El uso de la energía en función del desarrollo social ha sido prioridad desde el mismo triunfo de la Revolución. Desde entonces se desarrolló un proceso de electrificación del país que aún continúa a pesar del alto porcentaje alcanzado.
El crecimiento sostenido de la economía después de 1959 demandó también mayores consumos energéticos en todos los sectores.
Hasta el siglo pasado existía la tendencia de medir el desarrollo económico de las naciones por el aumento de los consumos energéticos que se obtenían año por año.
La crisis energética que vive hoy el mundo, y con ella el aumento desmesurado de los precios de los combustibles, ha hecho cambiar el concepto y actualmente no se concibe el desarrollo económico de un país en el que no se apliquen estrictas medidas de ahorro de energía, tendiendo a hacer más eficiente cada proceso desde el punto de vista energético.
Ese concepto fue asumido por Cuba implementando una política que revoluciona anteriores patrones de consumo energético y que fomenta una nueva cultura en el uso y consumo de los portadores de energía.
Fidel Castro, en su discurso del 17 de enero de 2006 en Pinar del Río, lugar por donde se inició «una Revolución dentro de la propia Revolución», afirmó: «Habrá un antes y un después de la Revolución Energética de Cuba, de la cual podrán derivarse lecciones útiles para nuestro pueblo y para los demás pueblos del mundo».
La evaluación de ese «antes y después de la Revolución Energética» es deber y a la vez motivación para todos los que, de una u otra forma, estamos involucrados en esa obra trascendente, de manera particular los técnicos y especialistas de Pinar del Río, provincia por donde comenzó oficialmente la materialización de estas ideas renovadoras.
Instituciones como la Organización Básica Eléctrica (OBE), la Unión CUPET, la Dirección de Energía del Gobierno Provincial, los Trabajadores Sociales, entre otros, materializaron las principales acciones de la nueva política energética.
Una recopilación de datos estadísticos y análisis de los resultados hasta la fecha, sobre todo en los consumos de combustibles, puede arrojar luz sobre lo alcanzado hasta este momento.
Si se comparan los patrones de consumos de combustibles y electricidad en la provincia durante 2004 y 2005 (años previos a la Revolución Energética) con los que se obtuvieron durante los años 2006 y 2007, se observa un contraste que debe seguirse profundizando en la medida en que se profundiza este proceso.
Analicemos sólo los resultados energéticos de la sustitución de los combustibles domésticos por electricidad para la cocción de alimentos (Figs. 1, 2 y 3).

Fig. 1. Comportamiento de los consumos de alcohol
por la población.

Fig. 2. Comportamiento de los consumos de queroseno
por la población.

Fig. 3. Comportamiento de los consumos de gas licuado
de petróleo (GLP) por la población.

Fig. 4. Comportamiento del consumo de electricidad
en el sector residencial.
La disminución en los consumos de combustibles domésticos ha producido un ahorro sustancial que podemos calcular comparando los consumos de 2006 y 2007 con el consumo promedio que se alcanzó durante 2004 y 2005, años típicos de consumos tradicionales (Tabla 1, en página siguiente).
Tabla 1. Volúmenes de combustible doméstico consumidos
y ahorrados en los distintos años analizados, en litros (L) y toneladas (t)

Al ahorro neto de los volúmenes de combustible consumidos por la población se suma la disminución marcada de los gastos de distribución, que implica, además de ahorro de combustible para el transporte, ahorros en piezas de repuesto, gomas, accesorios, salarios, etcétera.
Un análisis energético comparativo que englobe todos los portadores energéticos usados en el territorio como combustible doméstico, requiere tomar un patrón de referencia. Se lleva todo a toneladas equivalentes de petróleo (tep), aunque este parámetro cambia normalmente todos los años para cada tipo de portador energético (Tabla 2).
Tabla 2. Volúmenes ahorrados en 2006 y 2007,
tanto en toneladas (t), como en toneladas equivalentes de petróleo (tep)

Como se observa en la tabla 2, las medidas adoptadas con respecto a los combustibles domésticos propician que en la provincia se dejaran de consumir durante 2006 y 2007 más de 23 000 y 25 000 toneladas equivalentes de petróleo, respectivamente.
No obstante, el ahorro neto para el país no es ése, ya que la medida adoptada provocó un sobreconsumo de electricidad en el sector residencial por concepto de cocción de los alimentos.
La tendencia del consumo eléctrico, sólo en el sector residencial de la provincia de Pinar del Río, en la etapa analizada, se expone en la figura 4.
Considerando que el aumento en el consumo eléctrico experimentado en el sector residencial se debe, en primera instancia, a la distribución de nuevos equipos electrodomésticos a las familias (Fig. 5), con el objetivo de sustituir los combustibles domésticos para la cocción de alimentos por electricidad, podemos comparar energéticamente el resultado de la disminución de uno con respecto al aumento del otro.
Este aumento en el consumo de electricidad provoca una elevación de los volúmenes de combustible utilizado en la generación eléctrica.
Fig. 5. El sector residencial mejora sus patrones de consumo.
A continuación calculamos las toneladas equivalentes de petróleo (tep) consumidas para la generación de la electricidad durante esa etapa por el sector residencial. Se usan los índices de conversión por los cuales se trabajó y que son orientados anualmente por las dependencias de la Dirección de Planificación del Gobierno (Tabla 3).
Tabla 3. Consumos de electricidad y su conversión
en tep según los índices usados durante cuatro años

Si se toman los valores consumidos en 2004 y 2005 y se promedian, podríamos compararlos con los excesos de consumo en tep en 2006 y 2007, período de pleno auge de la Revolución Energética (tabla 4).
Tabla 4. Valores de exceso relativo de consumo
durante 2006 y 2007 en comparación con el
promedio 2004-2005, dados en tep

El incremento del consumo eléctrico en el sector residencial pudo ser mayor si sólo se hubieran entregado los equipos de cocción. Sin embargo, el cambio de bombillos, la sustitución de los equipos altos consumidores por otros de menor consumo, el establecimiento de la nueva tarifa eléctrica, etc., lograron contrarrestar el aumento del consumo por el concepto descrito.
Una comparación entre los volúmenes de combustibles domésticos dejados de consumir y los consumidos de más por el aumento de la generación eléctrica (llevados a toneladas equivalentes de petróleo), inclinan los resultados a favor del ahorro tal como muestra la tabla 5.
Tabla 5. Diferencia entre la disminución del consumo
de combustible doméstico y el aumento del consumo
de electricidad, llevadas a tep

Como se observa en la tabla 5, los resultados energéticos de la sustitución de los combustibles domésticos por la electricidad fueron satisfactorios. Una cantidad de 27 302 toneladas equivalentes de petróleo se ahorraron en los dos años en que se analizaron los resultados de la Revolución Energética en la provincia de Pinar del Río.
De todo lo anterior se puede concluir que la Revolución Energética en Pinar del Río, tal y como lo previó nuestro Comandante en Jefe, ha sido un éxito desde el punto de vista social, pero también energético. Constituye un paso inicial para el logro de una mayor eficiencia en todos los órdenes, principalmente en el terreno energético.
En este sentido pueden mencionarse los aspectos positivos siguientes:
• Perfeccionamiento del Sistema Electroenergético Nacional (SEN), alcanzando mayor eficiencia y calidad en la producción, transmisión y distribución eléctrica.
• Disminución de los consumos de combustibles domésticos, es decir, un ahorro de 33 001,96 t de queroseno, 6 051,40 t de alcohol y 8 069,69 t de GLP.
• Ahorro relativo entre el combustible doméstico y la energía eléctrica: 27 302 tep.
• Disminución de los gastos de distribución de combustibles domésticos.
* Ingeniero Termoenergético. Dirección de Fiscalización de CUPET,
Pinar del Río, Cuba.
e-mail: gaclientes@ecpri.cupet.cu