La política enérgetica cubana
Es imposible pensar en el desarrollo contemporáneo
y mucho menos en el desarrollo sostenible, sin tener en cuenta el factor «energía».
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Como es sabido, la contaminación ambiental producida por el uso de los combustibles fósiles amenaza la estabilidad del clima y la vida en el planeta.Las consecuencias del cambio climático y del calentamiento global, ya se observan.
Los portadores de energía concentrada son instrumentos de poder. Quien domine la energía, dominará el mundo, porque, como es sabido, la energía es un factor fundamental tanto para la subsistencia como para el desarrollo. La dependencia energética es dependencia económica y, por consiguiente, deviene dependencia política.
La política energética cubana ha estado encaminada, desde el triunfo de la Revolución, a la satisfacción de las necesidades de todos los cubanos, sin ninguna excepción.
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Ya desde antes del triunfo revolucionario, en el Juicio por el asalto al Cuartel Moncada (1953), Fidel plantea:
«…llevar la corriente eléctrica hasta el último rincón de la Isla».
Actualmente, más de 97% de la población dispone de electricidad en sus hogares, contra 56% en 1959.
El desarrollo de un país debe medirse por su desarrollo social y nunca por el consumismo y el despilfarro. El desarrollo social de Cuba ha llegado a un nivel tal que se considera entre los derechos humanos básicos, no solo el derecho a la vida, a la independencia, a la libertad, a la alimentación, a la salud, a la educación, a la vivienda, al trabajo, a la seguridad social, sino también a una cultura general integral.
La televisión y la radio en Cuba, a diferencia del resto de los países del mundo, tienen un carácter eminentemente educativo y cultural; sin anuncios aberrantes que promueven el consumismo, sin noticias ni artículos que solo pretenden engañar a los pueblos en contra de ellos mismos y a favor de las clases ricas dominantes y del imperio.
La electrificación de la totalidad de las escuelas de Cuba, de ellas, más de 2300 por paneles fotovoltaicos en las montañas y lugares de difícil acceso, inclusive más de veinte que tenían un solo niño estudiante, y el equipamiento de las mismas con televisores, equipos de vídeo y computadoras, fue un paso fundamental en la generalización de una enseñanza de alta calidad basada en los métodos pedagógicos más modernos.
La construcción de cerca de 2000 salas de televisión y video, también electrificados con sistemas solares fotovoltaicos, acabó de llevar la televisión y por lo tanto la posibilidad de adquirir una cultura general integral, hasta el último rincón de Cuba.
Existe un programa para que la totalidad de la población cubana, independientemente de donde viva y por muy alejada e intrincada que esté, disfrute en sus hogares de la electrificación como una necesidad intrínseca del desarrollo social.
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La energía ha sido y es un instrumento de poder, causa de todas las guerras contemporáneas. La política energética mundial está esclavizando a los pueblos y exterminando la naturaleza y por lo tanto, al ser humano.
Por esta razón, la política energética de Cuba se basa en los factores siguientes:
1. Proliferación de una cultura energética encaminada al logro de un desarrollo independiente, seguro, sostenible y en defensa del medioambiente.
2. Prospección, conocimiento, explotación y uso de las fuentes nacionales de energía, ya sean convencionales o no convencionales, con el objetivo primario de lograr la independencia energética.
3. Uso racional de la energía con el máximo ahorro en su uso final y la utilización de tecnologías de alta eficiencia.
4. Producción distribuida de la elec-
tricidad y cerca del lugar de consumo.
5. Desarrollo de tecnologías para el uso generalizado de las fuentes renovables de energía, con un peso progresivo en el balance energético nacional.
6. Participación de todo el pueblo en la Revolución Energética en Cuba.