¿Realidad o icertidumbre?


Por
Luis Manuel Batista Tamayo*
y Felipe Matos Pupo**






Probables escenarios
de las fuentes renovables
de energía y el cambio climático.

 

La posición geográfica del Archipiélago cubano, junto a un grupo de factores físico-geográficos y meteorológicos, así como su configuración estrecha y alargada rodeado por mares poco profundos en su plataforma y grandes volúmenes de agua en el Mar Caribe, Golfo de México y el Océano Atlántico, favorece la existencia de una compleja distribución espacio-temporal de los procesos meteorológicos, y su manifestación es consecuencia de una múltiple combinación de los procesos atmosféricos de la zona tropical y las latitudes medias. Entre las investigaciones más notables al respecto se pueden citar los trabajos realizados en Cuba por Millás (1935); Lecha y Florido (1989); Trusov, Izquierdo y Díaz (1983); Esperón y Rego (1984); Fernández (1987); Lecha, Paz y Lapinel (1994), y Suárez et al. (1989), entre otros que han contribuido a un mejor conocimiento de esta temática.

En las costas, como es nuestro caso, el desigual calentamiento del aire sobre la tierra
y el mar, provoca una circulación local entre ambas, que cambia de dirección durante el día, produciendo la brisa, y durante la noche el terral, con alguna influencia de la vegetación propia que influye para que surja un desigual calentamiento entre las dos zonas subyacentes (tierra-mar). La circulación del aire surgida por estas causas tiene características específicas para cada región geográfica, e inclusive localmente, producto
de la configuración de las costas y la composición del suelo.

Estos vientos de origen térmico son los causantes de la brisa en nuestra región.
Por encontrarse el Archipiélago cubano durante la mayor parte del tiempo bajo la influencia del régimen de los alisios, asociados a la faja meridional del Anticiclón Subtropical del Atlántico Norte, con valores débiles del gradiente horizontal de presión, y considerando
la elevada radiación solar directa que se recibe, ello favorece que en la zona litoral norte
se desarrolle un mecanismo de brisa durante el verano muy estable, alternando en un ciclo de aproximadamente 24 horas.

Durante el invierno, como consecuencia de la influencia casi permanente de los anticiclones migratorios, este efecto queda solapado, sin apreciarse en todas las ocasiones el efecto de la brisa, y por consiguiente, las características del tiempo meteorológico sobre las costas suele diferenciarse.

La zona litoral, que no es más que «la banda relativamente estrecha de agua y tierra a lo largo del borde marino, queda definida por unidades naturales y actividades humanas» (World Bank, 1994). También Viles y Spencer (1995) la definen como la «zona de interface dinámica que implica el encuentro de la atmósfera, la tierra y el mar, en la que los procesos de interacción océano-atmósfera se manifiestan con mayor fuerza y donde se producen complejos procesos termodinámicos que se reflejan de manera significativa en la vida animal y vegetal, especialmente».

En Cuba, los procesos de la zona de convergencia han sido tratados por Rivero (1978), Osorio et al. (1988), Sáenz (1982), Rey (1982) y Batista (1986), para diferentes regiones,
y en la mayoría de los casos atendiendo al fenómeno de las precipitaciones en el período lluvioso. Un profundo estudio de obligatoria referencia sobre este complejo proceso, fue desarrollado por Carnesoltas (1986 y 2002); nuevos análisis sobre dicho proceso han determinado que recientemente los expertos en el tema han decidido llamarlo línea de confluencia de flujo a mesoescala, por las implicaciones que acarrea en la producción de determinados vientos, precipitaciones y tormentas, según Benedico (2004). Otros autores, como Pettersen (1973) y Jansá (1974), demostraron que la brisa marina en su comienzo sopla atravesando las iso-baras paralelas a la costa; sin embargo, con el transcurso del tiempo y con el aumento de la velocidad del viento, la fuerza desviadora de Coriolis, como una consecuencia de la rotación de la Tierra, influye, y el viento tiende a colocarse en el sentido de las isobaras paralelo a la línea de costa.

 



Fig. 1. Distribución de la temperatura máxima media anual registrada
en la estación meteorológica 78339, en Cayo Coco, durante 19 años.
Fuente: Elaboración propia.

 

El calentamiento superficial intenso durante el día, que produce la convección térmica sobre tierra, no solo es el responsable de los mecanismos de circulación locales, sino
que conlleva un intenso proceso de evaporación del agua, tanto en el mar como en los acuatorios interiores, principales tributarios de humedad a la atmósfera que, conjugados, favorecen la formación de lluvias de verano y provocan el calor sofocante que con frecuencia se aprecia. Byers y Braham (1949) describieron el papel predominante que desempeña el calentamiento diurno en la formación de las tormentas eléctricas que tan fácilmente deterioran las condiciones de buen tiempo, sobre todo en regiones como la nuestra.

Estas condiciones físico-geográficas y termodinámicas, muy específicas para la región oriental de Cuba, favorecen que los mejores sitios para la penetración eólica a gran escala se localicen en la faja de los primeros cinco kilómetros de la línea de costa, según Soltura et al. (2006), región para la cual se concibe la instalación de aproximadamente 300 MW eólicos, distribuidos en varios parques con tecnología de última generación, con vistas a una explotación por un período de veinte años y más. Ahora bien, sería interesante preguntarse: ¿será siempre así? ¿Cómo se comportarán las fuentes renovables de energía, ante los escenarios que nos plantea el cambio climático?

El Sol nos brinda una cantidad de radiación suficiente e igual para todos, y origina el calentamiento que provoca el mecanismo descrito. Ahora bien, los datos de temperatura registrados por la Estación Meteorológica de Cayo Coco (78339), permiten realizar algunos análisis. En aproximadamente 20 años (Fig. 1), la temperatura máxima media refleja una disminución (0,3 °C), mientras que la temperatura mínima media (Fig. 2) aumenta (0,7 °C), observándose una sensible disminución de la oscilación térmica (Fig. 3). Si continúa ese proceso, debe suponerse que la flora y la fauna sufran un proceso de adaptación a los cambios, por lo que variarán los ciclos vegetativos y reproductivos. Las diferencias térmicas entre el verano y el invierno serán menores y las precipitaciones adquirirán una distribución anual diferente a la actual, por citar algunos ejemplos.

 



Fig. 2. Distribución de la temperatura mínima media anual registrada
en la estación meteorológica 78339, en Cayo Coco, durante 19 años.
Fuente: Elaboración propia.


 
 



Fig. 3. Distribución de la oscilación térmica anual en la estación meteorológica 78339, en Cayo Coco, durante 19 años.
Fuente: Elaboración propia.

 

En nuestras costas, el contraste térmico será menor, y como consecuencia, la intensidad de la brisa y el terral disminuirán.

Si lo observado en este caso tiene magnitud planetaria debido al calentamiento global, entonces es de suponer que los alisios serán más débiles y, ante tal disyuntiva vista a la segunda mitad del presente siglo xxi, habrá que trabajar para disponer de aerogeneradores más eficientes, con velocidades de arranque inferiores a 4 m/s, como presentan la mayoría en la actualidad y los que se instalarán próximamente en la región.

Sería interesante reflexionar qué sucederá con el resto de las fuentes renovables de energía, ya que el régimen de precipitaciones será diferente, y habría que considerar también lo referente a la energía hidráulica, al igual que la biomasa debe adoptar otros patrones. Todo ello conduce a pensar en que no es utópico que el camino del Sol pudiera tener un futuro promisorio en la energía fotovoltaica, aunque el resto de las fuentes renovables también tributen a la matriz energética nacional.

* Investigador Titular del Centro de Investigaciones de Ecosistemas Costeros (CIEC)
y Profesor Titular de la UNICA, Ciego de Ávila, Cuba.
** Investigador Agregado del CIEC y Profesor Auxiliar de la UNICA.
e-mail: luis.batista@cav.insmet.cu