Hacia un cambio en la educación para el uso
de las FRE
Por
Danays Perera López*
Necesidad de un enfoque integrado en el uso y beneficio de las fuentes renovables
de energía
|
|

|
Leyendo el artículo del Dr. Bérriz, publicado en el No. 70 del 2015 de la revista Energía y Tú, viene a mi mente una frase martiana que, con mucha justeza, presidió las actividades del pasado evento Didácticas de las Ciencias: «Poner la ciencia en lengua diaria, he ahí una labor que pocos hacen». Y traigo a colación ese evento por la importancia que, en sus espacios de discusión, se dio a la necesidad de llevar la comunicación de la ciencia a todos los espacios educativos, formales o no formales, alcanzando a todos los públicos, que estos se empoderen de los conocimientos, y para que el proceso de aprendizaje no concluya en ese paso y puedan comunicar a otros lo aprendido.
El Dr. Bérriz nos llama a la reflexión cuando, respondiendo a una pregunta suya sobre lo que podemos hacer en aras de ser más independientes en la manera en que consumimos la energía, nos pide convertirnos en «...productores de la energía que necesitamos». Su respuesta coincide con muchos que leímos el artículo: «Lo primero es cambiar nuestra forma de pensar». Pareciera fácil dicha respuesta, pero sin lugar a duda es solamente el comienzo de un largo proceso, en sí mismo complejo, que no tiene una sola solución.
Ello me provoca una nueva interrogante: ¿Cómo, entonces, podemos «cambiar nuestra forma de pensar»?
Sensibilizar, capacitar a actores y decisores en cada territorio sobre las bondades de nuestro clima y, por ende, acerca del uso de las fuentes renovables de energía, son prácticas comunicativas efectivas logradas por Cubasolar. Muestras de ello ofrecen los beneficiados por sus proyectos demostrativos a lo largo y ancho del país.
Que hoy personas no expertas en la temática energética, por ejemplo, los propios usuarios del biogás, soliciten tener más acciones de capacitación, y que sean capaces de reconocer que otras fuentes renovables pueden ser útiles en aquellos espacios donde viven y desarrollan su labor, es una muestra de cuánto se ha ganado en ese camino del cambio de pensamiento, pero...queda mucho por hacer.
Volvemos a usar el término didáctica para llamar la atención sobre la impostergable necesidad de volcar nuestra mirada a la enseñanza y educación, sobre el uso y beneficio de las fuentes renovables de energía desde las primeras edades, y la importancia de este tema que se vuelve vital en la búsqueda de la sostenibilidad de un proyecto como el nuestro, por lo que debe ser tratado desde un prisma trans y multidisciplinario.
Pareciera que hablar, capacitar y sensibilizar a actores y decisores ya no es suficiente para el cambio. Lo mismo sucede si Cubasolar es la única organización que lleva esos mensajes a cada rincón de nuestro país y dialoga con las entidades gubernamentales.
Buscar estrategias de comunicación dirigidas a elevar la cultura energética ambiental, tal y como nos propone Vivian Díaz (autora de otro de los artículos publicados en el mismo número de Energía y Tú), haciendo uso de las herramientas que nos da la comunicación social, podría ser otra solución como ella lo demuestra a nivel local en su experiencia con comunidades del municipio Guamá. Pero, y reitero el «pero», todo ello sigue pareciendo insuficiente si queremos alcanzar un verdadero cambio social en la cultura energética, logrando que las acciones de «cambio» tengan un alcance mayor, no solo en territorialidad, sino en el tiempo.
Atreverse a brindar una solución «única e infalible» sería un grave error en el que no debemos incurrir, aunque reflexionar sobre posibles acciones comunicativas en este campo, ya utilizadas con buenos resultados por otros, podría aportar a la impostergable búsqueda de otras alternativas.
Bérriz sigue exponiendo en su artículo: «… ¿Será posible convertir los puntos consumidores de energía (escuelas, hospitales, comercios...viviendas, etcétera), en puntos de energía positiva...» Con ello nos da una pauta válida para la propuesta con que pretendemos dejar abierta la discusión, y que, para seguir con la línea de interrogantes, la dejamos planteada de la manera siguiente:
¿Podría lograr el resultado esperado un producto comunicativo que no tuviera miradas desde la pedagogía, la sociología, la psicología, la economía, e inclusive de las ciencias médicas?
Nos atrevemos a responder que no.
|
 |
|
Otras interrogantes se vislumbran si pensamos en la enseñanza de esta materia: ¿están preparados los educadores y maestros para hablar sobre las fuentes renovables? ¿Se incluye en los planes de formación de maestros, para los niveles primarios y(o) secundarios, la temática energética como parte de los planes de estudio relacionados con el cuidado del medioambiente? ¿Se prepara a los docentes para que estos motiven a los educandos a identificar las fuentes renovables de energía que tienen en su localidad?
Si estamos de acuerdo, entonces, en la necesidad de convertir a los municipios en territorios de «energía positiva», debemos pensar cómo propiciar que las diferentes disciplinas de las ciencias, tanto las representadas en las organizaciones de la sociedad civil, como las estatales, dialoguen para incidir en el diseño de proyectos y estrategias que den un vuelco en el estado actual de la situación.
Una labor educativa en escuelas de la provincia de Cienfuegos muestra promisorios resultados. En la pasada Asamblea de Cubasolar en esa provincia pudimos constatar, con la participación de niños de una escuela primaria, que es posible cambiar la manera de pensar. Maestros sensibilizados con la temática han logrado que los educandos sean capaces, no solo de comunicar lo aprendido, sino que han elaborado medios que usan en la escuela y en sus propias casas.
Cuánto más podremos lograr si en cada esfera de acción de las asociaciones científicas, entidades que promueven divulgación científica, escuelas y gobiernos, en cada localidad o territorio del país, etc., nos unimos para lograr ese cambio.
Esto no depende solo de recursos humanos, financieros o económicos, sino de plantearnos qué más puede hacer cada persona y cada organización para alcanzar los objetivos propuestos en los lineamientos de la política económica de nuestro país, que incluyen el aprovechamiento de estas fuentes para el desarrollo social.
* Lic. Danays Perera López, Especialista Principal del Grupo de Atención a Sociedades Científicas, Academia de Ciencias de Cuba.
E-mail: danays@academiaciencias.cu
|