El hongo atómico
Por
Bruno Henríquez Pérez*
¿Por qué cuando explota una bomba atómica la nube creada toma forma de hongo? ¿Otras bombas o explosiones pueden producir la misma forma?
|
|
|
Aunque el término «nube de hongo» parece haber sido acuñado a principios de la década de 1950, las nubes de hongo generadas por explosiones habían sido descritas antes de la era atómica.
El 1ro de octubre de 1937, se reportó en la prensa norteamericana que durante un ataque japonés a Shanghái ocurrió una explosión que generó «un gran hongo de humo». Durante la Segunda Guerra Mundial, y antes de que se lanzaran las primeras bombas atómicas, se hicieron relativamente comunes las descripciones de nubes de hongo en los reportajes de los frentes de guerra (Fig. 1).
|

Fig. 1. Nubes de hongo en las explosiones atómicas de Hiroshima
y Nagasaki, en agosto de 1945.
|
|
La forma de hongo es en realidad una gran columna de aire y polvo ascendente, y un toroide o rosquilla en su extremo superior, igual al anillo de humo que pueden formar los fumadores, cuando sopla el aire más rápido en el centro de la primera bocanada que expulsaron. O sea, es una combinación de movimientos complejos y turbulentos que recibe el nombre técnico de inestabilidad de Rayleigh Taylor.
Cuando se produce una masa de aire caliente, aunque no haya explosión, este sube por ser más ligero que el aire más frío que lo rodea; el espacio del aire caliente que sube es ocupado por el aire frío del entorno, que baja hasta la base, lo que se denomina circulación por convección. Este es el mismo efecto que provoca que en los días cálidos del verano se formen grandes nubes, que crecen muy rápido y toman la forma de un yunque con la parte más alta, más ancha y extensa a gran altura. Estas nubes se llaman cúmulo nimbos, y se asocian a las tormentas, y los llamados popularmente «palos de agua».
Pero cuando la nube no es natural, sino creada por una explosión en la que se desarrolla mucho calor en el centro, el aire asciende muy rápido formando una columna y creando el efecto del anillo del fumador por el arrastre del aire frío en la periferia de la nube, movimiento que se mantiene formando ese aspecto de rosca o toroide, y la forma de hongo del conjunto. Esa forma de hongo no la toman solo las nubes de las explosiones atómicas, sino cualquier explosión en la que predomine el ascenso rápido del aire caliente y una circulación que permita que se forme el anillo o toroide de polvo, con un movimiento de giro turbulento, en el que el aire caliente se va enfriando por la entrada de aire frío por debajo (Fig. 2). Lo que distingue a la explosión atómica de las demás, es el gran tamaño de la nube, la altísima temperatura de sus componentes y sus efectos colaterales.
|

Fig. 2. Interior de una nube de hongo: el aire fresco
es succionado dentro del toroide en llamas,
que se enfría y produce su apariencia familiar.
|
|
En el caso de la explosión nuclear, primero se observa un gran destello, luego la expansión del aire en todas direcciones, y después el ascenso rápido del aire caliente sobre el lugar de la explosión y la formación de la nube con forma de hongo. El anillo turbulento y la corriente de aire ascendente succionan los escombros del suelo y los elevan y dispersan a grandes alturas, desde donde caen a tierra. Todo esto se acompaña de grandes destrozos, radiación intensa, caída de lluvia radiactiva y se ha reportado también la ocurrencia de relámpagos en el seno de la nube.
Las erupciones volcánicas y la colisión de pequeños cuerpos celestes, como meteoros o cometas contra la Tierra, pueden producir nubes de hongo naturales (Fig. 3).
|

Fig. 3. Nube de hongo sobre el volcán
Monte Redoubt, en una erupción de 1989.
|
|
Estas se han observado también en otros planetas, como en las erupciones de los volcanes de la luna de Júpiter, y en los impactos que causaron los fragmentos del cometa Shoemaker-Levi sobre Júpiter, entre el 16 y el 22 de julio de 1994.
Finalmente, para que aparezca la nube con forma específica de hongo no es necesario que la explosión sea nuclear, aunque las explosiones nucleares, por sus características, siempre causan la aparición de la nube de hongo.
* Físico ambiental, escritor y divulgador de la ciencia. Miembro de la UNEAC y de la Junta Directiva Nacional de CUBASOLAR.
e-mail: bruno@cubaenergia.cu
|