Cambios climáticos y penetraciones del mar en Cuba

Por Ida Mitrani Arenal.

(Instituto de Meteorología).

Fotos de cortesía: Acacia del Sol Hernández (Especialista Meteorología Marina)

 

 

La indiscriminada actuación humana sobre la naturaleza puede provocar respuestas sumamente negativas. Debido a la contaminación atmosférica por escapes de gases y deshechos desde las industrias, el transporte automotriz, los incendios forestales, entre otras fuentes contaminantes, se prevé que para el próximo siglo un aumento en la temperatura planetaria.

Un sensible cambio en el clima pudiera alterar irremediablemente el equilibrio en la vida de la Tierra. Por ello, los científicos han decidido aunar esfuerzos para solucionar el problema. Se ha creado una comisión, conocida como Panel Internacional de Cambios Climáticos (IPCC) encargada de valorar los distintos escenarios que pudieran aparecer en el futuro.

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Algunas investigaciones

Al aplicar modelos matemáticos se ha estimado que para el próximo siglo uno de los escenarios más probables es el siguiente: Si continua la contaminación ambiental al ritmo actual, en los próximos 100 años se duplicará la concentración de CO2. Esto hará que la temperatura planetaria se incremente entre 1,5 y 2°C.

Los hielos polares se fundirán con el consiguiente aumento del nivel del océano mundial y la sumersión de las tierras más bajas. Este incremento se calcula en 65 ± 35 cm hacia el año 2100. El ritmo de crecimiento es, por tanto, de 6,5 cm por decenio, en contraste con el ritmo actual, que es de 1-2 cm cada década.

El Panel Internacional de Cambios Climáticos pidió a cada país que hiciera su propia valoración sobre los cambios en el nivel del mar. En Cuba, esta tarea la cumplimentó un equipo de especialistas del Instituto de Oceanología. A partir los datos estadísticos archivados, tomados de los registros de la Red Mareo-gráfica Nacional, se obtuvo un ritmo estimado de 2,7 cm/decenio. Este valor es superior a la media mundial actual, pero se mantiene en correspondencia con los valores mínimos propuestos por el IPCC.

Posibles afectaciones de las costas cubanas

El aumento del nivel del mar pudiera alterar, en alguna medida, el régimen de penetraciones del mar en la costas de Cuba. Este tema ha sido poco explorado, por lo que sólo se pueden realizar especulaciones de deducciones teóricas. A continuación se exponen algunos criterios manejados en la actualidad:

El régimen de vientos habituales está conformado básicamente por la influencia del anticiclón subtropical oceánico Azores-Bermudas, que genera los "Alisios" (Vientos de región Este). Por ello, en los mares cercanos a Cuba habitualmente hay condiciones de buen tiempo. Este régimen se ve alterado, con alguna frecuencia, por fenómenos migratorios de escala sinóptica. La alteración es producida por organismos tropicales (huracanes, perturbaciones ciclónicas, depresiones, ondas tropicales) y continentales (sistemas frontales asociados a bajas extratropicales). Otras causas identificadas son las hondonadas no prefrontales, la acción combinada de altas y bajas presiones, las trombas marinas y los tornados. De todos estos fenómenos, las penetraciones del mar son producidas por los ciclones tropicales (huracanes, perturbaciones) y los sistemas frontales, a los cuales se asocian los vientos más intensos de la región.

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Situación hidrometeorológica

asociada a las penetraciones del mar en el litoral habanero.

Baja extratropical, 13 de marzo de 1993.

Al paso de los sistemas frontales ocurren penetraciones del mar por apilamiento de masas de agua en la costa, por arrastre del viento o por la rompiente del oleaje. Aunque ambos ocurren a la vez, pude predominar uno u otro en dependencia de la configuración del fondo marino. El paso de los ciclones tropicales produce, además, la marea de tormenta, que predomina sobre el arrastre y el apilamiento.

El apilamiento por arrastre del viento, conocido como "wind set up", se produce po la acción de vientos tormentosos que empujan grandes masas de agua hacia la costa. A este fenómeno lo favorecen las zonas bajas, con suaves pendientes de fondo. En la superficie, la velocidad del movimiento es mayor. El oleaje producido es relativamente débil con respecto al viento que lo genera y no es capaz de hacer retornar la masa acuosa acumulada en la orilla En el territorio nacional existen condiciones muy favorables para este fenómeno en el Golfo de Batabanó, el Golfo de Ana María y el Golfo de Guacanayabo, sobre todo cuando se presentan vientos de región sur, Los "sures" anteceden a los frentes fríos. Al girar los vientos hacia el norte, mientras pasa el frente frío, el peligro de inundación por predominio del "wind set up" se traslada a las playas de la costa norte, en particular a las que reciben su azote con mayor fuerza que son las situadas en la región noroccidental.

El apilamiento por rompiente del oleaje, conocido como "wave set up", ocurre cuando la ola rompe y se vuelca sobre la costa. Bajo la influencia de olas bien desarrolladas, generadas por vientos de gran intensidad, el flujo superficial hacia la costa tiene mayor velocidad que el flujo inverso del fondo y parte de la masa acuosa no logra regresar al mar, acumulándose en la

orilla. Este fenómeno se favorece con el fondo marino de pendiente abrupta. Es la forma típica de las inundaciones en el Malecón Habanero al paso de los sistemas frontales. De aumentar el nivel del mar en el orden de los centímetros, el "wave set up" se intensificaría, al acercarse a la costa la rompiente de olas más altas, que en la actualidad se destruyen a mayor distancia de la costa.

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Como se puede apreciar en la tabla

de la Organización Meteorológica Mundial (WMO),

el primer quinquenio de los años noventa

ha sido el más caliente de toda la historia.

 

"Marea de tormenta" o "surgencia" (Storm surges) es la onda solitaria que acompaña en su trayectoria a los ciclones tropicales. En ella intervienen la acción unificada de las bajas presiones, los intensos vientos y la circulación convergente que caracteriza a estos eventos. Al actuar la presión atmosférica sobre la superficie líquida se produce el efecto de "barómetro invertido", esto es, la disminución de la presión central con respecto a la periferia en un hectopascál en correspondencia con el aumento del nivel del mar en un centímetro. A esto se suma el oleaje y el arrastre de los vientos intensos y convergentes. En mar abierto, donde la profundidad es significativa, el efecto es prácticamente imperceptible. Los conflictos se presentan al acercarse el ciclón a la costa, por la influencia de la fricción de fondo.

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Estado en que quedó el túnel de la Bahía

al paso de la baja extratropical Fetch,

conocida como "La Tormenta del Siglo", 13 de marzo de 1993.

La "surgencia" se comporta como una onda larga, deformándose por el "efecto de shoaling". Como la longitud de la onda es directamente proporcional a su velocidad de traslación; para cumplimentar la ley de conservación de energía, la disminución de la velocidad y de la longitud de onda por la fricción del fondo, se compensan con un gran aumento de su altura. La velocidad de las partículas en la superficie es mucho mayor que en las corrientes de retorno del fondo, por lo que la altura de la marea de tormenta crece varios metros, produciendo grandes penetraciones del mar en áreas poco profundas. A este tipo de zona corresponden el Golfo de Batabanó, el Golfo de Ana María y el de Guacanayabo, en la costa sur.

En Cuba, el ejemplo más catastrófico conocido es el caso de las penetraciones del mar en Santa Cruz del Sur, en 1932. Se estima que el nivel de las aguas sobrepasó los seis metros de altura. Otro ejemplo, mucho más reciente, es la inundación de la Bahía de Cárdenas al paso del huracán "Kate", el 19 de noviembre de 1985. Se registró un aumento en el nivel del mar en el orden de los centímetros.

Otra afectación preocupante de los cambios climáticos se refiere al aumento de la frecuencia de penetraciones del mar al paso de los sistemas frontales. Según estudios realizados por el IPCC, se ha observado un incremento en la actividad del fenómeno "ENOS" ("El Niño: Oscilación del Sur"). Al aumento en su frecuencia e intensidad se le atribuye una disminución en la formación de los ciclones tropicales en los mares cercanos a Cuba. Sin embargo, se profundiza la afectación por sistemas frontales. Las bajas extratropicales se mueven por latitudes más bajas, acercándose sus centros a las costas del territorio nacional. Esto implica una mayor afectación de la zona de intensos vientos, con la generación de fuerte oleaje e inundaciones por apilamiento. La más vulnerable en tal caso es la zona costera noroccidental de Cuba. Este fenómeno se manifiesta con claridad en los fuertes embates de los trenes de olas contra el Malecón Habanero.