en que la sociedad irá descubriendo e instaurando las vías para construir el nuevo sistema sustentable que necesita.

Adicionalmente, la intermitencia del flujo solar y el carácter distribuido de su energía constituyen sin duda obstáculos objetivos para el incremento acelerado de su participación en el mercado energético dominado por los combustibles fósiles —que poseen mayor densidad energética— y por eso la biomasa es uno de los portadores más prometedores derivados de la energía del Sol. Su poder calórico es comparable con el de los lignitos empleados en muchos países europeos para generar electricidad y es, al mismo tiempo, un acumulador natural de dicha energía, lo que permite su aprovechamiento ininterrumpido durante las 24 horas del día; es decir, que puede generar electricidad «despachable».


Fig. 1. Consumo de fuentes primarias
en el escenario de la Revolución Energética.

Por otra parte, el potencial técnico de la biomasa disponible en el planeta cada año, solo teniendo en cuenta la que se explota de manera sostenible y, al mismo tiempo, es competitiva en términos técnico-económicos con los combustibles fósiles, es comparable con el consumo anual de petróleo y sus derivados por toda la humanidad (según Hall y Rosillo el potencial anual promedio de la biomasa fue calculado en más de 6 x 109 toneladas equivalentes a petróleo).

Ello enfatiza la importancia crucial de esa fuente renovable en el tránsito hacia la sustentabilidad porque, en principio, la electricidad que ahora se genera en todo el mundo con petróleo pudiera producirse con biomasa, así como una parte notable de la que se genera con carbón mineral y con ello se evitaría la emisión de millones de toneladas de dióxido de carbono y otros gases de invernadero cada año.

También resulta necesario tener en cuenta el carácter local y regional que tendrá la energética sustentable, debido a que la biomasa y algunas otras fuentes renovables de energía están asociadas en general al territorio y sus cualidades varían con el suelo, el clima, el régimen de insolación y lluvia, y otras características del lugar donde se cultiva.

Así las cosas y dada la situación actual con la creciente contaminación, unida al aumento en la concentración atmosférica de los gases de efecto invernadero y los graves riesgos del cambio climático cuyos desastrosos efectos ya se hacen sentir de manera evidente, parece sensato dedicar una parte importante de los esfuerzos y recursos disponibles a propiciar desde ahora mismo el tránsito consciente hacia una energética sustentable basada en el flujo solar, tratando al mismo tiempo de minimizar las posibles afectaciones que dicho tránsito pudiera ocasionar sobre el nivel de vida y el ritmo de desarrollo socioeconómico, sobre todo en los países del tercer mundo.

Entre los principios generales que se estima deben presidir las acciones dirigidas a establecer la etapa de tránsito hacia la energética sustentable, no deben faltar los siguientes:

1. Organizar un sistema de capacitación y divulgación, dirigido a demostrar las ventajas ambientales, económicas, financieras y de otros tipos, obtenidas al emplear eficientemente las fuentes renovables de energía en sustitución de los combustibles fósiles, así como a fundamentar la necesidad, conveniencia y factibilidad de construir conscientemente una energética sustentable.

2. Elevar la eficiencia en el consumo de todos los portadores energéticos, en particular los fósiles, que todavía será necesario utilizar durante mucho tiempo, aunque todo indica que en cantidades decrecientes, a medida que se desarrolle dicha etapa de tránsito (parece natural pensar en que durante la etapa de tránsito decrezca el consumo de los portadores fósiles, pero ello constituiría una novedad importante porque la tradición histórica de la humanidad ha sido el aumento permanente en el consumo global de portadores energéticos y, todavía hoy, los fósiles poseen la mayor dinámica).

3. Priorizar las medidas que incidan en la reducción de la demanda energética, sobre todo las relacionadas con la modificación de los hábitos derrochadores y los estilos consumistas, así como las dirigidas al diseño, el desarrollo y la instalación de equipos más eficientes en el paso de la conversión local a los servicios energéticos.

4. Apoyar el desarrollo y la comercialización de nuevas tecnologías energéticas, como la gasificación de la biomasa, la producción renovable y el empleo eficiente del hidrógeno, las celdas de combustible y las tecnologías más eficientes para el empleo de la energía eléctrica en general (sobre todo en la iluminación, la cocción de alimentos, la refrigeración, la climatización, el calentamiento de fluidos, etcétera).

Y en lo concerniente a las acciones mismas que deben llevarse a cabo para iniciar dicha etapa, se propone enfatizar, entre otras, en las siguientes:

a. La sustitución de los combustibles fósiles por fuentes renovables de energía, sobre todo en la generación de electricidad donde pueden participar variados portadores, como la biomasa, el viento, la conversión fotovoltaica, las pequeñas, mini y micro hidroeléctricas, las distintas formas de energía oceánica, etc. (la electricidad es el portador energético cuyo crecimiento parece estar asegurado en la perspectiva con altos ritmos, a diferencia de otros cuyo incremento se espera disminuya en lo adelante).

b. La electrificación del transporte y otras actividades humanas, a medida que se reduzca el costo de producción de la electricidad mediante las fuentes renovables, porque ello permitirá sustituir aún más combustibles fósiles.

c. La racionalización de las actividades relacionadas con el transporte de personas y mercancías, a fin de reducir la demanda creciente de combustibles líquidos a que da lugar su crecimiento constante, inequitativo y muchas veces suntuario, incorporando las tecnologías y modalidades que las hagan más eficientes y dedicadas a satisfacer cada vez más necesidades básicas de la humanidad.

d. El empleo del etanol en la industria alcoquímica para producir masas plásticas y otros productos que ahora se obtienen de los hidrocarburos, así como en los vehículos de transporte rediseñados para hacerlos más eficientes, con lo que se sustituyen combustibles fósiles en una actividad que pudiera aumentar a medida en que se desarrollen los países más atrasados, aún después de la racionalización prevista en el punto anterior (la producción de etanol se someterá a las posibilidades de las tierras necesarias para producir los alimentos que garanticen las necesidades básicas de la humanidad, teniendo en cuenta también las proporciones adecuadas con los precios de aquellos).

* Especialista del Observatorio Cubano de Ciencia y Tecnología, La Habana.
e-mail: julio.torres@occyt.cu