La descontaminación
o desinfección solar
del agua
Por
Luis Bérriz Pérez*
Crónicas de un círculo
de interés sobre el desarrollo energético sostenible (VII)
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Estábamos empezando el mes de noviembre y acababa de pasar por Cuba, por las provincias orientales, el ciclón Sandy. ¡Acabó! Cientos de miles de casas afectadas. Miles de casas totalmente derrumbadas. Pasó de madrugada y tan rápido que si nos dicen que hubo miles de muertos, lo hubiéramos creído.En estos momentos tan difíciles nos damos cuenta de la grandeza de la Revolución, principalmente por la salvaguardia de las vidas de los seres humanos y, además, porque nadie, absolutamente nadie, quedará sin amparo.
Desgraciadamente tuvimos que lamentar 11 fallecidos en Guantánamo y Santiago.
Lamentamos también las decenas de muertos que dejó el ciclón Sandy en Haití y, en mayor cuantía, en Estados Unidos.
No habían pasado 24 horas del desastre y ya las provincias más afectadas tenían el apoyo de brigadas de otras provincias para su reconstrucción. Estas son las acciones que nos hacen sentirnos orgullosos de ser cubanos, que demuestran los sentimientos de solidaridad, de repartir lo que se tiene y esa cualidad de crecerse ante cualquier dificultad.
También en las provincias centrales llovió mucho y uno de los grandes problemas que dejó el ciclón fue la contaminación de las aguas disponibles para beber, con la consecuente posibilidad de epidemias, si no se toman las medidas pertinentes.
Por esto, a pesar del poco tiempo de que disponíamos, pues estábamos inmersos en la ayuda a las provincias orientales, no queríamos dejar pasar el tiempo sin enseñarles a los muchachos del círculo de interés, las posibilidades que brinda el Sol en la potabilización, o mejor dicho, en la desinfección de las aguas contaminadas para evitar enfermedades diarreicas, ya que todo círculo de interés es un medio multiplicador de la cultura: los muchachos aprenden y enseñan a sus familiares, y de esa forma se prolifera el conocimiento.
Era el sábado 3 de noviembre. Dos días antes, había preparado unas pancartas como medio de apoyo para que me entendieran mejor. El día había amanecido con poca nubosidad. Realmente, cuando salí de la casa hacia el parque donde solemos realizar el círculo de interés, pensé encontrarme con pocos muchachos.
Era mi interés levantar los ánimos y por eso cité al círculo, pero sabía que no era fácil, pues la gran mayoría de esos muchachos, al igual que yo, teníamos familias en Santiago, Guantánamo, Holguín y en las otras provincias afectadas.
¡Sorprendente! Cuando voy subiendo la escalerita del parque, veo un conglomerado de más de cuarenta personas en el lugar donde organizamos los círculos y que tenemos pedido oficialmente al Delegado para poder realizarlos.
«Bueno —pensé—, me cogieron el lugar. Tendré que ver dónde puedo reunir al círculo de interés». Y seguí avanzando pues no veía a mis muchachos por ningún lado.
Me agradó mucho ver al abuelo Paco con Miguelito, su nieto e integrante del círculo de interés, que venía a mi encuentro aunque todavía un poco lejos.
¡Paco, me alegra mucho verte! ¿Cómo está la salud? —dije y continué. —¡Buenos días, Miguelito! —¡Buenos días!— contestaron los dos. Se les veía algo extraño, como preocupados.
Bien, pero tenemos un problema —me dice Paco—. Ayer dimos una reunión en el CDR para ver cómo podíamos ayudar a los orientales y dije que tú ibas hoy a enseñarles en el círculo a desinfectar agua con el sol. ¡Han venido más de 30 vecinos! —concluyó Paco.
Mejor —respondí y continué: Así podemos aprovechar más el tiempo. Trataremos de que sea útil.
Nos acercamos. Efectivamente, había más de 40 personas. Y también estaban los integrantes del círculo.
¡Buenos días!—saludé. —¡Buenos días! —contestaron todos. —Vamos a tratar de sentarnos todos a la sombra, pues estar dos horas parados y al sol no es nada agradable —comenté.
Algunos habían traído bancos y, por suerte, el álamo daba suficiente sombra. Nos acomodamos todos y puse unas pancartas en el tronco del árbol.
En el encuentro anterior —empecé diciendo— tratamos sobre la destilación o desalinización del agua, inclusive del agua de mar, utilizando un destilador solar. Hoy vamos a tratar un tema muy importante —continué—: la purificación o desinfección del agua contaminada.
Por eso estamos aquí —dijo un mulato alto de unos cuarenta años y mientras se levantaba, continuó—: yo soy Andrés, el padre de Camila —y señala para Camila que estaba sentada a su lado—, y soy de La Maya. Allí vive casi toda mi familia y tienen problemas con el agua. Deben hervirla y no tienen electricidad, y los combustibles están muy escasos. Sería muy bueno si existiera un método realmente efectivo que desinfecte el agua solamente con la radiación solar, pues de esa tenemos bastante.
Se oyó un murmullo, y hablando un poquito por encima de lo común les dije: —Para eso estamos aquí. Ustedes verán lo sencillo que es desinfectar el agua sin utilizar otro tipo de energía que no sea la del sol —concluí.
El murmullo continuaba y casi tuve que gritar: —¡Atiendan aquí! —y a medida que se iban callando, yo también iba bajando la voz: —Somos muchos y debemos oír con atención y dejar oír a los demás. Si no entienden algo, anótenlo. Las preguntas vendrán después, y si después de terminar alguien no entiende algo, podemos quedarnos hasta que todo quede claro, pero ahora debemos aprovechar el tiempo al máximo. ¡Oigan con atención! —recalqué.
Me dirigí hacia la pancarta que había colgado en el árbol y les dije: —Existen varios métodos de desinfección de aguas contaminadas. Es conveniente especificar que nos estamos refiriendo a aguas microbiológicamente contaminadas, o sea, que contienen parásitos, bacterias y virus patógenos que causan enfermedades principalmente diarreicas. Cualquiera de nosotros ha tenido en algún momento descomposición de estómago y lo más seguro es que haya sido por el agua que tomamos. —Se oyeron en voz baja algunos comentarios, pero continué—. Estas enfermedades son muy molestas, pero además, peligrosas, pues deshidratan al enfermo y pueden inclusive matar. Ustedes conocen lo que ha pasado en Haití con la epidemia de cólera. Más se tienen que cuidar los niños y los viejos.
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Mi prima todavía sigue en Haití —dice Raulito—. Ya lleva allí casi dos años.
Pues bien —continúo—, hoy vamos a aprender cómo desinfectar el agua. ¿Ven esta pancarta? Aquí podemos ver los diferentes métodos más comunes para desinfectar agua. Vamos a nombrarlos sin profundizar en ellos, pues tenemos poco tiempo. El primero es hervir el agua, tan nombrado en la televisión y en la radio. Hervir el agua es un método muy seguro. Hay personas que la hierven por más de 10 minutos, aunque es suficiente hervir el agua durante dos o tres minutos. No hace falta más. Pero este método requiere mucha energía. Imagínense ustedes que si un millón de hogares hirvieran agua todos los días, se gastarían decenas de millones de dólares en combustible y electricidad cada año. Este método debe utilizarse solamente si no hay otro disponible, pues es muy caro.
Sin embargo, es el único que se recomienda en la televisión —comenta Maritza.
Y contamina mucho la atmósfera por el consumo de combustible. Pudiera ayudar si pongo a hervir agua caliente de un calentador solar dice Miguelito.
Tienes razón, pero es muy importante estar claro de que lo que no se puede hacer es tomar agua contaminada —dije—, pues una vida vale incalculablemente más que cualquier gasto de combustibles. Y con ciclones o muchas lluvias, el agua está revuelta, hay peligro de contaminación, y es cuando hay que tomar medidas extremas.
Continuemos —proseguí—. Otro método de desinfección es la pasteurización que consiste en elevar el agua a unos 75 grados por un breve tiempo y enfriarla bruscamente. Esto debe hacerse varias veces. Este método es muy poco usado en las casas pues se requiere el equipo de pasteurizar, pero muy usado en las industrias para purificar los líquidos, principalmente la leche.
Leche pasteurizada —alguien dijo por ahí.
La desinfección con cloro es el método usado en las grandes plantas potabilizadoras que abastecen a ciudades y pueblos, pero puede usarse también en las casas cuando el agua está contaminada o puede estarlo. En las farmacias se puede adquirir un pomito de hipoclorito de sodio y se deben echar 3 goticas por cada litro de agua. Este pomito solo dura más o menos un mes y desgraciadamente no siempre hay. Además, hay que tener cuidado en no verter de más, pues es dañino.
Hago una pausa y continúo: —El cuarto método es el tratamiento del agua con rayos ultravioletas. Este método tampoco se usa en las casas, pues requiere también del equipo y principalmente la lámpara de rayos ultravioletas. Un quinto método es el tratamiento del agua con ozono. Existen unos equipos ozonificadores especialmente para el tratamiento de agua, pero son muy escasos. Un sexto método es el filtrado del agua con filtros tratados con una solución de plata en estado coloidal. Este, como los otros anteriores, es un método muy seguro, pero tampoco está al alcance de la población. Pero es importante que sepan que ya en Camagüey se están fabricando filtros de este tipo, desarrollados por el Centro Integrado de Tecnología del Agua, del Instituto Nacional de Recursos Hidráulicos, con el apoyo de la organización Ayuda Popular Noruega (APN). Esperemos que pronto se puedan generalizar estos filtros.
Antes de pasar al séptimo método que es el objetivo de este encuentro, debo decirles que si el agua está turbia, lo primero que hay que hacer es aclararla. Esto se hace de dos maneras. Una de ellas es pasarla por un filtro de cerámica o de arena, o por una tela bien fina. Otra es dejar que el agua repose y se sedimenten las partículas que trae. Después, sacar el agua por decantación. La mejor forma es con una manguerita como se hace cuando se quiere sacar gasolina del tanque de un carro, o cuando se clarifica el vino. También se puede reducir la turbiedad haciendo flóculos o grumos que sedimenten, usando semillas trituradas de moringa.
Bueno, presten ahora atención. Vamos a pasar a nuestro método. Este método se llama SODIS, y ha sido desarrollado por organizaciones internacionales como la UNICEF y el Programa de Agua y Saneamiento, con el apoyo de COSUDE de Suiza, por donde me llegó este folleto. —Y lo levanté para que todos lo vieran, que tenía el título de Desinfección solar del agua. Guía de aplicación. —Este folleto está a disposición de todos ustedes —y lo volví a poner en el suelo al lado del árbol, y continué.
El método SODIS usa la energía solar para destruir los microorganismos patógenos que causan enfermedades transmitidas por el agua, y de esa manera mejora la calidad del agua utilizada para el consumo humano. El principio es el siguiente:
Los microorganismos patógenos son vulnerables a dos efectos de la luz solar: la radiación en el espectro de luz ultravioleta y el calor por el incremento de la temperatura del agua. Se produce una sinergia entre estos dos efectos, ya que el efecto combinado de ambos es mucho mayor que el de cada uno de ellos independientemente. Esto provoca que la mortalidad de los microorganismos se incrementa cuando están expuestos, simultáneamente, a la temperatura elevada y a la luz ultravioleta.
En este gráfico —señalo con una varita la otra pancarta que había puesto en el tronco del árbol—, se pueden ver los pasos a seguir. Fíjense qué sencillo es el método.
1. Lave bien la botella al usarla por primera vez.
2. Llene 3/4 de la botella con agua.
3. Agite la botella durante 20 segundos.
4. Ahora, llene la botella completamente y cierre la tapa.
5. Exponga la botella al sol, evitando toda sombra, por lo menos durante seis horas.
Ahora, el agua está lista para su consumo. ¿Ven qué sencillo? —se oyen murmullos, pero nadie habla en voz alta, por lo que continúo:
Bueno, antes de empezar las preguntas, vamos a enseñarles esta última pancarta con los errores más frecuentes. ¡Vean aquí! —y señalo para la tercera pancarta y voy leyendo:
¿Cuáles son los errores frecuentes cometidos por los usuarios nuevos de SODIS?
• Usan botellas de plástico verde o marrón, las cuales no transmiten la luz ultravioleta. Por lo tanto, deben usarse únicamente botellas plásticas totalmente transparentes sin ningún color. No se recomiendan las botellas de vidrio pues transmiten muy mal la radiación ultravioleta.
• Los recipientes seleccionados son muy grandes. Lo óptimo es usar botellas de plástico de 1-2 litros (mejor relación superficie/volumen).
• Colocan las botellas en posición vertical. En lugar de ello deben colocarse las botellas horizontalmente o inclinadas unos 30 grados hacia el Sur.
• Luego de aplicar el tratamiento SODIS vierten el agua limpia en recipientes contaminados y el agua se vuelve a contaminar. En lugar de ello, sirva el agua tratada directamente de la botella usando vasos o tazas limpias.
Bueno. Ya terminamos esta parte. Ahora las preguntas. —Pasé la vista por encima de todos para ver quién levantaba la mano. Por fin, de atrás a la derecha se levanta una mujer de mediana edad y pregunta:
¿Es posible aplicar el método SODIS cuando está nublado?
No es posible —le contesto y continúo—. La eficacia de SODIS depende de la cantidad de energía solar disponible. Por eso la botella plástica se expone al sol durante 6 horas si el cielo está despejado, o con poca nubosidad. Si hay sol, pero también muchas nubes, es mejor dejar la botella al sol durante dos días. Es importante que sepan que si logran que el agua adquiera 50 grados o más, un par de horas bastan para matar todos los microorganismos patógenos. Durante los días con lluvias continuas, SODIS no funciona satisfactoriamente. En esos días se recomienda hervir el agua.
¿Se puede usar cualquier tipo de agua? —pregunta Paco.
No —le contesto—, solo agua clara; es decir, agua libre de materia sólida y con poca turbiedad. Tampoco puede tener sales, ni estar químicamente contaminada. Acuérdense que este método es para matar microorganismos y no elimina ni los sólidos insolubles ni los solubles como las sales.
En eso se levanta Miguelito y dice: —Yo lo que no entiendo es: ¿por qué se debe llenar la botella hasta las ¾ partes con agua y después agitarla durante 20 segundos?
El agua siempre debe tomarse con un buen contenido de oxígeno porque es más saludable, pero además, el oxígeno ayuda a matar los microorganismos —le contesto y continúo—. Llenar la botella hasta ¾, cerrarla y agitarla por unos 20 segundos es la mejor forma para oxigenar el agua. Luego de agitarla, se debe llenar la botella completamente con agua, para evitar bolsas de aire que reflejarían parcialmente la luz solar.
Bueno —les digo—, ya son las 12 y media y en esta ocasión no nos han traído ni agua. Se han olvidado de nosotros —digo sonriendo y continúo—: hemos terminado por hoy.
El que quiera preguntar algo más, puede quedarse conmigo otro rato. A los demás, ¡hasta la próxima!
* Doctor en Ciencias Técnicas. Presidente de CUBASOLAR. Autor del libro Secadores solares para productos agropecuarios e industriales, y coautor del Manual para el cálculo y diseño de calentadores solares.
e-mail: berriz@cubasolar.cu
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