Captura y almacenamiento
de carbono



Por
Julio Torres Martínez*



Vínculos de esa tecnología
con la energética solar sustentable.

 

La tecnología de Captura y almacenamiento de carbono (CCS, por sus siglas en inglés), forma parte de las acciones que pueden agruparse en la geoingeniería, junto a otras que supuestamente están dirigidas a mitigar el cambio climático inducido por el hombre, mediante el desarrollo de vías científico-tecnológicas para seguir consumiendo los combustibles fósiles y la electricidad nuclear, tratando de evitar sus consecuencias negativas (principalmente las emisiones de CO2), e «inventando» y «reinventando» nuevas formas para continuar utilizando esas fuentes de energía finitas y contaminantes.

La vía directa, «natural» y «sencilla» de evitar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) y los peligros de los desechos nucleares, es la sustitución de los fósiles y la electricidad nuclear por las fuentes renovables de energía (FRE); sin embargo, los proponentes de la CCS dicen que es «más barato» seguir utilizando los primeros, y proponen que «reinventemos» cómo evitar por medios tecnológicos sus efectos malsanos, lo que en definitiva retrasará el momento en que disfrutemos de una energética solar sustentable, único sistema realmente enfocado a resolver el problema desde su raíz.

En 2012, apareció en Internet una referencia al estudio «Evaluación energética mundial: hacia un futuro sustentable», publicado por el Instituto Internacional para la Aplicación del Análisis de Sistemas (IIASA), en el que concluye que «resulta esencial una estrategia integral para el sistema energético», capaz de aprovechar altas tasas de eficiencia en todos los sectores y combinar los objetivos en todos ellos para que se apoyen mutuamente, con lo que sería posible satisfacer los retos planteados por el estudio GEA (Global Energy Assessment), «sin necesidad de emplear la CCS ni la electricidad nuclear».

La mayor parte de los criterios en apoyo de la CCS provienen directa o indirectamente
de los fabricantes de la tecnología, o de los que la venden.

Tal vez no todos ellos sean mentirosos, pero sí es seguro que no dicen toda la verdad,
y no hablan de la sustitución de los fósiles y la electricidad nuclear con las FRE; sus enfoques parten del supuesto de que las emisiones de GEI son «inevitables», si no se hace algo para confinarlas, secuestrarlas o almacenarlas, y tampoco dicen que las FRE no emiten dichos gases y son capaces de sustituir para siempre a las fuentes no renovables, si aprendemos a utilizarlas con el nivel de eficiencia requerido.

Estudios como el citado por IIASA pueden demostrar eso y mucho más, y por ello vale
la pena conocerlos y estudiarlos, porque son representativos de una tendencia mundial creciente durante los últimos años, dirigida a enfatizar la necesidad objetiva de transitar hacia un nuevo sistema energético basado en las FRE y el respeto ambiental.

Una energética solar sustentable no solo es deseable económica y ambientalmente, sino que resulta posible desde el punto de vista técnico ahora mismo, y ofrece multitud de ventajas sociales, financieras, tecnológicas, además de respaldar el beneficio crucial de
la sustentabilidad.

* Licenciado en Física, Investigador Titular,
Vicepresidente de Relaciones Públicas de CUBASOLAR.
e-mail: julio.torres@cubasolar.cu