Psicología
y conciencia
ambientales
Por
María M. Febles Elejalde, Delysvell Pérez Iglesias y Damián Ramos Martínez*
Un enfoque teórico para el desarrollo de la conciencia ambiental, hacia el desarrollo sostenible
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La impostergable necesidad de fomentar cambios en las relaciones entre los hombres y su entorno, compulsa a los psicólogos interesados en los problemas ambientales a fortalecer posiciones teóricas desde las cuales se pueda contribuir mejor a las transformaciones que se deben impulsar para el logro de ambientes, no solo físicos y naturales, sino también sociales y psicológicos, más sostenibles hacia el desarrollo.
Pareciera que solo se trata de mejorar las relaciones interpersonales y con la sociedad en general. Pero no. Se trata de introducir el necesario e imprescindible cambio por el eslabón humano de este proceso holístico que es el medio ambiente. Comprender al hombre formando parte de este sistema ha costado y seguirá costando mucho, porque también está faltando la visión holística y comprometida de los decisores: gobernantes, dirigentes de todas las áreas y a todos los niveles.
A la Psicología le toca proveer conceptos, principios, métodos e instrumentos que faciliten la comprensión y transformación de las realidades y problemas ambientales que hoy, y en lo que sigue, hay que enfrentar.
La presente investigación se inicia con un análisis teórico del desarrollo de la Psicología Ambiental, que como ciencia comienza a pronunciarse desde los años 60 del siglo pasado. Ciertamente, entonces lo que interesaban eran los ambientes laborales (color de las paredes, ruidos, temperatura de los locales, etc.), y cómo explotar ese medio para que el hombre se sintiera mejor en su actividad. Transformar el entorno en beneficio del hombre fue y ha sido la tónica por muchos años en la Psicología. Actualmente, se cuenta con conocimientos que permiten explicar que el hombre no se beneficia solo transformando su entorno, sino también transformándose a sí mismo. Y es que, como parte del medio ambiente, y siendo el eslabón o portador ambiental más consciente, está más preparado para interactuar con el resto de sus componentes.
La existencia de diferentes enfoques teóricos de la Psicología, nacidos en contextos distintos, con objetivos distintos y con una comprensión diferente del ambiente, estudia esta realidad desde otros ángulos. Ello condujo a la asimilación crítica que intenta integrar diferentes posiciones teóricas en esta ciencia, que culmina con una nueva propuesta teórica de ella, que parte del enfoque histórico-cultural en la Psicología, perspectiva teórica que se considera brinda una visión más holística y comprensiva sobre la relación individuo-ambiente, del comportamiento humano en cambio, y ante los cambios de las urgencias sociales contemporáneas.
A partir de la base teórica sobre la perspectiva dialéctica de dicho enfoque, se ha definido el objeto de estudio de la Psicología Ambiental como el estudio de la formación y desarrollo de la conciencia ambiental, no como instancia interna, abstracta y aislada de lo externo, sino como un sistema de conocimientos, vivencias y acciones que el individuo realiza activamente en su relación con el medio ambiente social, relación que puede ser armónica o disarmónica, dependiendo de su sostenibilidad.
En este sentido, la conciencia ambiental se estructura paulatina y concientemente. Su desarrollo es concebido como un cambio que transita desde lo disarmónico a lo armónico; del desconocimiento o inconciencia, al conocimiento y conciencia. Este proceso se realiza a partir de las vivencias que el individuo va experimentando, acumulando y actualizando a lo largo de su historia individual; de este modo los sujetos se crean una imagen multidimensional de la realidad, en la que toman parte interdependientemente las características bio-físico-químicas del entorno y el sistema de relaciones sociales en el momento histórico-cultural determinado.
La escuela instruye al niño acerca de su ambiente en sus diferentes dimensiones, pero solo el propio niño integra armónicamente sus vivencias, conocimientos y acciones en armonía o no con su entorno. Para ello el niño deberá participar en aprendizajes, talleres y cursos que lo ayuden a sensibilizarse. Cierto es que muchas veces se responsabiliza al entorno (escuela, familia, comunidad) con este proceso, pero llegado determinado nivel de desarrollo, corresponde al hombre adulto mismo (y al niño, en cierta medida en nuestro caso) asumir el papel rector, constructor y desarrollador de sus relaciones con el medio ambiente.
De la concepción que tengamos de la conciencia ambiental, se deducen una serie de variables o dimensiones, según sea el caso, con las que se puede, a partir de un diagnóstico, caracterizar el nivel de desarrollo de la conciencia ambiental. El estudio en niños de edad escolar que se ha realizado, ha permitido afirmar que la conciencia es un lento proceso de constitución, difícil de atrapar en estas etapas; por tanto, lo mejor es sentar las bases para su formación a través del desarrollo de uno o varios de los procesos que la constituyen, llámese vivencia, conocimientos, percepción o comportamiento, como se suele estudiar en la actualidad.
La investigación iniciada se basó en la realización de un diagnóstico de diferentes procesos de la conciencia ambiental, para luego intervenir en su desarrollo. Para esto último era necesario elaborar y aplicar un sistema de actividades que se articulara y promoviera el desarrollo de dichos procesos psicológicos en interrelación. Ellos se encuentran sujetos a otros complejos procesos a partir de la relación que se establece entre el individuo y su entorno, procesos que han surgido a su vez de la historia individual, características psicológicas de la individualidad y la personalidad, en la cual el individuo desempeña un rol activo.
Para su diagnóstico se elaboraron definiciones que nos permitieron una evaluación inicial, lo que representa un corte en la investigación, que fue útil en la medida en que permitió visualizar las insuficiencias, así como establecer los cauces y las nuevas pautas para continuar promoviendo el desarrollo. Para ello fue imprescindible contar con el marco teórico que brinda el enfoque histórico-cultural y que encuentra su expresión en ideas como las siguientes:
• La comprensión y posterior protección del entorno por parte del individuo, solo es posible con la participación activa de procesos psicológicos, tales como la percepción, las vivencias, los conocimientos, etc., que le permiten la construcción del mundo, con un carácter socio-cultural cargado de sentidos y significados. Este carácter se va adquiriendo en las complejas interacciones del hombre con su medio. En ese sentido, el medio ambiente social estará sujeto constantemente a un proceso de reestructuración, del que el propio individuo forma parte, y del que puede ser o no consciente. Según Vigostky, «los factores esenciales que explican la influencia del entorno sobre el desarrollo psicológico de los niños y sobre el desarrollo psicológico de su personalidad consciente, son sus experiencias emocionales» (sus vivencias). Y es precisamente a través de la vivencia que tiene lugar la reestructuración en la mente del niño del mundo que construye, es su medio ambiente a un nivel individual; por tanto, no son los factores sociales en sí mismos los que determinarán su influencia en la formación, sino «los mismos factores a través del prisma de la experiencia emocional del niño». O sea, el paso de lo externo a lo interno no es más que el proceso de la transformación que hace el niño de su entorno para convertirlo en medio ambiente, que está en la base de la formación de la conciencia ambiental, de ahí que sea la vivencia el punto de partida de este complejo proceso.
• A partir de su intercambio activo con su entorno, el individuo establece un orden y le aporta un significado a éste, teniendo en cuenta la diversidad de elementos que va adquiriendo de su historia y cultura. Para dar un orden significativo al entorno, este debe cobrar sentido desde la interrelación que se establece entre las vivencias del individuo y las vivencias de los demás. A través de esta interacción, mediada fundamentalmente por el lenguaje, «se transmiten valores, expectativas y actitudes, ya sea mediante una educación dirigida e intencional», o simplemente sin proponérnoslo.
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• En la formación de la conciencia ambiental, un papel importante lo juega el aprendizaje que tiene lugar en la escuela, en el seno familiar y en la comunidad en general. En los diferentes espacios el niño encuentra a un otro (padre, abuela, medios de comunicación) que le informa sobre su medio ambiente, forma conocimientos, mediatizando sus relaciones con el mismo y estimulando sus potencialidades con ideas, tareas o acciones a favor o no de él.
• Los procesos que constituyen la conciencia ambiental no existen independientemente unos de otros, sino que se encuentran relacionados, genética, estructural y funcionalmente, por lo que una intervención cuyo objetivo sea el desarrollo de uno de ellos, repercute en dependencia del nivel de desarrollo de los demás. La intervención a realizar deberá estar dirigida esencialmente al control de las condiciones y a la promoción de las posibles relaciones que generen los nexos entre estos procesos, reduciendo al máximo las contradicciones que puedan existir entre ellos.
De esta forma, el enfoque teórico también determina la comprensión de la intervención que se realiza. Para el estudio se definieron las siguientes realidades o procesos psicológicos: vivencias, percepción, conocimientos, actitudes y comportamiento.
El estudio se desarrolló con la aplicación de los principios y conceptos definidos desde este enfoque, conociendo el contexto escolar y sus relaciones.
Para ello se hicieron observaciones planificadas de la actividad docente, cuyo objetivo general consistirá en examinar las características estructurales y funcionales del sistema actividad-comunicación que acontecen en el aula.
Los resultados obtenidos permitieron arribar a las conclusiones siguientes:
• Se establecieron dos grupos en cuanto al desarrollo de la conciencia ambiental, con alto y bajo niveles (evaluada a partir del nivel alcanzado en dos o tres de los parámetros estudiados). Los escolares de la muestra, de manera general, presentan una concepción incompleta sobre el medio ambiente, debido en lo fundamental a que no lo consideran en aspectos sociales, solo físico-naturales; se observan niveles moderados de conocimiento ambiental, lo que determina bajos niveles de desarrollo de la conciencia ambiental, susceptibles de mejorar, aunque de forma general también existen debilidades en el desarrollo de las actitudes y comportamientos, y a la correspondencia entre ellos.
• De los procesos estudiados, los que más afectan la conciencia ambiental son el bajo conocimiento de lo que es medio ambiente y, por tanto, de la percepción de los problemas ambientales que existen; por ejemplo, de las relaciones interpersonales (atracción-rechazo en el seno del grupo) y contra los que no se encamina una acción consciente. Por otro lado, existen incongruencias entre actitudes y comportamientos ambientales, que también proceden del desconocimiento del concepto y de la percepción de los problemas que los aquejan.
• Existen inconsistencias en la formación de la conciencia ambiental a este nivel de enseñanza, debido principalmente a dificultades en la preparación y comunicación educativas de los maestros para llevar a cabo esta labor, y a la falta de un programa suficientemente efectivo que fomente la formación de dicha conciencia.
• A partir de los resultados obtenidos, se realizó una propuesta interventiva para fomentar el desarrollo de la conciencia ambiental de los escolares, dirigida a las deficiencias concretas que se detectaron, y en la cual se tendrán en cuenta fundamentalmente la experiencia emocional y la cualidad de reflexión de los niños, cuyo fin será a su vez punto de partida para nuevas actividades de transformación.
• Del estudio de la conciencia ambiental en niños, se concluye que se debe contemplar al entorno encarándolo desde el punto de vista de la relación única que existe entre el individuo y éste en determinada etapa de su desarrollo, como de cía L. S. Vigotsky. Para ello se deben contemplar también las condiciones internas del individuo que posibilitan que, en conjunto con las condiciones externas, alcance una interacción más armoniosa (superior) con el medio.
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• La tarea de la formación de la conciencia ambiental en niños debe contar con el apoyo consciente de la familia, directores de escuela, maestros y comunidad en general; actuar en «mejores espacios» dentro de los cuales sea posible esta transformación que llama al sistema de relaciones en el cual crece y se desarrollan nuestros niños, sobre todo el aula. A los maestros les corresponde una mejor preparación medioambiental para que la educación ambiental se oriente hacia el logro de un entorno no tan deseable como lograble en nuestras condiciones.
• Los procesos de diagnóstico y evaluación realizados en esta investigación constituyen un momento inicial en el estudio de la conciencia ambiental, por el cual se evidencia la complejidad del estudio de la misma y la necesidad, por tanto, de acudir para el estudio a unidades de análisis de los procesos; por ejemplo, es pertinente analizar y seleccionar, en esta edad, algunos de los procesos psicológicos como vivencia, percepción, conocimientos, actitudes y comportamientos ambientales, que, formando un complejo sistema, participan en su formación y desarrollo. El estudio aislado puede ser más ilustrativo de cómo transcurre el proceso de formación de la conciencia ambiental.
• En el estudio se observó que una posición comprometida del niño a actuar a favor del desarrollo del medio, social por naturaleza, está avalada por un mayor conocimiento de éste (ambiental). Se pudieron revelar sus diferentes niveles de conocimiento y las potencialidades que para este conocimiento ambiental tienen los niños.
• De la experiencia se concluye que para un análisis eficaz del fenómeno conciencia ambiental, considerando que la Psicología Ambiental desde el presente enfoque responde a la necesidad de contribuir al interés social por resolver los problemas ambientales, se valora que el futuro de esta rama deberá estar orientado principalmente hacia el logro de transformaciones en los distintos procesos psicológicos, como percepción, actitudes, conocimiento o comportamiento de los individuos con respecto a los diferentes entornos.
* Especialistas del Centro de Estudio de Medio Ambiente,
Universidad de La Habana, Cuba
e-mail: mariaf@rect.uh.cu
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