La percepción
ambiental en el
ámbito educativo
Por
Olga Tserej Vázquez*
y María Febles Elejalde**
Aproximaciones sobre la pertinencia de la percepción ambiental como fenómeno desarrollador.
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La percepción es uno de los procesos psíquicos que permiten el conocimiento del mundo, de ahí que se le denomine proceso cognoscitivo. Las investigaciones científicas sobre percepción constituyen un área de la Psicología de las más desarrolladas históricamente. La percepción es un proceso humano, una función del sistema psicológico en desarrollo que necesita actualizarse, y que como proceso tiene un inicio y un fin; es una secuencia de momentos que se caracteriza por su enriquecimiento.
Existen dos enfoques de la percepción: empiristas y racionalistas. Los enfoques empiristas la consideran como la suma de las sensaciones que tenemos de un objeto, como los recuerdos, etc. Por su parte, los enfoques racionalistas destacan la importancia de los elementos cognoscitivos superiores, en particular de índole intelectual, a la hora
de interpretar los estímulos.
Si la sensación es solamente un proceso receptivo, la percepción es algo más, es el conocimiento de las respuestas sensoriales a los estímulos que las excitan. Por la percepción diferenciamos unas cosas de otras, nuestra realidad de las otras cosas.
En el acto perceptivo no solo se registran datos, sino que se interpretan las impresiones
de los sentidos. En la percepción un mismo fenómeno observado y percibido por distintas personas es interpretado de modo muy distinto.
Percepción ambiental
Entre los tipos de percepción más estudiados están la percepción de la calidad ambiental, la percepción del riesgo ambiental y la percepción estética del ambiente. Los elementos del ambiente se tornan significativos en función del tipo de recurso que nos brinda, o la administración racional que le da la persona. Una percepción correcta del medio ambiente permite que el hombre comprenda los cambios que en él se producen.
La psicología ambiental ha asumido fundamentalmente este enfoque para el abordaje de
la percepción ambiental como dimensión de la conciencia ambiental, que deviene proceso psíquico holístico portador de un carácter intencional, activo y selectivo, y fundamentalmente producto de la sociedad y los significados construidos por la cultura
a través de la historia de la humanidad.
De gran significado es la cita de Alina Alea cuando plantea que «los investigadores de la psicología ambiental desde el enfoque histórico cultural han apreciado la complejidad del ambiente y lo han tomado como unidad perceptiva, que no puede ser fragmentada y en interrelación dinámica con los restantes procesos psíquicos superiores». Los proyectos
de educación ambiental pueden lograr el enriquecimiento de la percepción ambiental, teniendo en cuenta la etapa del desarrollo cognoscitivo de los individuos.
La percepción ambiental se ha modificado en el tiempo. Estudios de Carmelo Marcén han demostrado que el concepto de contaminación permanece un tanto invariable, mientras que el concepto de entorno tiende a ampliarse. Mientras que en los años 80 se relacionaba el medio ambiente con la naturaleza solamente, en los 90 este concepto se ha expandido a «todo lo que nos rodea». Sin embargo, aún se identifica mayoritariamente con «lo verde».
De alguna forma estos datos vienen a confirmar que el modelo teórico que subyace en la aplicación actual de la educación ambiental sigue estando de masiado dirigido hacia una visión naturalista e idealista del entorno. Como plantean Javier Benegas y Carmelo Marcén, la incorporación de los aspectos sociales a las actuaciones de educación ambiental sigue siendo una asignatura pendiente después de más de una década de trabajo.
Es de destacar que los estudios en psicología ambiental han estado enfocados desde una posición generalmente conductista, en la que el ambiente se secciona en estímulos y no en un contexto social e histórico cultural que se significa por los sujetos en dependencia de sus historias personales, familiares y comunitarias. Se hace imprescindible para la nueva psicología ambiental que se construya a partir del carácter cualitativo de los ambientes, independientemente de que en ellos se tengan que realizar estudios con una tecnología adecuada que brinden medidas objetivas, válidas y fiables de toda una serie
de indicadores de calidad.
Estudios sobre percepción ambiental
en niños y adolescentes
La educación se ha enfocado fundamentalmente en los contenidos científicos y no en las perspectivas de los estudiantes con respecto a las materias medioambientales.
Sin embargo, se han hecho algunos estudios de cómo los jóvenes se relacionan con el ambiente. Camilla Schreiner y Svein Sjoberg, en 2003, llevaron a cabo un estudio en 1 200 adolescentes y encontraron que estos jóvenes no se encontraban pesimistas con respecto al futuro de la Tierra. Ellos confiaban en que sus acciones podían influir en un mejoramiento de las condiciones del planeta; sin embargo, mostraban menos interés por la protección del medio ambiente en sus escuelas.
Otro estudio llevado a cabo en una escuela primaria en el Reino Unido en niños, indica que individuos de ambos sexos muestran actitudes positivas hacia la naturaleza y el ambiente. Ellos identifican como principales problemas ambientales la contaminación,
la deforestación y la extinción de las especies. Es de señalar que estos estudiantes asumen individualmente la responsabilidad por estos daños. Estudios comparativos entre individuos de diferentes países llevados a cabo por la Gisela Szagum, sugieren que adolescentes de diferentes culturas muestran similar preocupación por los problemas ambientales.
Estudios de Anderson, de la Universidad de Western Cape, en Ghana, mostraron que los adolescentes piensan que está en sus manos la solución de los problemas medioambientales; sin embargo, no están comprometidos a sacrificar algunos de sus bienes en función de ello.
En nuestro país se han desarrollado investigaciones en este sentido como las realizadas por Yamilé Peña, en 2011. Se han estudiado, además de la percepción, las actitudes, la conciencia ambiental y otros. Se han identificado las dimensiones del medio ambiente que perciben los adolescentes con respecto al medio que los rodea, específicamente el medio ambiente escolar. Se ha evidenciado que predomina en su percepción la dimensión natural, luego descubren la material o artefactual y la relacional, con especial énfasis en los vínculos interpersonales.
Por último, se integran a la percepción la dimensión cultural, comportamental, intrapersonal y en menor medida la cognoscitiva; estos constituyen datos para conformar una periodización del desarrollo de la percepción ambiental en adolescentes. Los estudiantes de psicología Onelia Solano, Patricia Zaneti y Claudia Rodríguez han investigado la dimensión cognoscitiva del medio ambiente, contribuyendo a una caracterización de la percepción del medio ambiente escolar de estos adolescentes, espacio inmediato desde el cual se debe impulsar el trabajo educativo ambiental
en la escuela.
En el trabajo se constata que existe relación entre la participación en talleres
y el desarrollo de la dimensión cognoscitiva de la percepción ambiental de adolescentes,
lo que permite proponer la realización de talleres como una vía sistemática para ampliar
los conocimientos de los estudiantes y lograr la sensibilización de ellos con respecto a
la temática ambiental.
Desarrollo de la percepción ambiental: Educación ambiental
Estudios de Benegas y Marcén demuestran que el desarrollo de la percepción ambiental está indisolublemente ligado al desarrollo cognoscitivo de los individuos. En este caso la educación ambiental juega un papel primordial en el cambio actitudinal de los sujetos,
y favorece un crecimiento moral en función de la naturaleza.
La investigadora María José Díaz-Aguado considera que la construcción de las estructuras cognitivas del sujeto se apoya en la interacción con el medio. Además, una parte sustancial del pensamiento lógico y de la conciencia moral tiene sus raíces en la acción: surgen como reflexión consciente de la práctica.
Estudios en el campo del desarrollo de la percepción ambiental han demostrado que existen diferencias en cuanto al optimismo con el que los adolescentes vislumbran el futuro del planeta y en cómo perciben este tema los jóvenes. Benegas y Marcén aconsejan que los educadores, además de valorar los conocimientos previos del alumno, asuman la tarea de detectar cuáles son sus intereses de partida y sobre todo qué aspectos o temas despiertan en ellos una mayor motivación o curiosidad para implicarlos de forma más directa y activa.
Finalmente, en dependencia de la percepción del ambiente se desarrolla la acción
e interacción con él. Una buena, mayor o desarrollada percepción de los elementos significativos del ambiente, llámense aspectos naturales o sociales, o problemas que
los afectan, contribuye al desarrollo de la conciencia ambiental y por ende a una mayor protección y cuidado en las interacciones con él. Los estudios de percepción ambiental hablan de su desigual y escaso desarrollo en numerosos grupos habitacionales. Para transformar el estado actual del conocimiento de los problemas y del desarrollo de la percepción ambiental adecuada, es necesaria la educación ambiental a todos los niveles.
* Licenciada en Biología. Centro de Estudios de Medio Ambiente
de la Universidad de La Habana, Cuba.
** Doctora en Ciencias Psicológicas y Profesora Consultante. Centro de Estudios de Medio Ambiente de la Universidad de La Habana, Cuba.
e-mail: tserej@imre.oc.uh.cu y mariaf@rect.uh.cu
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