La energía
de la solidaridad

 


 

 

Por Iñaki Liceaga Plano* y Armando Guerra Borrás**

 

En Guantánamo, como en todo el Archipiélago, la voluntad
de los cubanos y el acompañamiento de amigos del mundo contribuyen a la energización de viviendas campesinas.

Más de la mitad de los gases de efecto invernadero emitidos a la atmósfera en el mundo provienen de la producción de electricidad mediante combustibles fósiles.
La temperatura media del planeta ha aumentado en 0,7 °C desde el inicio de la era industrial hasta la actualidad. Con el ritmo actual de emisiones en el 2032 la temperatura media será de 2 °C por encima de la temperatura de la era preindustrial, y en el 2100 el aumento se ubicará en torno a los 5 °C.

Para estabilizar la temperatura en un aumento de 2 °C (considerado como el valor que marca el incremento peligroso) en el año 2100 se requiere reducir la emisión de CO2 a la mitad de la tasa actual, con un costo de 1,6% del PIB mundial (frente a más de 2,5% del PIB mundial en gastos militares).


Pero mientras en los foros internacionales se discute cómo llevar a cabo estas políticas, de modo que los compromisos se cumplan, Cuba fue considerada en el último informe del Fondo Mundial para la Naturaleza (World Wide Fund, WWF) como el único país en el mundo con desarrollo sostenible.

La electrificación de escuelas, centros médicos y viviendas de las zonas aisladas del país mediante paneles solares fotovoltaicos, no solo es un hecho destacable de solidaridad energética con el planeta, sino un hecho destacado de la política nacional de igualdad social de todos los habitantes de la Isla.

Durante casi cinco décadas Cuba ha realizado importantes programas sociales que transformaron profundamente la situación de su población. Estos cambios son particularmente evidentes en el acceso y los niveles de la educación, la salud y los servicios básicos. Por ejemplo, 96% de la población dispone de energía eléctrica desde el Sistema Electroenergético Nacional (SEN). Las zonas que no acceden a este servicio son las áreas montañosas más remotas, donde el nivel de electrificación rural por todas las vías y fuentes es solo de 81%.

Las zonas montañosas de Cuba cubren una extensión de 19 000 km2, casi 17% de la superficie del país, y en ellas residen más de 720 000 habitantes (6,5% de la población total).

Antes de 1990, las comunidades aisladas en zonas montañosas recibían un mínimo de servicio eléctrico suministrado por plantas generadoras diésel. En los últimos años, dadas las graves limitaciones económicas de Cuba, estas plantas eléctricas se fueron deteriorando por falta de piezas de repuesto y combustible. Las pocas que quedan funcionando brindan servicios muy inestables, y solo durante dos o tres horas al día. La disponibilidad de energía eléctrica resulta imprescindible para la iluminación residencial, mejorar la calidad y vitalidad de los servicios médicos y docentes, así como para el desarrollo socio-cultural de los habitantes de estas comunidades, para que cuenten con medios de información, como la radio y la televisión, para su desarrollo cultural y recreación.

La electrificación de las viviendas de los campesinos en las comunidades rurales y de difícil acceso mediante la energía solar constituye una solución sostenible y ecológicamente sana. En las condiciones de estas comunidades, alejadas del SEN, es también la solución más económica.

Dada la gran importancia que se le concede al desarrollo social y agropecuario, se ha venido llevando un plan de electrificación en las zonas montañosas mediante varias acciones, como el Proyecto «Electrificación solar a viviendas de campesinos en zonas rurales aisladas y de difícil acceso», de CUBASOLAR, cuyos objetivos principales son elevar el nivel de vida de los pobladores de las comunidades y zonas rurales, particularmente en cuanto al acceso y la calidad de los servicios, propiciar su desarrollo socio-cultural y detener la migración hacia los centros urbanos. Adicionalmente se contribuye a la promoción de las fuentes renovables de energía —ecológicamente sanas y económicamente sostenibles—, a la estabilidad de la fuerza laboral y al incremento de los resultados productivos de las cooperativas y campesinos independientes.

Este Proyecto trata de resolver progresivamente las necesidades de unas cien mil familias de zonas rurales remotas y aisladas, y constituye una ayuda a las regiones más desfavorecidas, para apoyar el desarrollo social y contribuir al desarrollo integral de las diversas regiones del país. El Proyecto contribuye a garantizar la infraestructura básica del sector campesino, además de permitir el acceso a la información y el esparcimiento en áreas rurales, y facilitará la formación de una cultura energética y ambiental sostenible.
La propia naturaleza del Proyecto lo hace extensivo a prácticamente todo el territorio nacional, es decir, será ejecutable en todas las comunidades a las que no llegará el Sistema Electroenergético Nacional (SEN) en los próximos años.

En Guantánamo, la más oriental de las provincias cubanas, el Proyecto se desarrolla con éxito, particularmente en las comunidades Vega del Toro, Negros de Garridos, Negros de Paulino, Ají, Puto, La Magdalena, Tribilín y Cayo Hueso, del municipio de Yateras; El Oro, Viento Frío (Arriba y Abajo) y Ayúa, del municipio de San Antonio del Sur; Los Cerezos y fincas forestales, del municipio de Imías, en las que se ha contado con la participación solidaria las organizaciones no gubernamentales españolas Xarxa Consum Solidari, Euskadi-Cuba y Sodepaz, los ayuntamientos de Vitoria-Gasteiz, Amurrio, Basauri, Irún, Barakaldo, Etxebarri y Abanto, y la Diputación de Bizkaia.

Como norma las viviendas son energizadas con sistemas solares fotovoltaicos, que garantizan el suministro estable de energía eléctrica para alimentar cinco lámparas fluorescentes de 15 W (cuatro de ellas durante cuatro horas al día), un televisor a color de 14 pulgadas (durante seis horas al día) y una radiograbadora de 20 W (durante doce horas al día).

Estos sistemas fotovoltaicos están previstos para tres días de autonomía y disponen de una potencia pico de 200 W en paneles solares fotovoltaicos, un banco de baterías de 440 A-h, un inversor 12 V DC/110 V AC de 300 W, un controlador de carga 12 V/20 A y cinco lámparas fluorescentes de 12 V/15 W. El sistema tiene alta confiabilidad y apenas requiere mantenimiento especializado (solo mantener el nivel de agua en las baterías de acumuladores y la limpieza de los paneles). Adicionalmente, la empresa EcoSol Energía, de Copextel S.A., tiene un programa nacional que garantiza el mantenimiento y la reposición de los elementos consumibles y roturas eventuales de los equipos.

Al tiempo que en países de América Latina y otras regiones los desequilibrios sociales entre los habitantes de las ciudades y el campo se acrecientan, Cuba, apoyada por la solidaridad de otros pueblos y organizaciones, continúa luchando porque todos los habitantes de la Isla dispongan por igual del derecho a la energía. Y esta energía es reflejo de la solidaridad interna del país, que llega con el apoyo de la solidaridad de otros pueblos y que a su vez es solidaria con las nuevas generaciones que han de crecer en nuestro planeta.

* Asociación Euskadi-Cuba (Asociación vasca de amistad con Cuba).
** Coordinador de proyectos de CUBASOLAR.
Tel.: (537) 2062061
e-mail: armando@cubaenergia.cu