Contra la globalización de la locura
Por Enrico Turrini Ilustraciones: ALEMAN
La guerra como símbolo de la sociedad del neoliberalismo. El Sol, símbolo de la sociedad del futuro.
La guerra de la OTAN contra Yugoslavia señaló la verdadera cara del neoliberalismo desde la sed de poder y la dominación del país líder, los Estados Unidos, hasta la servidumbre de los países de Europa occidental, una especie de países satélites vinculados al primero por intereses hegemónicos, aunque de forma subordinada. Factor común es el egoísmo en las dos versiones: egoísmo del dueño y egoísmo de los esclavos. Egoísmo que se ha traducido en el cinismo más cruel hacia los pueblos implicados en el conflicto. |
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Cinismo expresado de manera clara en una eufórica declaración del Washington Post, donde se subraya el hecho de que nunca en el pasado se venció una guerra con un montón de muertos del enemigo y ningún muerto del vencedor: "la guerra acabó 5 000 a 0".
En este contexto quisiera decir al pueblo serbio, afligido por esta guerra y al mismo tiempo olvidado por los otros países de Europa.
"Vuestro sufrimiento es muy grande; sin embargo, no se sientan aislados. Asi mismo en el imperio del egoísmo hay mujeres y hombres sensibles que buscan la verdad. Ustedes, con vuestra conducta digna les ayudan a abrir los ojos y a comprometerse para encauzar un renacimiento moral del Occidente".
Puede ser útil examinar enseguida algunos acontecimientos en detalles.
1. La OTAN ha falseado su función al bombardear un país que no había emprendido ninguna acción militar en contra de los países de la alianza y al expresar la intención, en ocasión del 50 aniversario de su nacimiento celebrado en Washington los días 23 y 24 de abril de este año, de intervenir militarmente en cualquier parte del mundo donde lo considerasen conveniente a pesar de los principios del derecho internacional.
2. Los ataques aéreos han causado daños catastróficos al pueblo, sobre todo a los niños.
A pesar de los bombardeos de barrios civiles, de hospitales y otras estructuras de salud, de puentes, de parques, etc; hechos por "error", según los comunicados de prensa de la OTAN), se han destruido deliberadamente refinerías, fábricas químicas, centrales eléctricas y acueductos.
Millones de personas viven ahora sin electricidad, sin agua, sin transporte, sin trabajo, con hospitales casi ineficientes.
El nivel de contaminación es muy elevado por el alto porcentaje de óxidos de azufre y nitrógeno y de otros compuestos químicos tóxicos que han contaminado el aire y el manto freático.
El Danubio y otros ríos están llenos de venenos. Hombres, animales y vegetales están continuamente en peligro de muerte.
Además, la utilización de armas de uranio no enriquecido (con un contenido de más de 99% de uranio 238) ha creado nubes de polvo radiactivo, generador de emisiones muy peligrosas de radiactividad con riesgo elevado de cáncer y de deformaciones genéticas.
Un científico de la Universidad de Alabama afirmó que la utilización de este tipo de armas es un verdadero crimen de guerra (New Scientist, 5 de junio 1999).
Entonces se produce una contaminación tanto química como radiactiva de la cual será difícil liberarse en decenas y centenares de años.
Además, esta guerra de genocidio ha provocado un aumento increíble de los refugiados y de la desconfianza, odio, violencia entre pueblos.
Es suficiente ver como ahora la fuerza militar multinacional estacionada en Kosovo no logra detener a las milicias armadas UCK de Albania, las cuales ejercen todo tipo de violencia contra los serbios que viven en Kosovo provocando un éxodo forzado.
3. A medida que se analiza el asunto aparecen más claras las verdaderas razones de la guerra: lejos de ser humanitaria, se trata de la búsqueda de los EE.UU. de tener bajo control una región rebelde y estratégica de Europa.
Búsqueda expresada con horrorizante lucidez por Brzezinski, exconsejero por la seguridad nacional de Jimmy Carter, en el libro The Grand Chess-board (El gran tablero de ajedrez) Editorial Basic Books. Harper Collins Publisher Inc.) que se dedicó a los estudiantes de la John Hoplims University "para darles una ayuda en la formación del mundo de mañana".
En este libro escrito en el año 1997, Brzezinski expresa su convicción que las condiciones de estabilidad y paz sobre el planeta existirán sólo con los EE.UU. como primera, única y última superpotencia mundial.
En este contexto Europa desempeña un papel importante para el futuro del mundo. Los países europeos de la OTAN hicieron la elección de alinearse a la voluntad de los EE.UU., convencidos de poder lograr ventajas debido al incesante reforzamiento del superpoder del neoliberalismo en el mundo.
Surge la pregunta ¿cómo es posible que gobiernos llamados progresistas (y socialistas) de países europeos como Inglaterra, Francia, Alemania, Italia aprobaran esta guerra?
El carcoma del neoliberalismo, es decir, el egoísmo, corrompe. Claro que los ideales de justicia y de paz implícitamente contenidos en las expresiones "progresistas, socialistas" en aquellos países no se viven, sino se utilizan para proteger sus propios intereses de poder.
De manera semejante surge la pregunta ¿Por qué el Vaticano no tomó, posiciones claras en contra de esta guerra?
También en este caso se constata que el mensaje evangélico de amar y compartir está instrumentado y traicionado por ansías de protagonismo y de poder.
Una vez más triunfan los principios del neoliberalismo. Por ejemplo, ¿qué sentido tiene hablar de manera vaga de paz, cuando a inicios de los años noventa el Vaticano reconoció al gobierno de Croacia que hizo limpieza étnica de decenas de miles de serbios ahora refugiados.
¿Qué sentido tiene hablar de amor para los oprimidos cuando el Vaticano obstaculiza el compromiso real con los oprimidos de grupos de la teología de la liberación (ver por ejemplo Frei Betto, Pedro Casaldaliga, Giulio Girardi quien afirma: me siento cristiano, marxista, cubano") y designa siempre más obispos que apoyan a los gobiernos opresores en América Latina y otros lugares del mundo?
4. Esta guerra puede ayudar a los ciudadanos del mundo del neoliberalismo a abrir los ojos y a comprender que para salir de la mentalidad de guerra y opresión hace falta luchar en contra de la globalización de la locura, buscando en otros lugares señales de esperanza.
La señal más concreta la transmite hoy al mundo la islita de Cuba, la cual vive realmente, aunque con las limitaciones por las dificultades del bloqueo feroz y de la guerra psicológica dirigida en su contra, el mensaje de altruismo común a diferentes propuestas como la del socialismo marxista, la del evangelio, la del budismo, etc., uniendo así en un compromiso común a todos los que creen en los ideales de la justicia y del compartir y creando las condiciones para una paz entre los pueblos no impuesta sino querida.
La posición de vanguardia de Cuba en la educación y la salud para todos, en el derecho al trabajo, su generosidad al ofrecer con gratuidad ayuda al extranjero (es suficiente pensar en los miles de médicos y enfermeros cubanos voluntarios activos en los países de Centroamérica afectados por los huracanes a finales de 1998, en las universidades cubanas abiertas a estudiantes pobres de aquellos países y de países de África y de América del Sur, en la propuesta del gobierno cubano hecha a la Comunidad de San Egidio, Italia, de enviar mil médicos para ocuparse de los refugiados de Kosovo y de Serbia) son claras demostraciones de que los ideales en Cuba se viven y no se utilizan con la intención de buscar poder.
Cuba envía un mensaje de liberación a la sociedad de "traficantes de drogas y de drogados" invitando a todas las personas que lo desean a fundar una sociedad dentro de la proposición revolucionaria de la solidaridad del Sol.