El gradiente termooceánico
y los huracanes
Por
Osnaldo M. Casas Valdés*
Apuntes hacia un sistema de protección contra huracanes,
por medio de plataformas marítimas solares, con el uso
del gradiente termooceánico. |
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«Ciclón tropical» es el término científico dado a una circulación meteorológica cerrada, que se desarrolla sobre aguas tropicales.
Los ciclones son fenómenos atmosféricos que se producen por la elevación del aire calentado por la superficie del mar y el contacto de este con el aire más caliente que traen los vientos alisios; el encuentro de estas dos masas provoca una inversión atmosférica. Es decir, que los huracanes se forman producto de la liberación de calor y humedad sobre la superficie del mar en los océanos tropicales, y requieren que estos tengan temperaturas superiores a los 27 °C. Estos sistemas de gran escala, no frontales y de baja presión, ocurren en todo el mundo en la región tropical, sobre zonas que se conocen como «cuencas tropicales de ciclones».
El nombre para ellos varía: en el Atlántico y el noreste del Pacífico tienen el nombre de «huracanes», en el noroeste del Pacífico «tifones» y en el Pacífico sur u Océano Índico simplemente «ciclones». De todas las ocurrencias de ciclones tropicales, 75% se desarrolla en el hemisferio norte, y de este número solo uno de cada tres son huracanes en el Pacífico nororiental, o el Atlántico noroccidental. Las tormentas en el hemisferio norte se desplazan hacia el oeste; las del hemisferio sur se desplazan hacia el este.
Anualmente se forman más de diez huracanes, como promedio, y son azotados por estos entre cuatro y cinco países. Los daños que ocasionan son significativos, entre ellos la muerte de seres humanos, que son pérdidas irreparables. Las estadísticas mundiales corroboran que estos fenómenos dejan a su paso dolorosas huellas cada año. La magnitud de las afectaciones se expone en la tabla 1 (en la página siguiente), con los daños promedios que en los últimos cincuenta años han causado los huracanes.
Se puede apreciar que los daños ocasionados alcanzan cifras alarmantes de miles de millones de dólares, y para poder resarcir en alguna medida estas afectaciones, mediante la Organización de las Naciones Unidas se destinan sumas millonarias a los países afectados para su reconstrucción y restablecimiento; sin embargo, es imposible recuperar el tiempo perdido en la marcha de los planes sociales y de desarrollo.
Tabla 1
Efecto promedio anual por daños de huracanes en el mundo

Hasta el momento, la comunidad científica internacional y numerosos dirigentes a nivel mundial, han encaminado sus investigaciones y esfuerzos al desarrollo de tecnologías que permitan realizar pronósticos confiables y oportunos de la formación y trayectoria de los ciclones tropicales, –y hay que reconocer que en gran medida ello se ha logrado–, destinados a que se puedan tomar medidas técnicas y organizativas para mitigar los daños a su paso por diferentes países.
Sin embargo, ¿es descabellado pensar en combatir los huracanes y encaminar a la comunidad científica en investigaciones al respecto? Nuestro criterio es que no es nada descabellado y existen posibilidades reales que se basan en los elementos siguientes:
Un huracán se disipa o muere cuando en su trayectoria llega sobre aguas más frías o sobre tierra; en este último caso, si la extensión de tierra es grande y no permite su cruce rápido por el huracán. Es decir, que al llegar a un ambiente no marino pierde su fuente energética.
Por otra parte, existen estudios y resultados de investigaciones dirigidas a aprovechar el gradiente térmico marino para producir electricidad, que evidencian la disponibilidad prácticamente inagotable de agua fría en los mares, a temperaturas alrededor de 5 °C, a profundidades entre 800 y 1 000 metros.
Estos elementos, unidos a la convicción de que corresponde a la ciencia y la tecnología buscar soluciones para evitar las muertes de seres humanos y los desastres que padece la humanidad, propiciaron el análisis por los doctores Luis Bérriz, Jesús Salomón y el autor de estas notas, sobre la viabilidad de una propuesta de proyecto de investigación científica y desarrollo tecnológico, dirigido a combatir los huracanes por medio de barreras térmicas, creadas con plataformas marítimas solares, que aprovechen el gradiente termooceánico para dichas barreras.
Pero, ¿qué debemos tener en cuenta?
Primero nos preguntamos: ¿Será factible combatir los huracanes para mitigar sus efectos negativos, e inclusive disiparlos, por medio de barreras térmicas? En caso de ser factible, ¿qué consecuencias (positivas y negativas) pudiera tener para el medio ambiente?
Ante esas interrogantes planteamos una hipótesis: La construcción de plataformas marítimas autopropulsadas, de grandes dimensiones (eslora-manga-calado) capaces de operar en alta mar con estabilidad y seguridad, que dispongan de un sistema de recirculación de agua a bajas temperaturas (4-5 °C) hacia la superficie del mar, desde profundidades de hasta 900 m, aprovechando el gradiente termooceánico en esta actividad y la energía solar para sus equipos y funciones, lo que permitiría disponer de equipamiento para crear barreras térmicas antihuracanes, sin emplear agentes externos a la naturaleza o el medioambiente marino, garantizando su protección. Las plataformas, además, contarían con sus propias estaciones hidrometeorológicas, lo cual garantizará un monitoreo constante de dicha situación en el área donde operen, constituyendo sistemas de control meteorológico avanzados en el mar.
Todo ello tiene su origen en el conocimiento acumulado y difundido por instituciones científicas y organismos internacionales, acerca de la disponibilidad de agua a bajas temperaturas en las profundidades de los mares tropicales, y de la disposición de una alta radiación solar en las zonas tropicales, de aproximadamente 5 KWh por metro cuadrado al día.
La existencia de plataformas marítimas no propulsadas que operan en aguas profundas, y buques cruceros de grandes dimensiones que aprovechan la energía solar como fuente para generar la electricidad que requieren en sus operaciones, aportaría a la protección del medio ambiente, constituyendo instalaciones ecológicas; además de los proyectos expuestos en la década de los años 80, sobre las islas hélices o artificiales en el mar.

La construcción de plataformas marítimas autopropulsadas,
aprovechando el gradiente termooceánico y la energía solar para sus
equipos y funciones, permitiría crear barreras térmicas antihuracanes.
De gran significado resultan estos basamentos y los aspectos analizados en la II Cumbre de la CELAC realizada en La Habana, donde se abordó el tema del cambio climático en la región de Latinoamérica y el Caribe, así como la necesidad de promover un desarrollo integral, sostenible y en armonía con la naturaleza; el imperativo de elaborar una agenda estratégica regional para la estimación y reducción de desastres, y apoyar la investigación científica en la región.
De gran pertinencia también resulta la publicación de la revista científico-popular Energía y tú, en particular el artículo «El cambio climático antropogénico» –número 63, de 2013–, que esboza la idea siguiente: «Valdría la pena dedicar unos cuantos millones en investigaciones para combatirlos», y más adelante expone una interrogante refiriéndose al empleo de las aguas a bajas temperaturas que se encuentran en las profundidades marinas: «¿No pudiéramos con esas mismas aguas frías hacer barreras contra ciclones en algunos lugares por donde frecuentemente pasan?».
Por último, considerando que varias organizaciones internacionales disponen de recursos financieros para resarcir los daños provocados por los huracanes y contribuir a la reconstrucción y recuperación de los países azotados, concluimos que era pertinente crear una propuesta de proyecto de investigación científica y desarrollo tecnológico, cuya idea principal es contar con un «Sistema de protección contra huracanes, por medio de plataformas marítimas solares, con el uso del gradiente termooceánico».
Ello tiene como objetivo inmediato crear, con el apoyo y patrocinio, fundamentalmente financieros, de diversas organizaciones, un grupo multidisciplinario internacional de científicos y especialistas que acometan las investigaciones científicas y desarrollos tecnológicos tendientes a debilitar e inclusive a disipar los ciclones tropicales, eliminando los efectos negativos de estos, a su paso por diferentes países.
En la proyección realizada valoramos que esta propuesta tendría un alcance:
• Universal, toda vez que se encamina al desarrollo de sistemas de protección contra huracanes por medio de plataformas marítimas (embarcaciones de grandes dimensiones) solares, aprovechando el gradiente termooceánico, para mitigar e inclusive evitar los efectos negativos de estos fenómenos atmosféricos, en toda la zona o región tropical del planeta.
• Humanístico, pues se propone en primera instancia evitar las muertes de seres humanos, ocasionadas por los azotes de los huracanes en el mundo, cuyas cifras son elevadas; del mismo modo que propone proteger la naturaleza y el medio ambiente evitando la muerte de animales y la destrucción de amplias regiones naturales y de cultivos.
• De contribución al desarrollo sostenible de los países en las regiones del planeta donde son más frecuentes la formación, el desarrollo y el azote de estos fenómenos climatológicos, ya que al mitigar o evitar sus efectos negativos se puede impedir o aminorar la destrucción de su infraestructura, garantizando la continuidad de los programas sociales y de los planes de desarrollo agrícolas e industriales, así como un adecuado nivel de seguridad en esas zonas del mundo.
• Beneficioso para el medio ambiente marino y el de las zonas costeras en la región tropical, al no alterar con agentes externos o sustancias contaminantes o nocivas las áreas marinas donde se actuará, sino que se aprovechan las propias características oceánicas y su gradiente térmico, y por otra parte el aprovechamiento de la energía solar para el funcionamiento de las plataformas marítimas, convirtiéndolas en embarcaciones ecológicas y amigables con el medio ambiente marino.
Con el interés de divulgar las ideas y concepciones aquí expuestas, hemos trabajado y lo continuamos haciendo, con la colaboración de varias instituciones, como la Sociedad Cubana para la Promoción de las Fuentes Renovables de Energía y el Respeto Ambiental (CUBASOLAR), el Instituto Panamericano de Ingeniería Naval (IPIN), en su sección Cuba, y la Cátedra de Seguridad y Riesgos de Cuba, adscrita al Instituto Superior de Ciencias Aplicadas (INSTEC). Nuestro afán es contribuir a evitar o atenuar desastres a la humanidad.

Esquema de posibles barreras anticiclónicas.
No nos cabe duda de que el uso de las fuentes renovables de energía y las investigaciones científicas son variables clave en la lucha por un mundo mejor. Estamos seguros de que otros centros, científicos y especialistas apoyarán estas ideas, pues de lo que se trata es de buscar soluciones y la historia demuestra con gran elocuencia que de los «imposibles» han surgido las más maravillosas invenciones de la civilización.
Vale la pena dedicar unos cuantos millones de dólares al desarrollo de estas investigaciones y proyectos, en aras de evitar los daños de esos fenómenos atmosféricos, más que dedicar miles de millones a resarcirlos una vez acaecidos.
Vale la pena dedicar tiempo, recursos y esfuerzo en investigaciones encaminadas a buscar soluciones para evitar la muerte de seres humanos que no pueden ser resarcidas. En fin, vale la pena, desde una perspectiva científica y humanística, enrolarnos en un proyecto como este.
* Doctor en Ciencias y Profesor Titular. Miembro fundador de la Cátedra de Seguridad y Riesgos de Cuba, del Instituto Superior de Ciencias Aplicadas, La Habana, Cuba.
e-mail: omc.valdes@gmail.com
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