Alí Wattwatt y el alumbrado público.
Alí Wattwatt sufría de apagones y salió a averiguar quien se robaba la energía, pues según sus cálculos, con la energía que se producía en su ciudad bastaba para todas las funciones sin necesidad de que hubiera apagones, ni siquiera a la hora pico.
Salió a la calle y vio que en pleno día estaban encendidas las luces del alumbrado público de una de las avenidas más céntricas, encontró que lo mismo pasaba en otras calles no tan céntricas y en casi todos los barrios de su soleada ciudad.
Decidió calcular cuanta de la energía perdida era debida a estas luces encendidas al parecer por alguno de los ladrones de la banda Entropía. Si cada una de las lámparas de la calle tuviera una potencia de 100 W y estuviera encendida inútilmente de 6 de la mañana a 6 de la tarde, o sea 12 horas diarias, habría un consumo de 1200 W-h por cada lámpara cada día, por lo que cada año se consumirían
365x1200=438000Wh=438 kWh,
si a lo largo de la calle principal hubiera 200 lámparas serían 87 600 kWh que se perderían por esa causa. Para producir 1 kWh se necesitan 270 g de petróleo, o sea que por esta causa se consumirían
.270x87 600 =23 652 kg de petróleo por año.
Claro que las lámparas del alumbrado público tienen una potencia mayor, hay más de 200 bombillos en las calles y son muchas las calles que tienen este problema.
Trepó a uno de los postes, siguió la línea de alimentación y descubrió que alguien había desconectado el sistema fotoeléctrico que apagaba automá-ticamente las luces al salir el Sol y las encendía al atardecer. En su lugar había un interruptor manual que alguien debía conectar y desconectar cada día, pero en tantas calles y tantos postes casi siempre se olvidaban de apagarlas o de encenderlas por la noche, si acaso alguien las apagaba durante el día.
En otro lugar había un sistema acoplado a un reloj eléctrico que debía encender y apagar las luces en horarios fijos, pero por causa de los mismos apagones los relojes no estaban en hora y las luces se encendían y apagaban con un horario corrido que garantizaba la luz cuando no hacía falta y una oscuridad absoluta que era el regocijo de los gatos y los ladrones durante la noche.
¿Pero quién podría tener acceso a esos sistemas, quién podría cambiarlo y convencer a otras personas de que era mejor sin el sistema automático que con él? Evidentemente era obra de uno de los bandidos de Entropía, que vivían de la energía desperdiciada.
Lo encontró disfrazado de economista, reunido con un grupo de instaladores, les decía que el sistema automático no era bueno, porque cuando se nublaba mucho los días de tormenta las luces se encendían solas y eso producía un gasto muy grande, así que sería mejor desconectar todos los sistemas automáticos.
Alí Wattwatt lo interrumpió y con la calculadora en la mano demostró que el consumo aumentaba por esa causa en lugar de disminuir y que los días tan nublados no eran tantos como se suponía. El bandido de Entropía al verse desenmascarado perdió la capacidad de alimentarse de energía desperdiciada y se disolvió en una nube oscura que se la llevó el viento, pero por desgracia contaminó un poco más la atmósfera.
Alí Wattwatt por su parte exigió a las autoridades de su localidad que se tuviera el control de las luces para que no estuvieran encendidas de día y que se restituyeran los controles automáticos de encendido y apagado de las luces pues estos eran más baratos que lo que se perdía por no usarlos en un año.
Pero para asombro de Alí la cantidad de energía que se perdía por las luces del alumbrado público encendidas innecesariamente y no cuando hacían falta no era toda la quese robaban los malhechores de la banda Entropía.
Así que tendría que seguir investigando.
Si sabes de algún lugar donde se pierda la energía escríbele a Alí Wattwatt para que investigue y acabe con el derroche.
Espere próximas aventuras de Alí Wattwatt frente a los ladrones de energía.