Alí
Wattwatt y el ahorrismo Por Bruno Henríquez Ilustraciones: Anto Alí me llamó para conversar acerca de un tema que le habían preguntado algunos amigos, sobre todo estudiantes, preocupados por el ahorro, la eficiencia, el uso de la energía y su relación con la protección del medio ambiente.Alí me dijo que uno de los problemas más interesantes es que cuando hablamos del medio ambiente, casi nunca sabemos donde es que éste empieza, donde termina, cómo nos afecta y con que lo afectamos a él. |
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El medio ambiente está formado por todo lo que nos rodea, incluidas las construcciones que ha hecho la humanidad, sólo que éstas en su inmensa mayoría funcionan tan mal que tal parece que son enemigas del entorno más que otra parte de él. Aunque se acostumbra a llamar con este nombre sólo al entorno natural.
Así hablamos del ambiente urbano y del ambiente rural.
Muchas veces para lograr las condiciones físicas que necesitamos para nuestras actividades, en lugar de utilizar las condiciones que nos da el me-dio ambiente, realizamos una inversión de dinero y de energía muchas veces innecesaria o excesiva.
Por ejemplo, para garantizar la iluminación o la ventilación, en un local con un poco de cuidado, de estudio y de interés podemos encontrar soluciones que van desde el uso de la iluminación y la ventilación naturales, hasta diseños adecuados de colocación de lámparas, ventiladores o extractores que resultan más eficientes que el que habíamos concebido en un principio.
Por eso en esta primera conversación te voy a hablar del "ahorrismo" me dijo Alí pues éste se confunde con el ahorro y nos pone en una situación que ataca al medio ambiente y a nuestros recursos.
El "ahorrismo" es una caricatura del ahorro, es la situación que nuestros abuelos calificaban con la frase "ahorrar quilos y botar pesos".
De "ahorrismo" está llena nuestra ciudad y muchas de las medidas que se toman para "ahorrar" producen más gastos a la larga.
Cuando en una construcción para hacerla "económica" eliminamos o reducimos las ventanas, nos vemos obligados a utilizar lámparas en horarios en que se dispone de luz natural y ventiladores cuando el viento externo o un diseño adecuado del edificio permitirían una ventilación adecuada.
Cuando en un local que usa muchas lámparas en lugar de poner interruptores por cada lámpara se pone un solo interruptor que las controla todas, no se está ahorrando sino mal interpretando qué es el consumo y dónde se debe invertir el dinero.
Cuando en una lámpara de luz fría de varios tubos se quita alguno de ellos, o se quitan todos los tubos de la lámpara, pero ésta se queda conectada, lejos de dejar de consumir energía, al no emitir luz lo que estamos es dejándonos de alumbrar aunque seguimos consumiento electricidad. Este es también uno de los casos de cargas fantasmas. (Ver Alí Wattwatt y las cargas fantasmas, Energía y tú, no. 2, abril-junio, 1998.)
Otra de las formas de "ahorrismo" es cuando se eliminan materiales o dispositivos, me explicó, en muchos lugares se eliminan las ventanas y se ponen celosías, con lo que se crea el problema de no poder evitar la entrada del polvo, la lluvia y el viento frío en invierno.
Alí me explicaba que ahorrar no es dejar de consumir, sino usar sólo lo que necesitamos y saber dónde es que estamos desperdiciando la energía.
Me puso el ejemplo del error que se comete al dejar un ventilador encendido en una habitación vacía para que la refresque.
El ventilador no refresca la habitación sólo mueve el aire a la misma temperatura, a nosotros nos da una sensación de fresco porque el aire ayuda a evaporar la humedad de nuestra piel y la enfría, pero el aire que sopla desde el ventilador tiene la misma temperatura que el que está en la habitación.
Así mismo es un error usar aire acondicionado y tener temperaturas demasiado bajas (ver Alí Wattwatt y el aire acondicionado, Energía y tú, no. 6, abril-junio, 1999). Otro día te voy a volver a hablar del aire acondicionado, pues en los países tropicales y cerca de la costa o a nivel del mar hay mucho calor y es necesario refrescar el aire, pero el gasto de energía debe estar de acuerdo con la comodidad que nos produce.
A veces se puede ahorrar con las construcciones y otras veces sólo con saber qué ventana abrir o qué ropa ponernos.
Una vez que te decidas a ahorrar, analiza muy bien lo que haces, no sea que en realidad consumas más y que no obtengas el resultado que esperabas y eso siempre irá en contra de nosotros y de nuestro entorno.