Momentos de la gestión energética municipal


Por
Alois Arencibia Aruca*


Etapas del proceso de desarrollo de los municipios
con énfasis en la energía

 

El desarrollo de la gestión energética municipal basado en las potencialidades locales muchas veces es confundido con la implementación de proyectos nacionales en el municipio, como los parques eólicos, las plantas fotovoltaicas, los proyectos medianos y pequeños de hidroenergía, etc., cuyo desarrollo es parte de la estrategia nacional de transformación del sistema electroenergético nacional, que hoy depende esencialmente del petróleo, a uno nuevo más vinculado a la generación descentralizada a partir del uso de las fuentes renovables de energía, que existen en abundancia por todo el territorio nacional. Sin embargo, lo cierto es que la realización de esos «megaproyectos» de energía en el territorio municipal no «sale» de la estrategia local de desarrollo, ni depende de la voluntad de sus gobiernos.

También se confunde como gestión energética municipal el desarrollo de experiencias aisladas en el municipio, que se generan a partir de la voluntad de una persona o un grupo de habitantes del municipio, o proyectos nacionales e internacionales que ejecutan acciones en la localidad, sin que por ello tengan que ser autorizadas por el gobierno en esa instancia.

Muchas veces esas acciones se basan en el uso de tecnologías que utilizan el sol para el calentamiento de agua o el secado de diversos productos, la generación de electricidad con generadores rústicos eólicos e hídricos, etcétera. Sin embargo, el desarrollo de esas actividades en el municipio puede representar un fuerte acto de sensibilización a escala local que despierte el interés de los actores municipales por dicha temática, y los impulse a iniciar el desarrollo de la gestión energética municipal basada en el uso de las potencialidades locales.

De modo muy general, este proceso se puede organizar en cinco grandes etapas: la primera es de carácter sociocultural, en la que los actores locales reconocen la importancia de la temática para el desarrollo local, y de la existencia de potencialidades
locales que hacen viable el tránsito hacia la sostenibilidad energética municipal basada en el uso de las fuentes renovables de energía (FRE).

Posteriormente viene la etapa de toma de decisión política, en la que los gobernantes incorporan la temática dentro de los contenidos de su actuación político-administrativa. Inmediatamente se inicia una etapa de trabajo de expertos, en la que se recaba información en el territorio para la toma de decisiones de forma efectiva.

De este proceso se pasa a la etapa de definición de programas y proyectos municipales concretos, que comiencen a «aterrizar» acciones efectivas con soluciones tecnológicas locales para el uso de las FRE y su ejecución entre el corto y el mediano plazos. Por último, corresponde la evaluación de cada una de las etapas, considerando los resultados alcanzados y la sistematización del proceso, lo que debe aportar elementos que contribuyan al desarrollo de la capacidad de gestión energética municipal mediante la mejora continua de esos procesos.

Estos cinco pasos o etapas se explican detalladamente más adelante, aunque antes es necesario tener en cuenta algunas premisas. El desarrollo humano es un complejo entramado de procesos tangibles e intangibles que, por su carácter transformador, requieren de energía: sin energía no hay desarrollo posible.

A la vez, es un proceso en expansión, en el que se van incorporando paulatinamente nuevos campos de interés humano y la solución de sus problemáticas. También existe una tendencia al crecimiento de actividades demandantes de energía, lo que puede hacerse con mayor o menor eficiencia, por lo que dicho crecimiento no implica el aumento del consumo, y sí de los consumidores.

El desarrollo humano es también un proceso eminentemente cultural, en el que están involucrados a la vez diversos grupos humanos con su particular comprensión del mundo, además de variadas disciplinas y diversos sectores, por lo que se hace imprescindible la participación cada vez mayor de la sociedad en su conjunto en la toma de decisiones en
la esfera energética, dado su carácter decisivo en la dinámica y la armonía del desarrollo. Decisiones que no se pueden dejar solo en manos de los energéticos.

La gestión energética es, al igual que el desarrollo humano, un proceso complejo atravesado por diversas dimensiones, como la ambiental, la sociocultural, la económico-productiva y la institucional. Todas ellas son claves para la sostenibilidad de esos procesos.

El proceso de transformación del modelo de gestión energética municipal debe ser ejecutado por los actores locales. Para ello debe forjarse el conocimiento necesario desde la práctica, dado que los actores locales no pueden ser sustituidos en su responsabilidad frente al análisis de su realidad y la toma de decisiones; por lo que deben apoyarse en expertos externos al municipio que faciliten el proceso con métodos participativos, como es la educación popular.

En tal sentido, veamos los momentos o etapas del proceso de desarrollo de la gestión energética municipal. Para ilustrar este proceso se asumen tres temas o tecnologías energéticas: el biogás, el bombeo de agua y las cocinas eficientes.


Momento 1. Sensibilización a actores locales

En esta etapa, que tiene fundamentalmente un carácter sociocultural, los actores locales pueden conocer la importancia del desarrollo energético municipal basado en el uso de las FRE y las diversas tecnologías. Generalmente esta es una información que proviene de afuera del municipio, y puede ser inducida mediante conferencias y eventos en los que participan los actores locales, en los que se expone la factibilidad de estas tecnologías. Por lo general, en estos espacios las personas del municipio confrontan sus ideas con las de los expertos o promotores de la tecnología, lo que les permite visualizar o imaginar un escenario local sobre el tema dado, resolviendo problemas en el territorio que pueden ser el abasto de agua, la mejora en la cocina de leña, o la solución de los problemas ambientales de la cría de ganado mayor y menor.

Después viene un proceso en el que se solicita más información y se visitan experiencias exitosas en otros territorios, además de las que pueden estar dentro del propio municipio, a pesar de que «nadie es profeta en su tierra».

   

También en esta etapa puede desarrollarse algún proyecto demostrativo local que
sirva de vitrina para el estudio de la introducción de la tecnología en el municipio, seformen equipos de trabajo en la instalación y el manejo de la tecnología, se evalúe su factibilidad a pequeña escala, etc. Este puede ser un proceso muy rico en aprendizajes para el municipio, y su resultado más importante es la convicción de varios actores locales de que la incorporación del proceso al territorio es buena, o inclusive mala. También en esta etapa se gana en claridad en relación con cuáles son las potencialidades locales, y en lo referente a las barreras que existen para su incorporación en el territorio.


Momento 2. Decisión política local

En esta etapa los actores locales fundamentan al presidente del gobierno municipal la pertinencia de incorporar a la esfera de gestión local la idea de la sostenibilidad energética del desarrollo municipal, basada en las potencialidades locales que están
bajo su jurisdicción. Luego, el gobierno se pronuncia y presenta la propuesta a la asamblea municipal para su aprobación. Este proceso también puede entrar directamente por la Asamblea, y encargar a la administración que asuma la tarea. En esta etapa el resultado más importante es la aprobación de una línea de trabajo del gobierno que incorpore una o varias tecnologías energéticas al territorio, como las mencionadas a modo de ejemplos, iniciando así el proceso de desarrollo de la sostenibilidad energética municipal basada en las potencialidades locales.

Momento 3. Desarrollo de herramientas de gestión para el gobierno municipal

Una vez aprobada la nueva línea de trabajo, se debe hacer un levantamiento municipal de las potencialidades locales para su desarrollo, y en un mapa ubicar las acciones y potencialidades concretas, según los tres temas propuestos:

• Dónde se concentran las excretas y otros residuales aprovechables, y cuál es su cantidad, el potencial de biogás de cada sitio, sus impactos ambiental y humano.
• Dónde están los pozos de agua, su profundidad y la disponibilidad de vientos o sol en cada sitio para seleccionar las tecnologías más adecuadas para el bombeo; cantidad de habitantes a beneficiar, o el área productiva y el consumo per cápita de cada usuario.
• Dónde se concentra la población que cocina con leña de forma ineficiente, cuántas personas están afectadas y cuál es el consumo promedio de leña por cada cocina.

También se puede incorporar a estos instrumentos informacionales la asociación de otros enclaves con objetivos que, según la estrategia de desarrollo local, tengan valores económicos, políticos, sociales y ambientales para el municipio; sus demandas energéticas según el uso final; la cantidad de personas preparadas para darle solución a los problemas tecnológicos de diseño, construcción, instalación, capacitación, etc., en los que se encuentran los recursos tecnológicos y materiales que demandan para cada desarrollo en el municipio, y una gran lista de etcéteras, que irá haciendo de esos instrumentos unas «bases de datos» cada vez más completas, en la medida en que se usen esas informaciones y aparezcan nuevas necesidades informacionales para los ejercicios de análisis y la toma de decisiones.

Con la información recogida se pueden hacer análisis de información y estudios de factibilidad tecnológica, económica, ambiental, social, energética y otras, que permitan identificar alternativas estratégicas para dar solución a los problemas mediante proyectos concretos.

En esta etapa lo más importante es concretar un programa o subprograma de trabajo, y los proyectos, instrumentos claves para la gestión por parte del gobierno, que permitan avanzar en la solución concreta en un período de dos mandatos. Mayor tiempo haría caducar el instrumento de planificación por la velocidad de los cambios en el contexto nacional e internacional, las nuevas tecnologías, las personas que gobiernan, etc.


Momento 4. Ejecución del programa o subprograma y proyectos

En esta etapa se debe caracterizar una dinámica municipal que permita avanzar en el proceso de ejecución utilizando los recursos locales, fundamentalmente los financieros, intelectuales, productivos, materiales y otros. Además, se deben obtener diversos resultados, siguiendo los ejemplos propuestos:

• La cobertura con biodigestores —según los requerimientos tecnológicos de cada emplazamiento— de todas las áreas que contemplan los proyectos en ejecución, lo que disminuiría la contaminación proveniente de la producción agropecuaria y permitiría el aprovechamiento de los productos de la digestión anaeróbica.
• La instalación de diversos bombeos de agua según los requerimientos de los pozos y del tipo de actividad que se demande, generando disponibilidad del abasto de agua.
• La cobertura con cocinas eficientes de las viviendas y los comedores municipales planificados, con la tecnología adecuada, mejorando así las condiciones de trabajo del personal que trabaja en esas cocinas y disminuyendo los gastos de leña por la ineficiencia del proceso tradicional.

También se alcanza la capacidad de gestionar programas y proyectos municipales, formación de personal calificado en el municipio, mejora de las sinergias locales para desarrollar acciones desde el territorio con la animación de diversas producciones y el incentivo de la innovación local, y mejora de la calidad de vida municipal.


Momento 5. Evaluación y sistematización del proceso


Este es un momento trascendental para el desarrollo del municipio, en el que los actores involucrados en estos procesos se reú-nen cuántas veces sean necesarias para evaluar los resultados alcanzados en cada etapa, y estudiar el proceso en su totalidad; todo ello en una lógica de sistematización con las probables preguntas siguientes: ¿qué ocurrió durante el proceso?, ¿cómo ocurrió lo que ocurrió?, y ¿por qué ocurrió lo que ocurrió?
Para ello se deben preparar bien a los actores involucrados, pues el proceso de evaluación es de carácter crítico y no «criticón»; la esencia es identificar en qué se avanzó y en qué no, y por qué, para profundizar en el conocimiento de lo ocurrido y aprender a evadir barreras objetivas y subjetivas en próximos procesos, y no la inculpación de alguien o algo.

Para ello se deben construir instrumentos de evaluación cuya aplicación aporte elementos para el proceso de sistematización, según las líneas de trabajo que los actores locales necesitan profundizar para aprender. Finalmente, de la sistematización se extraerá una propuesta de las mejoras y lecciones aprendidas, la que será el resultado más preciado para iniciar un nuevo ciclo en el desarrollo de la gestión energética municipal.

Estos pasos deben estar acompañados por entidades externas al municipio que faciliten el proceso de aprendizaje desde la práctica. Estas entidades acompañantes deben estar capacitadas en esquemas de gestión del conocimiento que partan de la concepción político-pedagógica de la educación popular.

* Licenciado en Diseño. Especialista de Cubaenergía.
Miembro de la Junta Directiva Nacional de Cubasolar.
e-mail: arencibia@cubaenergia.cu