La política energética sustentable

Se entiende por política energética sustentable, la que basada en el uso de las fuentes renovables de energía esté al servicio de los pueblos, y que con independencia de factores externos garantice el desarrollo sostenible desde el punto de vista energético.

 

No es concebible una política energética sustentable en un sistema donde prime el consumismo, el individualismo, el egoísmo, las ansias de poder de los poderosos sobre los más humildes. No es concebible un desarrollo sostenible con una política energética que contamine el medioambiente, pero el uso de las fuentes renovables de energía es una condición necesaria pero no suficiente.

La política energética para que sea sustentable ha de tener, en primer lugar, un fin noble y estar basada en una ética altamente humanista.
No es ético producir biodiésel, si como consecuencia se condena al hambre a los más pobres.

No es ético tener una planta de tratamiento de residuales y producir biogás, si se lanza a la atmósfera sin quemarlo, produciendo 20 veces más contaminación que si se lanzara el bióxido de carbono.

No es ético producir electricidad en una hidroeléctrica, si se elimina la riqueza ecológica de una zona, localidad o región y se produce la muerte biológica de un ecosistema.
No es ético usar el carbón y la leña, si se exterminan los bosques y se aumenta la desertificación.

No es ético no combatir la desertificación para que haya más tierras inútiles donde se puedan colocar paneles fotovoltaicos.

En Cuba, el desarrollo de las fuentes renovables de energía como política estatal ha echado a andar, escalando importantes peldaños en esta difícil tarea. Pero lo más importante es que todos los pasos que se están dando, se hacen basados en la ética revolucionaria, socialista y humanista.

No es poco lo que se propone en la política energética en relación con la producción de electricidad: biomasa cañera: 755 MW; energía eólica: 633 MW; energía fotovoltaica:
700 MW; hidroenergía: 56 MW; biomasa no cañera: 47 MW; biogás: 27 MW.
Duplicar el producto interno bruto sin aumentar la dependencia energética ni la contaminación ambiental, no es tarea fácil.

Todos quisiéramos, empezando por los líderes de la Revolución, lograr en el mínimo tiempo posible la independencia energética y no contaminar más el clima ya deteriorado por el consumismo, el egoísmo y la incultura que existe en el mundo. No es tarea fácil por muchos factores, pero uno de ellos, quizás el más importante, es el cambio de mentalidad.
Pero se puede convertir en una tarea menos difícil si se hace tarea de muchos. Ahí es donde Cubasolar, en el momento actual, puede jugar un papel de gran utilidad.

En primer lugar, apoyar el cumplimiento del programa estatal de desarrollo de las fuentes renovables de energía, la eficiencia y el ahorro, y a la par, tratar siempre de hacer más.
Esto solo es posible con el incremento de la cultura energética
y ambiental en todos los niveles.

Hemos pasado 20 años diciendo QUÉ HACER y ahora es nuestro deber decir CÓMO HACER.

La mayor satisfacción que puede tener un miembro de Cubasolar, es contar con una política energética que promueva el uso racional de la energía y de las fuentes renovables de energía, independientemente haya contribuido o no a que esa política exista.

Nunca ha sido más importante la función de Cubasolar como ahora, en cada provincia, en cada municipio, en cada organismo, en cada empresa, en cada fábrica, en cada cooperativa, en cada universidad, en cada escuela, e inclusive, en cada casa.

Todos estamos seguros de que, de la misma manera en que hasta ahora hemos sabido cumplir con nuestros deberes, los seguiremos cumpliendo independientemente de sus complejidades y de las dificultades que se nos presenten.

Cuba puede llegar a ser una potencia energética solar, pues posee los tres factores necesarios para ello: la fuente inagotable de energía, el potencial humano, y además, como factor también imprescindible, el socialismo, con la voluntad política de lograr el verdadero desarrollo sostenible.