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Por Bruno Henríquez

Ilustraciones: Anto

Entre sombras reverdece la espesura

y a la luz

ve mutar una tras otras

las venenosas plantas radiactivas

 

Entre sombras se agitan los insectos

y a la luz

caen inmóviles y los devoran

las venenosas plantas radiactivas.

 

Entre sombras recuerdan los humanos

y a la luz

se pierde la esperanza

pues reinan en la Tierra

las venenosas plantas radiactivas.

I

El descenso fue suave, ayudado por la atmósfera del planeta, densa y húmeda. La vegetación del lugar era espesa, formaba un bosque. Delante de ellos un valle fértil era promesa de seguro asentamiento. Los cuerpos de los viajeros, hechos especialmente para este planeta, por la técnica de su lejano mundo, palpitaban ansiosos de lanzarse corriendo por las praderas, de entrar en el frenesí de la vida.

La luz del Sol golpeó sus pieles, las cuales cambiaron de colores y absorbieron la energía que se desbordaba en este mundo, en el color de su cielo, en el brillo de las nubes, en el bullir de la vida en un ilimitado número de formas. Y se sintieron plenamente vivos, se sintieron además confiados y seguros.

II

A lo lejos se había visto brillar el cuerpo de un vehículo gigantesco. El Sistema de Seguridad lo había detectado antes de entrar en la órbita de Júpiter. Ahora descendía y todos los ojos del planeta se posaban sobre él.

En las pantallas de los televisores se vieron los verdes cuerpos al salir del huevo metálico.

El flujo emocional chocó en la mente de los hombres al saber que los visitantes huían de un mundo muerto acabado por largas guerras. Durante el tiempo que duró su viaje, la Tierra pasó por muchas etapas. Nació el hombre y siguiendo las leyes de la historia fue creciendo y subiendo, a veces lento, otras más rápido, unas veces con la razón, otras con la fuerza.

Y tuvo guerras y las eliminó y estuvo a punto de acabar con al planeta, con sus mares y sus plantas, envenenó la atmósfera y en la última gran guerra contra él mismo, pudo vencer y le restituyó al planeta su manto verde y su aire cristalino.

Se dedicó el hombre a reconstruir su planeta y lo convirtió en un paraíso, sin sospechar que desde una lejana estrella volaban hacia la Tierra los fugitivos de un planeta muerto. Cuando los viajeros descendieron, encontraron un paisaje natural sin rastros de vida inteligente. Los hombres sabían como esconderse y observar.

El hombre, al leer en la mente de los extraños, conoció como al contaminarse la atmósfera y disminuir sus fuentes de alimentación, tuvieron que retirarse al interior de las cuevas de su planeta, preparadas como refugios durante la última gran guerra, de como los estudios hechos acerca de un lejano planeta, la Tierra, los llevó a construirse cuerpos que les permitieran vivir en ella y, como portadores de inteligencia, ser sus amos.

Pero algunos errores entraron a jugar en sus consideraciones.

III

Ahora eran observados por los ojos de un mundo, el cual tenía prestas sus manos, para tendérselas al amigo para aplastar al enemigo.

Supo la Tierra que los recién llegados eran vegetales o algo así mucho más evolucionados, que esta era la solución que habían hallado sus biofísicos al diseñar y construir los cuerpos para vivir en la Tierra. Supo también que estos recién llegados eran unos pocos que habían podido escapar de su mundo en ruinas, que de haberse quedado hubieran podido recuperar su planeta, pero decidieron (otro error) ellos, unos pocos, que habían sufrido menos la guerra, colonizar un mundo nuevo y virgen con la energía que podía salvar a su propio mundo.

Esto lo supieron los hombres de la Tierra, que no conocían de cobardía ni privilegios, que habían eliminado en viejas guerras. Esos mismos hombres de la Tierra que amaban y conocían su planeta, por eso fue el odio sobre los extraños, y como antes, como no ocurría en muchos siglos, en la Tierra, sobre un verde valle, se volvió a ver pasar una nube de langostas.

Primer Curso Taller Internacional

"Arquitectura y Medio Ambiente por un desarrollo sustentable"

 

Del 8 al 13 de marzo de 1999

en la Universidad Central de las Villas, Santa Clara, Villa Clara, Cuba

 

• Taller Internacional de Arquitectura, Turismo y Medio Ambiente

• Taller Internacional "Hacia un aprendizaje ambientalmente sustentable"

• Primer Simposio de Comunicación y Divulgación de Energías Renovables

Conferencia Internacional

de Energía Renovable y Educación Energética (CIER’99)

 

El Centro de Estudio de Tecnologías Energéticas Renovables (CETER),

del Instituto Superior Politécnico "José Antonio Echeverría" (ISPJAE),

tiene el placer de invitarle a la conferencia internacional

de Energía Renovable y Educación Energética (CIER’99),

que se desarrollará entre los días 2 y 5 de marzo de 1999,

en las instalaciones del propio centro.

La celebración de este evento será una magnífica oportunidad

para analizar y discutir sobre los esfuerzos que se realizan en el mundo para intensificar la introducción de las tecnologías energéticas renovables

y establecer las mejores vías para la educación en esta materia.

 

Los temas principales que se tratarán en la conferencia

serán los siguientes:

 

• Desarrollo tecnológico de las fuentes renovables de energía

• Ingeniería y tecnología ambiental

• Energía renovable para países en desarrollo

• Arquitectura bioclimática y turismo ecológico

• Políticas para facilitar la introducción de las energías renovables

• Financiamiento y oportunidades del mercado

• Introducción del tema de las energías renovables

en los sistemas de educación

• Actividades de entrenamiento, información y divulgación

en el campo de la energía

• Formación y conciencia energética

Para mayor información:

Dr. Omar Herrera Martínez

CETER, ISPJAE, Ciudad de La Habana, Cuba

Teléfono: (537) 205060, Fax: (537) 272964,

e-mail: ceter@mecanica.ispjae.edu.cu