El momento de los pueblos en Copenhague
Intervención de Evo Morales Ayma
Presidente de Bolivia
Por su valor sinérgico y conceptual, Energía y tú reproduce las intervenciones de Evo Morales Ayma y Hugo Chávez Frías, presidentes de Bolivia y Venezuela, respectivamente, en la Cumbre Climática de las Naciones Unidas, en Copenhague, Dinamarca, el 18 de diciembre
de 2009.
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Muchísimas gracias, señora Ministra, Presidenta de la Conferencia.
Primero, agradecer por permitirme nuevamente intervenir, como otros presidentes que intervinieron el día de ayer, así como también en el día de hoy.
Me siento sumamente preocupado sobre la forma como se quiere intentar aprobar un documento por presidentes que llegaron en el último momento; hay presidentes, delegaciones, que estamos, desde hace dos o tres días atrás, respetando las formas
de negociación para llegar a un acuerdo.
Saludo las palabras del Secretario General de las Naciones Unidas, donde textualmente dijo: «Ha llegado el momento de todos». Esto es de todos y no de unos pocos.
Denunciamos desde acá que todavía hay grupos de presidentes que siguen trabajando
un documento de pocos, no es de todos los presidentes; menos será de los pueblos del mundo que luchan por la vida y por la humanidad (Aplausos).
Comparto algunas palabras de los presidentes que han intervenido en esta mañana.
De aquí debemos salir orgullosos de este evento, y eso es trabajando de manera transparente, democrática, para tener documentos que permitan salvar vidas.
También rescato las palabras del presidente Obama, dijo: «No venimos a hablar sino a actuar». Si queremos actuar, quiero pedirle que a partir de este momento cumpla con el Protocolo de Kyoto, y así vamos a creer que venimos a actuar y no a hablar (Aplausos); que a partir de este momento, toda la plata que se destina a las guerras se destine para salvar vidas humanas, y así vamos a creer que venimos aquí a actuar y no solamente a hablar (Aplausos).
Queridos presidentes, hermanos presidentes, delegaciones de todo el mundo:
Aquí está en debate si vamos a vivir o si vamos a morir, aquí estamos debatiendo si vamos a salvar vidas o vamos a matar. Y las diferencias, es muy claro, son con relación
a las temperaturas —yo no soy experto, quiero ser muy sincero—, y de acuerdo con las explicaciones de nuestros técnicos que van trabajando, ¿cuáles son las diferencias?
Países que quieren, por ejemplo, permitir que la temperatura del mundo se incremente
a 2 grados centígrados. Y de acuerdo con las orientaciones y las vivencias, elevar la temperatura en el mundo a 2 grados centígrados es eliminar a islas en el mundo, es eliminar las nevadas de las montañas de los Andes, es eliminar las nevadas de todo el mundo. Es gravísimo, y eso nuestros pueblos no lo van a aceptar, y tarde o temprano lo van a juzgar.
Otro tema está en debate. Los países industrializados irracionalmente, llamados en otras palabras países ricos, esas potencias, ¿qué nos plantean? Lo que ellos plantean es cómo reducir de manera real sus emisiones de gases en un 50%. Los planteamientos de los pueblos que luchan por la vida son, por lo menos, reducir, hasta el 2050, de un 90% a un 100%. Eso está en debate, lo he entendido así.
Entonces acá tenemos profundas diferencias: unos plantean solamente reducción de esos gases de efecto invernadero en un 50%, y otros planteamos reducción del 100%.
Si no hay acuerdo —yo quiero reiterarles—, si no hay acuerdo en estos niveles de presidentes, ¿por qué no someternos a los pueblos? Es lo más democrático.
Yo aprendí, en este corto tiempo de presidente, que mejor es gobernar subordinado a nuestros pueblos, que mejor es gobernar entendiendo y atendiendo las demandas de nuestros pueblos, es lo más importante, y es una democracia participativa donde nuestros pueblos deciden.
Me atrevería a decir, incluso en abril del próximo año se recuerda el día internacional de
la Madre Tierra, ¿por qué no los países? Sometamos a nuestros pueblos, mediante un referendo, estas diferencias que tenemos los presidentes, y apliquemos lo que decidan nuestros pueblos en temas del cambio climático (Aplausos).
Para qué vamos a estar forzando grupos, unas peleas, discusiones internas, trabajo secreto, oculto. Yo no comparto, de verdad, las formas como quieren manejarse desde acá, y por eso quiero apelar a las palabras del Secretario General de las Naciones Unidas: ha llegado el momento de todos, y debe ser de todos y no de pocos.
Queridos presidentes, para terminar esta pequeña intervención, no podemos seguir acá días y días, ustedes saben que tenemos muchas responsabilidades, yo tengo que retornar esta tarde; pero quede bien claro que dejo esta propuesta de someterlo a nuestros pueblos; pero también, si hablamos de la vida, seamos muy responsables.
¿La responsabilidad radica en qué? En vez de seguir destinando plata a bases militares,
a intervenciones militares, esa plata hay que destinarla para salvar al planeta Tierra, así, realmente, vamos a ser responsables todos.
De verdad, nos corresponde actuar de manera conjunta, transparente, pero no solamente transparencia de todos los presidentes, sino consultando permanentemente a nuestros pueblos. Nuestros pueblos saben sus problemas, pero también saben sus respuestas,
y esa es la vivencia que yo tengo. Puedo compartir una experiencia de una vivencia de cuatros años de presidente: cuando gobernamos sometidos a nuestros pueblos los resultados son mejores, porque trabajamos la igualdad en nuestros pueblos; pero quiero decirles que estamos debatiendo problemas del medio ambiente, problemas llamados cambio climático, y es obligado debatir de dónde viene este problema del cambio climático, quiénes son los responsables, desde cuándo hay responsabilidad. Y la responsabilidad es del sistema capitalista; si no entendemos, si no identificamos a los causantes del cambio climático, seguramente va a haber tantas conferencias, tantas cumbres de jefes de Estado y nunca vamos a resolver ese tema. Y por eso —quiero ser muy sincero—, si queremos salvar las vidas, si queremos salvar a la humanidad,
si queremos salvar al planeta Tierra, es obligado cambiar ese modelo, ese sistema capitalista y así salvaremos a la humanidad.
Muchísimas gracias (Aplausos).
Intervención de Hugo Chávez FríasPresidente de la República Bolivariana de Venezuela
Buenas tardes.
Señora Presidenta:
Ha dicho usted una gran verdad, hay que almorzar.
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Napoleón Bonaparte decía que los ejércitos caminan sobre los estómagos. Agradezco mucho que nos hayan dado la palabra al presidente Morales y a este servidor, la habíamos solicitado desde temprano en la mañana, porque tenemos aquí varios días ya.
Obama vino, habló y salió por la puertita esta (Risas), esa puertita, una puerta camuflada ahí, me imagino que para el servicio, para la logística, las coordinaciones de la presidencia, y por ahí se fue, por la puerta de atrás, ¡es el imperio!, el imperio que llega a medianoche, y en la oscuridad, ¿eh?, a espaldas de la mayoría, de manera antidemocrática pretenden cocinar un documento que nosotros no aceptamos ni aceptaremos, ¡jamás lo aceptaremos! (Aplausos.)
Yo estoy absolutamente seguro de que por la dignidad que aquí defendemos nosotros,
el gobierno anfitrión, el Reino de Dinamarca, a quien agradecemos la amabilidad, las atenciones: he cargado un chofer muy atento que se llama Thomas, los amigos que nos han dado la seguridad, la señora del hotel, los trabajadores del hotel; anoche nos reuníamos aquí en un gimnasio con miles, de movimientos sociales que han estado por las calles bajo la nieve, con pancartas; movimientos que luchan por la justicia social, partidos políticos; conseguimos aquí en Copenhague compatriotas de América Latina,
del Caribe, de todos los países. Así que hemos estado muy contentos. Anoche apostamos una carrera; a pesar de que Evo es mucho más joven que yo, le he ganado una carrera de 100 metros planos sobre la nieve, y corre duro Evo. Así que estoy seguro de que el gobierno anfitrión comparte estos criterios de nosotros, la inmensa mayoría; los que no la comparten: el que sale por la puerta de atrás. Y así va a salir el impero yanki de este mundo, por la puerta de atrás, ¡va a salir por la puerta de atrás, de manera indigna! (Aplausos).
Ahora, nosotros estuvimos muy preocupados porque nos enteramos de que había unas reuniones, un pequeño grupo de países amigos de la presidencia de la Conferencia. Nosotros no somos enemigos, ¿verdad?, nosotros somos amigos también de todos.
No nos invitaron a participar para nada, ni siquiera una consulta para oír nuestra opinión,
y nosotros queremos dejar bien firme que todos los países somos iguales y nosotros los presidentes, jefes de Estado y de Gobierno tenemos el mismo nivel, aquí no hay presidentes de primera y presidentes de segunda, ni hay pueblos de primera y pueblos
de segunda, todos somos iguales, y eso queremos dejarlo bien claro aquí (Aplausos).
Creo que ha sido un manejo no transparente, por decirlo de manera elegante, ¿saben?, para tratar de abortar aquí una solución que —como dijo Lula— solo un milagro salvaría,
y como para esto no creemos en milagros, nosotros tenemos que partir, yo hablo a nombre no solo de Venezuela, he sido autorizado por los representantes aquí presentes de los países de la Alianza Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América, es decir,
el gobierno y pueblo de Bolivia, el gobierno y pueblo de Cuba, el gobierno y pueblo de Ecuador, el gobierno y pueblo de Nicaragua, los gobiernos y pueblos del Caribe: los países Dominica, San Vicente y las Granadinas, Antigua y Barbuda, y Venezuela, no vaya a ser que de la puerta de atrás, por donde salió Obama, salga esta tarde, por debajo, un papelito en secreto, top secret, y se pretenda presentarlo al mundo como la solución. ¡Desde ya lo impugnamos!, porque nosotros no conocemos ningún documento tampoco. Han estado circulando por ahí versiones y documentos poco transparentes, eso hay que reclamarlo.
Estamos seguros de que no se intentará ningún tipo de fraude, porque sería un fraude a los pueblos del mundo. Si algo debe implantarse en el mundo, recuperarse en el mundo es la confianza entre nosotros. Ya basta de que algunos se crean superiores a nosotros los indios del Sur, a nosotros los negros africanos, indígenas, los pueblos del Sur, todos somos iguales.
Pues bien, dejamos sentada esa protesta, esa violación a los procedimientos de Naciones Unidas.
Teníamos el temor, incluso, de que no nos dieran la palabra, nos habían dicho por aquí, por Secretaría, que ellos no lo garantizaban, y nos explicaban desde esta mañana que sólo iba a hablar un grupo de presidentes, muy dignos jefes de Estado que estaban en una lista que alguien hizo, no se sabe quién la hizo, ¿no? Por eso agradecemos mucho
a la Presidenta que nos haya dado la palabra al presidente Morales y a mí, hubiera sido algo lamentable que nos hubiesen pretendido vetar en esta reunión. No quiero ni pensarlo, ¿no?, ni sospecharlo.
El Protocolo de Kyoto —ya lo dijo Lula— no puede ser declarado muerto o extinguido, que es lo que pretende Estados Unidos. Por eso dice Evo una gran verdad: Si Obama,
el Premio Nobel de la Guerra dijo aquí mismo —por cierto, ¡huele azufre aquí!, ¡huele a azufre!, ¡sigue oliendo a azufre en este mundo!—, que él a lo que vino fue a actuar. Bueno, demuéstrelo señor, no se vaya por la puerta de atrás, ¿eh?, haga todo lo que tiene que hacer para que Estados Unidos se adhiera al Protocolo de Kyoto, y vamos a respetar Kyoto, y a potenciar Kyoto y a responderle al mundo de manera transparente (Aplausos).
Por otra parte, todos coincidimos en que las reducciones a las emisiones de carbono para el año 2050 no deben ser inferiores de un 80%, un 90%, la mayoría coincidimos en esto.
Nosotros creemos, señora Presidenta, que Copenhague no termina hoy, para la dignidad de este pueblo. No queremos irnos con el amargo sabor de la frustración, no; queremos irnos con el recuerdo de un pueblo alegre, de un pueblo al que no conocíamos, una ciudad, un país, Dinamarca; queremos llevarnos a Copenhague en el corazón, no como una frustración sino como una esperanza.
Anoche lo decíamos, Copenhague no termina hoy, Copenhague abrió las puertas para que sigamos dando un gran debate mundial sobre cómo salvar el planeta, cómo salvar la vida en el planeta. Copenhague no es un fin, Copenhague es un inicio, para que logremos los acuerdos que haya que lograr —y ya lo decía Evo—, lograr el equilibrio de la Madre Tierra, la Pachamama.
Esto que dice Obama es algo verdaderamente ridículo. Estados Unidos, que tiene la máquina de hacer dólares; Estados Unidos, que creo que asignó 700 000 millones de dólares para salvar los bancos —con razón dicen allí en las calles que si el clima fuera
un banco ya lo hubieran salvado, ¿eh?—, ahora viene a decir que va a aportar 10 000 millones de dólares al año, una cifra irrisoria. Es algo así como un chiste lo que ha expresado el Presidente de Estados Unidos.
El gasto militar de Estados Unidos es de 700 000 millones de dólares al año; solo bajando el gasto militar a la mitad, por lo menos, habría. Estados Unidos que es el gran emisor, es el gran contaminante y es el gran culpable el imperio yanki de haberle impuesto a punta de invasiones, de guerras y de amenazas, de asesinatos y hasta de genocidios el capitalismo a este mundo, Estados Unidos y sus aliados. ¡He ahí el gran culpable!, debería asumirlo con dignidad. Sabemos que no lo va a asumir en verdad este gobierno de Estados Unidos, porque no es sino la continuación del gobierno anterior.
Obama quedará ante la historia como una de las más grandes frustraciones para mucha gente que creyó en él en Estados Unidos y en otras partes del mundo; ahí está demostrándolo, una gran frustración. Pero qué importa, ¡qué importa!, lo más importante es que los pueblos del mundo y los gobiernos dignos del mundo, la gran mayoría, nos pongamos de acuerdo e impulsemos soluciones verdaderas.
Nosotros no venimos aquí a pedir limosnas, venimos en condiciones de igualdad a aportar modestas ideas para buscar fórmulas de solución. Que nadie lo olvide, ¡que nadie lo olvide!: la culpa es del capitalismo y hay que atacar las causas.
Desde Venezuela, modestamente lo decimos: la única manera de conseguir el equilibrio de las sociedades, de salvar la vida, de obtener niveles superiores de vida, de llevar al ser humano a condiciones dignas de existencia es a través del socialismo. Ese es un debate eminentemente político, eminentemente moral, eminentemente necesario, absolutamente necesario. El capitalismo es el camino a la destrucción del planeta.
Señora Presidenta, queremos que quede claro: Nosotros nos vamos, no podemos esperar más, nos vamos, pero los países del ALBA dejamos claro que impugnamos desde ya cualquier documento que saque Obama por debajo de la puerta, o que salga por allí de la nada, como ayer decían algunos de ustedes, tratando de presentar esto como una solución salvadora. ¡No hay soluciones salvadoras!
Sencillamente nos vamos a sabiendas de que fue posible un acuerdo aquí en Copenhague, y no fue posible por lo que ayer decíamos: la falta de voluntad política de los países más desarrollados de la Tierra, comenzando por Estados Unidos, y esto es una verdadera vergüenza. Es el egoísmo de los más responsables, sobre todo por los patrones irracionales de producción y de consumo de su capitalismo hiperdesarrollado.
Fidel Castro escribió —y con esto termino, para no interrumpir el almuerzo, la foto y las sesiones que vienen— una reflexión anoche, por ahí anda, pendiente, como está, desde La Habana, de esta reunión, con esperanzas de que se tomen decisiones para salvar a la humanidad, y hablaba de una ingloriosa clausura, una clausura sin gloria. Estoy de acuerdo, será una clausura sin gloria.
Pero también quiero decir, señora Presidenta, en honor a todos los que han participado, porque aquí hay gente que no ha dormido en no sé cuántos días, un reconocimiento especial para ustedes, los negociadores, los ministros, los delegados, los jefes de delegación, los expertos, cuánto han trabajado, hay que darles un reconocimiento a todos (Aplausos), y tengamos fe en que el trabajo intenso de ustedes no se va a perder, es un aporte, es un aporte, nosotros nos vamos más conscientes del problema y más comprometidos a crear conciencia en nuestros pueblos por el tema del clima y por el tema del desequilibrio ambiental.
Ahora, así como Fidel dice que es una clausura la que va a ocurrir sin gloria, no quiero decir que sea con pena; no, no es con pena, no es una penosa clausura la que va a ocurrir esta tarde, es una clausura que deja al mismo tiempo abiertas esas esperanzas, esas esperanzas de que nosotros logremos tomar decisiones para salvar a la humanidad, y sólo lo lograremos dejando de lado los intereses egoístas, especialmente de los países más desarrollados.
Quiero rendir tributo a Copenhague y a su espíritu, a su pueblo y a los pueblos del mundo, y comprometernos con la vida, comprometernos con el futuro.
Ingloriosa clausura, pero bonita clausura, llena de esperanzas. Así nos llevamos a Copenhague en el corazón. Señora Presidenta, muchas gracias.
Buenas tardes, señores (Aplausos).
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